¿Cómo se construye una ficción cuir? Esa es la pregunta elemental. Porque a veces la literatura cuir parece aturdirse en su propia cámara de eco, entre maricas, trans y lesbianas. ¿Qué puede llevarla más allá? Las igniciones, editada por Trench Editora, es la primera novela de Nicolás Colfer y es también un viaje, el discurrir de la Narciso en una Europa post pandémica. La Colfer construye una distopía en la que los pronombres van y vienen y los personajes se montan, tan explosivos que se escurren en un delirio de intensidades fuera de control.
Nicolás Colfer se declara fan de las relaciones transtextuales. Nació en el sur del conurbano bonaerense en 1993. Difunde literatura cuir en Libido Proyecto y forma parte de la editorial de poesía Elemento Disruptivo. Con esta aparición iniciática, nos deja a los pies de un libro-peli, un híbrido en el que los formatos son eclécticos y las formas están rotas: hay pasajes en verso, juegos con espacios en blanco, saltos, atajos, diálogos y señales de rebobinado y pausa cual reproductor vhs. Pero hay, sobre todo y elementalmente, una voz que narra con aliento épico y un dinamismo que no resiste estructuras formales.
¿Están listas locas del mundo para conocer el látigo narrativo de la Colfer?
¿Qué hay en lo cuir que funciona de manera distinta en la construcción de un relato? ¿Cómo se construye una ficción cuir?
Esto me lo pregunté un montón a la hora de imaginar un camino de la héroa cuir. Me di cuenta de que el problema no era la identidad de la héroa sino el camino. Si la cosa iba a ser cuir, tenía que serlo con todo, empezar en el infierno, en la mismísima mierda, y que la posibilidad de retorno se fuera borrando con el correr de los capítulos. Curiosamente, a la par se fue borrando lo heroico de la protagonista. En Las igniciones, el heroísmo es más una impostura, una exageración de la loca protagonista, muy difícil para ella pero re natural en otros personajes subsidiarios. Esos personajes son les verdaderes héroes de la historia.
¿Por qué ciencia ficción cuir?
Porque soy marciana y trolo. Aparte, me interesa pensar en lo cuir más allá del realismo.
¿Cómo llegaste al título? ¿Cuál es hoy la ignición principal?
Llegué dándole vueltas al Parque Centenario, literal. Salí una noche a caminar como loca perdida hasta que di con el título. Se lo mandé por WhatsApp a mi editora y las dos tuvimos un escalofrío. La novela está llena de igniciones, creo que toda revelación implica un despegue y una promesa de elevación que no siempre ocurre.
En la novela existe un claro vínculo con la narrativa audiovisual, ¿cuál es la búsqueda? ¿En qué sentido funciona? ¿De dónde sale?
Siempre digo que entré a la literatura por el cine. Me parece que a muches nos pasa. Hay algo de la narrativa audiovisual que termina decantando en la imaginación literaria. En particular, Las igniciones abreva en bocha de pelis de terror y ciencia ficción. También en la discografía de artistas como Fangoria, Bowie, La Prohibida. La intención no es rendirles homenaje a esas musas mías, sino ampliar sus imágenes, tensionarlas hasta lo irrisorio. Es que la literatura puede llevar mucho más allá todas las cosas.
La voz que narra interpela directamente a les lectores, “nuestra loca” es el modo que usa la tercera persona para referirse a la Narciso, protagonista de la novela. ¿Cómo se construyó esa voz y por qué elegiste que esa sea la voz narradora?
La voz narradora funciona en este caso como el corifeo de las tragedias griegas. A veces se nota el coro detrás de ella. Es un coro compuesto por locas malas, terriblemente irónicas y maledicentes. Necesitaba una voz así, que se regodeara con el drama de la Narciso pero pudiera eventualmente sentir empatía por reconocer en ella la misma herida, el mismo capricho.
¿Cuáles fueron las condiciones de producción de esta novela? ¿Cuándo, cómo y por qué la escribiste?
Para llegar a Las igniciones, literalmente tuve que escribir otra novela antes. Pocas cosas de ese intento fallido llegaron a la versión final. En los dos casos, sentí la necesidad de poner en escena un miedo que yo misma sentí cuando estaba de viaje por Europa. Esa aventura fue súper reveladora para mí, porque expuso cosas sobre mi identidad que me negaba a ver y porque me demostró que nadie está realmente a salvo en ningún lado. Al final del día, todo es siempre más grande que une misme y nunca conocemos realmente los hilos que mueven las cosas. Una pérdida de control permanente, eso fue mi viaje y también este proceso de escritura.
¿Cómo fue el proceso de edición? ¿Qué aprendiste?
Fue incómodo. Tuve que descartar un montón de páginas y releer mil veces las que quedaron. Combatir el ego escritor es re difícil, siempre une se termina engolosinando con lo que escribe. Pero tuve una editora de lujo, que me ayudó muchísimo a alcanzar una escritura más punzante y sincera. Bajo su dirección aprendí muchísimo. Ella cree que toda escritura debe pensarse en términos de reescritura. Hoy le doy toda la razón. A la versión final de Las igniciones llegó lo que tenía que llegar, creo que nadie va a extrañar lo descartado.
¿Cómo imaginás el colapso? ¿Cuál creés que va a ser el fin del mundo? ¿Qué te gustaría ser y hacer antes de que se deshaga la humanidad?
Para mí el colapso va a ser tan ruidoso y repentino que nadie va a entenderlo. Después vamos a sospechar unes de otres, a sacarnos los ojos y terminar todes enemistades. El verdadero colapso es ese, que no haya nadie con quien tejer. Antes de eso, me gustaría que algunas redes se prolonguen, que estas imaginaciones cuir sumen pliegues y lleguen a más lectorxs. ¿Qué me gustaría ser? Rica y fabulosa.
Las igniciones es tu primera novela. ¿Habrá más?
Siempre. Quiero que el fin del mundo me encuentre escribiendo una novela.