Ya desde “Eztétika del hambre” (primer capítulo de La Revolución es una Eztétika) se sientan las bases del movimiento cinematográfico brasilero nacido en la década del sesenta: “… El cinema novo narró todos los temas del hambre: personajes comiendo tierra, personajes comiendo raíces, personajes matando para comer… fue esta galería de hambrientos la que identificó al cinema novo con el miserabilismo tan condenado por el gobierno, por la crítica al servicio de los intereses antinacionales, por los productores y por el público – este último no soportando las imágenes de la propia miseria.”
Debido a la violencia con la que encaraba sus textos, marcadamente anti hollywoodense, Glauber Rocha se convirtió rápidamente en la cara más visible, en la voz más potente de su generación.
No hubo, lamentablemente, desde Glauber Rocha y el Pino Solanas de La Hora de los Hornos, nadie mejor que llevara el concepto de Arte y Política tan lejos, al menos en América Latina.
Su obra escrita está atravesada de un entusiasmo contagioso. Y parte de su obra cinematográfica también.
Sin embargo, históricamente resultó muy complejo traducir su filosofía revolucionaria al cine.
No porque no lo intentara, sino porque probablemente, y para ensayar una hipótesis apurada, es la palabra, la literatura, la que logra más que otras artes convulsionar cierto estado de cosas.
Finalmente el libro construye una biografía caótica y desarmada. O dicho de otra manera, fragmentada y trashumante, precisamente como Glauber Rocha vivió su vida.
Glauber Rocha
La revolución es una Eztétika
Editorial Caja Negra – primera edición, Buenos Aires 2011