“Cada palabra que digo es una casa”.
Las casas íntimas es una obra de teatro, pero antes de eso, es un hermoso texto. Tiene tanto valor en sí mismo que, aunque pueda sonar mal, deja de importar si alguna vez se representó en un escenario.
Son destellos, intermitentes relampagueos. Son memoria presente y memoria ausente de Anís, un personaje inescrutable hasta que demuestra lo contrario.
Anís cambia de casa, pero no se muda. El tiempo –no el espacio- es quien está a cargo del movimiento. Porque esas casas no son lugares, son momentos.
Momentos que siempre son núcleo. Momentos que son su síntesis perfecta. Que se desmenuzan y estallan. Deslizados y vistos en perspectiva.
La perspectiva de alguien que ya no está, quizás.
Anís habla de otros para hablar de sí misma. Así como habita casas ajenas que en verdad son ella misma. Juega con las palabras y, a veces, esas palabras la dejan sin casa, como nos pasa a todos.
Fragmento de “Las casas íntimas”
ANÍS sin casa:
Salgo con poco en el bolso
Cuando está a punto de largarse
El cielo se pone espeso
La lluvia se mete toda para adentro
Es un efecto bolsa invertida
El espacio guarda el agua
Esconde gotas
Muestra la parte densa de las nubes
Esa acción del cielo es la humedad
Hago al revés de los que se cuidan de por las dudas
No llevo nada
No sé lo que necesito.
Las casas íntimas
Eugenia Pérez Tomas
Libros Drama, Julio 2013.
16 páginas
Tumblr Editorial
“Las casas íntimas”, así como otros títulos de la editorial Libros Drama pueden conseguirse en Buenos Aires en Elefante Club de Teatro, Guardia Vieja 4257; El Extranjero Teatro, Valentín Gómez 3378; Espacio Callejón, Humahuaca 3759; Silencio de negras, Luis Sáenz Peña 663; Mi Casa Librería Atípica, [email protected]; La Carpintería Teatro, Jean Jaures 858; Teatro El Popular, Chile 2080; Abasto Social Club, Yatay 666; Cobra Libros, Aranguren 150; y en La Plata en Siberia, Diagonal 79 #1084.