Llega otro fin de año y suele decirse que es buen momento para mirar un poco hacia atrás y pegar una revisada.
Una vez más, convocamos a todos los que colaboraron –de una u otra manera- con la sección en este 2014, y les pedimos que nos cuenten cuáles fueron los libros que más les gustaron en el año y en qué proyecto están trabajando.
Aquí las respuestas:
ADRIÁN ROCHA
El lugar que ocupa el hedonismo en la cultura es un tema que me interesa, hace mucho. Vivimos tiempos que lo exaltan, pero capaz eso sea un indicador de otra cosa. Algo así como un enunciado de la posmodernidad, que si bien no está oculto tampoco se deja ver tan fácilmente.
Este año continué hurgando en ese asunto, leyendo a varios autores. Pero nombraré sólo tres libros:
1) “Nietzsche“, de Ezequiel Martínez Estrada. Sabemos que Martínez Estrada fue un gran ensayista, pero este libro -que vengo releyendo hace varios años- no deja de sorprenderme, ya que ahonda en el espíritu religioso de Nietzsche, en su perfil ascético, y eso es fascinante, justamente porque Martínez Estrada acentúa la necesidad de Nietzsche de destruir algo que al mismo tiempo quiere resignificar (transvalorar). Que Martínez Estrada haya escrito eso en Argentina y en 1947, es un ejemplo de su agudeza filosófica.
2) “Poemas a la hora de comer“, de Frank O’Hara. En todo lo que leí de él encontré una profunda estetización del placer; aspecto que a varios que transitamos el pensamiento marxista podría parecernos mero capitalismo discursivo, ya que no logramos deshacernos del todo de esa práctica ascética ligada al Amo (La Revolución). Pienso que difícilmente exista hedonismo literario que resista a las críticas de Severo Sarduy sobre las relaciones entre capitalismo y lenguaje, y en ese sentido O’Hara fue una novedad para mí, ya que inaugura una forma de vincularse con las palabras que pareciera burlar a toda teoría crítica.
3) “Fuera de género“, de Roberto Echavarren. Este ensayo se complementa con los libros anteriores. Hay un capítulo donde Echavarren se detiene en un interesante análisis sobre las diferencias entre las nociones de Deseo en Deleuze y Placer en Foucault, para explicar por qué éste último rechazaba el concepto de Deseo, debido a su cercanía con el psicoanálisis y por estar subordinado a una suerte de vigilancia erótica (“dime a quién deseas y te diré quién eres”); pero también sabemos que el Deseo en Deleuze está lejos de Lacan, y que no reposa sobre algún objeto -ni imaginario ni simbólico- sino que se ensambla a través de agenciamientos, de conjuntos.
El espíritu religioso y el vitalismo del pobre Nietzsche; el hedonismo pop, desentendido y por momentos interpelativo de O’Hara junto con los desarrollos teóricos de Echavarren fueron algunos asuntos con los que dialogué en 2014.
¿Si estoy escribiendo algo? Hay cosas en las que vengo trabajando, pero muy despacio. Veré más adelante qué hacer con ellas.
ANDRÉS ALLEGRONI
Un libro imperdible es “Herzog por Herzog” de Cuenco del Plata, realmente magnífico. Sin duda diría que “Glosa” de Saer sigue siendo una de las grandes novelas y rescato también “Fogwill, una memoria coral” de Patricio Zunini.
AUGUSTO MUNARO
El mejor libro aparecido este año es sin lugar a dudas “Catatau“, del inmenso Paulo Leminski. ¿Qué puedo agregar de este autor inclasificable? Hace quedar a Emeterio Cerro como un falsario. A Lezama Lima como un amateur, un burdo coleccionista de vocablos exóticos. Se trata de la novela-idea escrita dentro de varias décadas, cuando los lectores al fin comprendan que de los libros no se puede esperar ideas claras, sino experiencias indeciblemente profundas. La traducción es de Reynaldo Jiménez, otro magnífico poeta. La editorial que hizo esta proeza posible es Descierto editora. Recomiendo absolutamente su lectura.
En segundo lugar podríamos mencionar la edición conmemorativa de “Paniluro de México“, del siempre bienvenido Fernando del Paso, a cargo del FCE. Por último, la casa editorial chilena Origo sacó en un lujoso tomo, las “Obras reunidas” del exquisito Augusto d´Halmar. Gran oportunidad para reencontrarse con una prosa única y muy poco leída hasta hoy.
Actualmente me encuentro trabajando una nueva nouvelle. Una que aglutina series de ideas un tanto díscolas… veremos qué resulta.
DAIANA HENDERSON
“Botafogo“, de la bahiense Mariela Gouiric (1985), por Eloísa Cartonera. Es un libro de un amor puro, ingenuo y total, como sólo pueden ser los amores de verano y los de la adolescencia, que duran para siempre. Un libro festivo, musical, femenino, delicado, sensual —naturalmente, porque esa en la naturaleza su autora—.
“Hablar como los animales“, del también bahiense Milton López (1987), por Eloísa Cartonera. Como alguien dijo de su coterráneo Mario Ortiz, puedo decir que Milton vive en estado poético. Tiene una sensibilidad y un entendimiento del universo que le permiten transformar las cosas en mejores versiones de sí mismas. Y lo hace con una liviandad y una facilidad realmente admirables. Milton escribe versos importantes casi sin darse cuenta. Es un libro humilde y generoso.
“Veriles” del paceño Cristhian Monti (1978), por Ediciones Vox. Estoy sentimentalmente involucrada con este libro así que no puedo decir demasiado y seguir siendo justa. Desde un pueblo a la vera del río, los poemas aparecen como fotos digitales: espontáneas y naturales —en contraposición a los textos del tipo “postal”, típicos del costumbrismo y de la falsa afinidad con el litoral con que se suele escribir desde Buenos Aires—. La palabra “veriles” es la que los pescadores usan para llamar a las líneas del río que diferencian una zona profunda de una que no lo es. Por ahí va.
“1.000 millones. Poesía en lengua española del siglo XXI” editado por la Editorial Municipal de Rosario para el Festival Internacional de Poesía de este año. Éste último lo disfruté doblemente. En primer lugar, tuve la suerte de formar parte del equipo a cargo de su compilación, junto a Daniel García Helder y Bernardo Orge. Fue un gran aprendizaje y de algún modo continúa lo iniciado con la publicación de 30.30 poesía argentina del siglo XXI (que, dicho sea de paso, acaba de ser incorporado por Cultura a la colección Juan Gelman, es decir, que en este momento se está distribuyendo en todas las escuelas del país, por lo cual los adolescentes tienen ahora a su alcance un muestreo de poesía escrita contemporáneamente en todo el país por poetas de una edad muy cercana a la suya). 1.000 millones reúne a 33 poetas nacidos entre 1980 y 1995 de todo el mundo. Sería ilegítimo que yo haga una valoración del libro, pero sí me permito recomendar que lean a los autores que aparecen ahí, y que si pueden aprovechen el mapa, no sólo geográfico, sino editorial, social, hipermedial que ahí se facilita, para hacer un recorrido por el estado de la poesía joven a nivel mundial. Este tipo de libros no ensayan respuestas, ni clausuran una época, sino que son proyectivos, abren preguntas invitando al lector a hacer su propia lectura, a marcar sus preferencias, a argumentar sus desacuerdos, a proponer otros recortes, otros poetas. En fin. Hay mucho por descubrir y por discutir.
Otro libro que disfruté muchísimo, que leí a principios de este año pero que salió publicado el año pasado, es “La voluntad” de Miguel Ángel Petrecca (1979), por Bajo la luna. Después de haber traducido y compilado la antología “Un país mental. 100 poemas chinos contemporáneos” —un libro que tenemos que agradecer porque de otra manera no hubiésemos podido acceder a un panorama de este estilo— Petrecca reaparece con este libro sereno, suave, retrospectivo y con poemas de una gran inteligencia.
También me alegró mucho la publicación de dos poesías reunidas, sobre todo porque se trataban de materiales a este punto dispersos y difíciles de hallar: “Paz o amor“, de Marina Mariasch (Blatt & Ríos) y “Natural“, de Martín Prieto (VOX).
Ahora estoy leyendo un libro que era una cuenta pendiente: “Sudeste“, de Haroldo Conti, publicado en 1962, y no puedo creer cómo viví hasta ahora sin haberlo leído.
Actualmente no estoy escribiendo. O sí, pero nada que me esperance demasiado. Estamos armando para Ediciones Neutrinos una colección de poesía iberoamericana contemporánea, que iniciamos este año con el libro “Contra mí vivíamos mejor” del español Pablo Fidalgo Lareo (1984). Hicimos una pequeña tirada de ejemplares artesanales y numerados de una novelita del costarricense Luis Chaves, “Asfalto“. Un road poem, que por supuesto se agotó de inmediato y que en breve saldrá por imprenta. También sale un libro del tico Jeymer Gamboa y del peruano Kevin Castro.
ENZO MAQUEIRA
–Escribir. Ensayos sobre literatura. Stevenson.
–El prejuicio del sexo. Sebastián Hernaiz.
–Misión Kenobi. Juan Guinot.
–La ciudad invencible. Fernanda Trías.
–La maravillosa vida breve de Oscar Wao, Junot Diaz.
Trabajo actual: una nueva novela que cruza el ambiente idealizado de la infancia con la proximidad de la muerte.
FEDERICO MATÍAS PAILOS
Bueno, creo que ya tengo la bendita lista. El libro que más me impresionó de los que leí este año fue “El Atlas de las nubes“, de David Mitchell. Enorme novela, super entretenida, y un impactante laburo con el lenguaje. (Son cinco o seis historias, escritas con estilos y puntos de vista radicalmente diferentes al resto.) Claro: no fue publicado este año. Con “Éramos unos niños“, el libro de memorias de Patti Smith sobre (digamos) su primera juventud -y, en particular, su relación con Mapplethorpe- creo que estoy un poco más cerca. Huele a espíritu adolescente. El último libro que leí es “Las redes invisibles“, de Sebastián Robles, notable colección de relatos sobre redes sociales altamente anómales, surfean el terror, el fantástico y la ciencia ficción, y hasta se anima al comentario metaliterario. Para completar el quinteto, te agrego “El poder del perro” -policial in your face- y “Postpunk“, de Simon Reynolds, relato de época y de una escena que es buena parte de lo mejor del rock.
Ah, me olvidaba: estoy escribiendo una novela bastante larga con biografías apócrifas de escritores inventados, pero inspirados en referentes bien reales (más o menos los que más me gustan: Wallace, Bolaño, Dick, Polleri, Houllebecq, Lamborghini). La idea es, en la medida de lo posible, importar no solo los hechos de esas vidas, sino el estilo literario de estos tipos. Veremos cómo sale.
FEDERICO PÉREZ LOSADA
De los libros que leí este año y más me gustaron están “La construcción” de Carlos Godoy y “Primavera ninja” de Luis Orani, ambos publicados por Momofuku; “Primer amor, últimos ritos” de Mc Ewan, que era una deuda pendiente; “Los mantenidos” de Walter Lezcano editado por La Funesiana; “Telegraph avenue” de Michael Chabon; “Wrath of the angels” de John Connolly, que se volvió mi adicción; “Breve Diccionario para tiempo estúpidos“, del filósofo uruguayo Sandino Nuñez, editado por Criatura en Uruguay y “El sentido de un final“, de Julian Barnes.
Estoy trabajando en el desarrollo de un guión para una película y en mi segunda novela, aunque la primera sigue inédita. Y estoy filmando un documental sobre la banda Valle de Muñecas.
FERNANDO NOY
Y bien aquí va mi pseudo ranking: “Háblame de amores” de Pedro Lemebel, “Subrayados” de María Moreno, “Ladrilleros” de Selva Almada, “Una muchacha muy Bella” de Julian Lopez y “Le viste la cara a Dios” de Gabriela Cabezon Camara. Además de la Biografía coral de Enrique Fogwill editado por Mansalva.
En este momento estamos ultimando con Tranquilo Producciones la presentación en formato de libro de “Historias del Under” el programa que se emitió durante años por canal A, para Random House Mondadori y cierro mi segundo libro de narrativa “Cuentos quemados por el portero” como también el sexto de poemas aun sin título…
Ah, me olvidé del libro de poemas excelente de Juan Anselmo Leguizamon “De quién son esos zapatos”. Y los “Cuentos Completos” de Juan José Manauta. Disculpá el vértigo porque yo vivo así sin pausa… Lo siento… Gracias.
FLOR CODAGNONE
Cosas que leí durante 2014 y que recomiendo en orden aleatorio:
–La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo, Mariana Enriquez (Ediciones UDP, 2014)
–Spleen, María Magdalena (Letra Viva, 2013)
–58 indicios sobre el cuerpo/Extensión del alma, Jean-Luc Nancy (La Cebra, 2008)
–Algunas madres también se mueren, Inés Ulanovsky (Capital Intelectual, 2010)
–Trabajar cansa / Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, Cesare Pavese (Alción, 2011)
–Literatura y Vacío, José Ioskyn (Letra Viva, 2013)
–Mi libro enterrado, Mauro Libertella (Mansalva, 2013)
–Jacksonismo, Mark Fisher (ED), (Caja Negra 2014)
–La tierra Santa, Alda Merini (Pre-textos, 2005)
–Lo atenuado, Javier Galarza (Audisea, 2014)
Sobre el material que estoy preparando: tengo listo un pequeño poemario de 17 piezas, cada una en nombre de un filósofo, que surgió a partir de una serie de programas de radio de Darío Sztajnszrajber. Estoy intentando un nuevo poemario, más largo, y un texto sobre letras de rock. Por último, espero que 2015 sea el año en que, por fin, termine de darle forma a una selección de sueños en la que vengo trabajando desde hace tiempo.
HERNÁN RONSINO
–Lengua materna, Fabio Morabito.
–El país de la guerra, Martin Kohan.
–Historia de Roque Rey, Ricardo Romero.
Estoy trabajando en una novela, comenzando con ese proyecto.
Me gustó “House of leaves“, de Mark Z. Danielewski. Es una novela ambiciosa, en la estela pynchoniana, sobre la relación de los estados unidos con su propia imaginación literaria y política. En el rubro ensayo, votaría a “Cultura Mainstream“, de Frederic Martel, porque ayuda a desmontar muchos de los lugares comunes a la hora en que se piensa la industria cultural y su relación con la economía y la geografía económica. Y en ficción nacional me quedo con “El Recurso Humano“, de Nicolás Mavrakis, porque renueva un repertorio de problemáticas en torno a cómo nos habla el lenguaje del marketing online.
JIMENA REPETTO
Esta lista es injusta porque van a quedar varios libros afuera. Intentaré ser breve y precisa como diciembre amerita. Aquí, algunos de los libros que me acompañaron en este 2014:
“Inclúyanme afuera“, de María Sonia Cristoff (Mardulce) es una novela que me gustó mucho de una autora que sigo. “Bellas artes“, de Luis Sagasti (Eterna Cadencia) me parece de lectura obligada. “Mi ángel tiene alas negras“, de Elliot Chaze (Bestia Equilátera) y “Peces sin escondite“, de James Hadley Chase (El séptimo círculo, Emecé) hacen que valga la pena volver, una vez más a la literatura policial. En poesía, “Presente continuo“, de Carlos Battilana (Siempre de viaje) y “abrileando“, de Mariana Kruk (Cacto editorial) son dos libros que disfruté mucho. En otro orden, los ensayos de “Apenas un delincuente“, de Lila Caimari (Siglo XXI) y “Libro de lectura“, de Ángela Pradelli (Emecé) me resultaron muy interesantes. Para terminar esta lista, “Teatro reunido“, de Alejandro Acobino (Biblos) fue una gran lectura de un grandísimo dramaturgo.
Aprovecho para mencionar ciclos de lectura como “Carne argentina”, “Psicofango”, “Club Atlético de Poetas” y “El rayo verde” por donde pasé y escuché muy buenos textos.
Para quienes quieran leer en este verano, la Exposición de la Actual Narrativa Rioplatense ofrece cuarenta títulos online listos para ser descargados.
Ahora trabajo en una novela breve y un libro de poemas de una forma incesante y calma. Mientras, termino una obra de teatro a la que le dediqué gran parte de este año que ya se nos va.
JUAN SALZANO
Los libros que más me gustaron fueron, en poesía:
-“Informe“, de Reynaldo Jiménez.
-“Zodiaca“, de Andrés González.
-“El Cinturón de Kuiper“, de Yaxkin Melchy.
-“Terapia de Vuelo“, de Eduardo Ribé.
-“No es fácil ser un niño poeta“, de Alonso Gordillo.
-“Apertura del Primer Cuarto -La naturaleza de las cosas“, de María García.
-“Interpretación celeste“, de Manuel De J. Jiménez.
-“El tiempo es un texto indescifrable“, de Lauri García Dueñas.
-“Herejía Bermeja“, de Juan Carlos Bustriazo Ortíz.
-“Elegías de la piedra que canta“, de Juan Carlos Bustriazo Ortíz.
Traducciones:
-“Catatau“, de Paulo Leminski, con traducción y estudio preliminar de Reynaldo Jiménez.
-“Ideorrealidades. Poemas y papeles dispersos de la obra futura“, de Saint Pol Roux, con traducción y prólogo de Violeta Percia.
Novela:
-“Minga!“, de Jorge Di Paola (reedición).
Y los libros:
-“Ojo de rapiña“, de Néstor Sánchez.
-“Sueño conjuros desde el vientre de mi madre” (libro-objeto que viene con un CD): cantos de las mujeres mayas de los Altos de Chiapas.
Yo estoy sumergido actualmente en la traducción de “Deleuze Hermético. Filosofía y prueba espiritual” de Joshua Ramey, para la editorial Las Cuarenta.
Y escribiendo mi nuevo libro de poesía: “Hipercolibrí“.
KARINA WAINSCHENKER
Los tres libros que leí que más me gustaron son: “La vida de los insectos”, de Viktor Pelevin, “La fauna divina”, de Bernarda Pagés (Interzona), y “Cómo usar un cuchillo”, de Fernanda García Lao (Entropía). Actualmente estoy trabajando en una novela epistolar entre una joven y su abuela (ya fallecida) pero cuando ésta tenía la edad de la protagonista; es decir, se escriben e-mails que viajan en el tiempo. También estoy trabajando en mi proyecto de investigación de doctorado cuyo tema es la crítica en soporte digital, ¡espero me deje tiempo para seguir creando ficción!
KEKENA CORVALAN
Lo que más me gustó de lo leído:
-“Interruqciones“, Valeria Flores
-“Viaje al fin de la noche“, Louis-Ferdinand Celine
-“El romance de la negra rubia“, Gabriela Cabezón Cámara
Estoy trabajando en textos fragmentarios que combinan escritura teórica y poética. Por supuesto, para que lo publique Ediciones del Bien.
LOLA COPACABANA
Me gustó muchísimo “Lolito“, de Ben Brooks, editada por Blackie Books, en España. Creo que Ben es un tipo talentosísimo y que va a dar mucho que hablar en el futuro: todavía no puedo creer que un pibe nacido en 1992 pueda haber escrito una novela como esta. Me encantó, como casi siempre me encanta ella, “Clèves“, de Marie Darrieussecq: nadie puede narrar el cuerpo femenino como esta francesa. También este año salió la edición de “Ojalá nos perdonen“, de A.M. Homes, una de mis escritoras yanquis favoritas, por Anagrama. Segunda novela de una serie que abrió con “Este libro te salvará la vida” en la que Homes se ubica en una posición más luminosa pero no menos poderosa que en sus primeras producciones. La amo. De Argentina no puedo menos que decir que los libros de Momofuku fueron mis favoritos. Me interesó “Te quiero” de J.P. Zooey, a la que identifico como un primer intento de traslación de todo lo que es la altlit a nuestro país.
Como editora estoy trabajando en el catálogo de Momofuku de 2015. Como escritora estoy terminando de corregir “Alexandr Solzhenitsyn“, novela que voy a sacar el año que viene y en la que utilizo recursos de alt lit y referencias soviéticas varias para plantear algunas preguntas en torno al crimen y al castigo, en especial en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
También estoy traduciendo “Bebé y otros cuentos“, de la maravillosa Paula Bomer: libro que vamos a sacar, si todo va bien, con Momofuku en la primera mitad del año que viene, y que pinta un lado honesto, implacable y muchas veces siniestro de lo que puede estar incluido eso que todos conocemos como el “amor maternal”, y eso que lo incluye pero también puede ser su contracara: el deseo materno.
LUCIANO ALONSO
Si no lo circunscribo a lo nacional, publicado este año, me vuelvo loco. Pensá que yo leo mucho, sumado a los libros en los que laburo, sería una locura que te arme un listado sin ese límite. Entonces, dentro de ese límite (auto impuesto, pero límite al fin) el listado queda así:
1- “Pájaros Ciegos” – Hernán Isnardi – Ediciones La Máquina del Tiempo
2- “Terrible accidente del alma” – Saccomanno – Editorial Planeta
3- “Te quiero” – J.P. Zooey – Editorial Páprika
4- “Viudas, fugas y ecos” – Federico Sironi – Expreso Nova
5- “La libertad total” – Pablo Katchadjian – Bajo la luna
6- “Informe sobre ectoplasma animal” – Larraquy – Eterna Cadencia
7- “Altavista” – Fer Calvi – Hotel de las Ideas
8- “Hacerse la crítica” – A.A.V.V. – Ediciones Biebel
9- “Cuadernos de lengua y literatura vol VIII” – Mario Ortiz – Eterna Cadencia
10- “La masacre de Reed College” – Montes Vera – Dakota Editora
Eso sí, también habría que destacar que, en este listado, estarían quedando afuera: “Todo lo que necesitas saber sobre cine”, de Leonardo D´Espósito – Editorial Paidós y “Subjetivas de nadie”, de Marcos Vieytes – Editorial Entropía.
Y la única razón por la que no los estaría incluyendo es, en honor a la verdad, que han salido demasiado cerca de fin de año y aún no terminé de leerlos. Pero me parece de una evidencia absoluta que, incluso sin haber terminado de leerlos aún, ya merecen ser destacados.
Y lo mismo podría decir de “Sexo, nazismo y astrología, de Terranova. Los tengo ahí, en mi mesita de luz. Son las grandes promesas de este 2014 que me quedó corto.
LUIS ORANI
Este año tuve que viajar mucho a las provincias del NOA por trabajo. Volé en aviones de fuselaje angosto hasta pequeños aeropuertos en diferentes capitales del calor, trabajé bastante y recorrí entre poco y nada. Lo que me dejó fue poder tomar cerveza barata y hacer algunos tweets. Después me pasaron “El momento de debilidad” de Bob Chow y me quise matar. Lo mejor que leí en el año. Un “Impresiones de África” de la aeronavegación comercial, pero en vez de agarrarse del método, baja las defensas: el habla argentina no es un problema y se une con las traducciones para el mercado hispano y el neutro del History Channel. Me gusta que en ningún momento da la sensación de que es un chiste. Es un caza alucinada de perlas negras del comportamiento humano en el tercer mundo.
(También tengo que mencionar, aunque con pudor porque me incluye, al estupendo catálogo que lanzó en cuatro meses Momofuku, un flood del bueno).
Con respecto a qué estoy haciendo ahora, empecé una novela acerca de un tipo que intenta sostener en simultáneo su militancia social, su matrimonio con un fantasma y ser el sidekick de una asesina serial.
MANUEL ALEMIAN
De los libros que leí este año me gustaron “Especificaciones“, de Alejandro Jorge (Editorial Triana, 2010); “Paz o amor“, de Marina Mariasch (Editorial Blatt & Ríos, 2014) y “Humo“, de Walter Lezcano (Editorial Vox, 2013).
De los proyectos, el más importante, y que me olvidé de mencionar en la nota de Augusto, es Rebenque & Alfalfa, unos poemas musicalizados que acabamos de grabar (Bandcamp).
-¿Proyectos?
-Cuentos breves, cómics y el relanzamiento de Ediciones Marfil Seda, los más destacados.
MARÍA MAGDALENA
Mis libros del año: “Celo” de Flor Codagnone y “Lo atenuado” de Javier Galarza, a quienes descubrí como poetas y como personas, igualmente bellos. “Trilogía de la tristeza” de María Malusardi, por conmoverme hasta el llanto en medio de la librería donde lo empecé a leer. “Cuerpos textualizados” de Natalia Litvinova y Javier Galarza, y toda la colección Literatura?Psicoanálisis de Letra Viva, por inciar un diálogo tan necesario. “Los años de peregrinación del chico sin color” de Murakami, porque fue un libro que acortó distancias y que significó el amor. “Nueva correspondencia Pizarnik”, siempre una bendición encontrar más de sus palabras, y “Éramos unos niños” de Patti Smith por dar ganas de vivir.
Por mi parte, atravesando el vértigo de la escritura después de la escritura, vislumbrando un posible próximo libro, e intentando la revolución, siempre.
MARIANA DOCAMPO
Este año no leí muchas cosas nuevas, más bien volví sobre lecturas clásicas. Tuve muy cerca el precioso libro de Paul Valéry “Degas danza dibujo”, por ejemplo, y cuentos de Akutagawa y Salinger que doy siempre en mis talleres. Entre las novedades de este año, disfruté mucho de “Subrayados” de María Moreno y del libro de poemas “Paisaje alrededor” de Paula Jiménez. También me interesó “Perder Pie”, un libro todavía inédito de Ana Ojeda, que explora el género de la no ficción.
Acabo de terminar con las últimas correcciones de una novela llamada “V”, sobre un personaje múltiple. El libro comienza en el momento en el que el personaje adquiere la consciencia de que es una y muchos a la vez. Es una novela breve, que podría pensarse dentro de la ciencia ficción, pero con algunas particularidades.
MARIANA KOZODIJ
Algunos de los libros que más me gustaron fueron: “La débil mental” de Adriana Harwicz; “El alúd” de Esteban Castromán; “Chicas muertas” de Selva Almada entre otros.
Actualmente estoy por publicar un cuento para una colección del Ministerio de Cultura de Nación y sigo trabajando en mi novela “Chocotorta“.
MAURO LO COCCO
Leí “150 gramos”, de Carlos Martín Eguía; “Intimidad del mundo” de Cecilia Eraso y “La mansedumbre del pez”, de Carolina Massola, entre los libros de poemas de este año.
Soy mucho más lector de filosofía, así que durante el año me aboqué a releer “Estancias de agamben” y “El concepto diagrama” de Deleuze.
El Tao lo leo casi todos los días.
Leí también “Los papeles perdidos” de Vicente Macoff.
En la escritura, estoy trabajando en mi nuevo libro, que se llama “Mi sabiduría es arruinarla“.
Ah, y disfruté mucho la lectura de “Tu rito”, de Pablo Gabo Moreno, un golazo.
Tuve tres mudanzas así que no fue un año muy afín a la lectura y escritura.
MICHEL NIEVA
“Cuadernos de Lengua y Literatura VIII” de Mario Ortiz. No es el mejor de la serie pero confirma a Ortiz como uno de los pocos autores argentinos actuales con un proyecto original y una voz propia. También destaco la publicación de la “Poesía Reunida (2014-2006)” de Fernando Bogado y la reedición de “De los montoneros a los anarquistas” de David Viñas.
En enero de este año me fui a repetir el viaje que hizo Mansilla cuando escribió “Una excursión a los indios ranqueles” y ahora estoy escribiendo una novela sobre esa experiencia.
MIGUEL ZEBALLOS
En estos días estoy re-leyendo “Esculpir en el tiempo”, una edición muy linda que adquirimos en Otra lluvia, la mejor librería de la ciudad.
Por otra parte, lo mejor de este año debe haber sido el reestreno de las obras completas de el Conde Lutremont, y descubrí autores que no conocía como Quignard, Marcos Miquelez, Tálata Rodriguez y Lila Siegrist.
NATALIA ZITO
Trayectos en libro
Diciembre 2013. Los días consisten en envolver platos, vasos y objetos de fortuita utilidad con papel de diario. Me la paso llenando cajas y poniendo etiquetas que nunca llegan a nombrar todo. Mudarse es seguir el recorrido. Llevo un año escribiendo una novela surcada por preguntas sobre la sexualidad y los efectos de meter algo inmenso en un solo cuerpo. En medio de las cajas, me atropella otra novela. Tengo que dejar de escribir la anterior, para escribir ésta y luego poder seguir con la primera. Le abro espacio a la notebook en medio del caos y me siento a escribir esta nueva historia que brota de mi mudanza, donde los personajes están fuera de sus cajas y no existe las cosas en su lugar.
Marzo 2014. Arranco grupo de estudio. Los psicoanalistas solemos juntarnos a estudiar y darle todavía más vueltas a las palabras. Primera propuesta de lectura: “El espectador emancipado“, de Jacques Rancière, editado por Manantial. Rancière es un filósofo francés que dice cosas como que el maestro ignora lo que enseña y que justamente ahí reside su capacidad de enseñar. Habla de la emancipación intelectual y critica a los maestros ocupados en perpetuar la asimetría con el alumno. Ideas que desarrolló con una magnífica claridad en un libro anterior llamado “El maestro ignorante“, editado por Libros del Zorzal. En “El espectador emancipado” avanza todavía más y las aplica al arte especialmente escénico. Entonces dice cosas como: “El teatro es el lugar en el que una acción es llevada a su realización por unos cuerpos en movimiento frente a otros cuerpos vivientes que deben ser movilizados”. Devoro el libro entero y arranco el año con ganas de enseñar. No sé adónde voy, pero la confianza me lleva. Escribo un capítulo en el que una mujer asesina un acolchado.
Agosto 2014. Ha pasado mucha agua bajo el puente. Agua del mismo caño. Me voy de vacaciones. El dilema de siempre: no llevar libros de más. Logro elegir tres para un viaje de nueve días donde tengo mucho por conocer. Entre ellos, “Turistas“, de Hebe Uhart. Voy a lo seguro. “Turistas” es un libro de cuentos. Trayectos, personajes que se mueven, que se quieren mover. “Excursión larga” es el cuento que más disfruto. Un relato sobre el mundo de los paseos turísticos, esos ratos de certezas sin fundamento: a la de rulos le caigo bien, las de allá me odian, se ríen porque me pongo demasiado protector solar, el guía me trata con más confianza que mis parientes. “Turistas” es un libro para llevar de viaje. Escribo un capítulo sobre los zapatos que no ayudan a caminar.
Diciembre 2014. Se presenta “Furgón“, nouvelle de Ariel Bermani, uno de los dos libros con los que Paisanita Editora decide redoblar la apuesta. Siempre digo que con Bermani aprendí la economía de la prosa. Cada vez que borro una oración, me acuerdo de él y le agradezco mentalmente. “Furgón” es una oda a la economía. Ritmo y humor. Los personajes van a algún lado, quieren ir o aceptan que lo que importa es el trayecto. Es el vector lo que construye el destino. En “Furgón“, como en “Turistas“, los personajes se mueven. “Furgón” se interpone en la lectura de “Historia de Roque Rey“, de Ricardo Romero, novela editada recientemente por Eterna Cadencia. Se hace un lugarcito como quien, en la fila del súper, le pide al del chango repleto de adelante, que lo deje pasar porque sólo lleva un vino. “Historia de Roque Rey” tiene poco más de quinientas páginas que avanzan con fluida cadencia. También habla de travesías, de personajes que están en un lugar y de pronto comienzan a caminar hacia otro, sin saber dónde lleva el camino pero la certeza de recorrerlo. Está por terminar el año. Escribo un capítulo de fuego que deglute muebles viejos. Lo que importa es el recorrido.
NICOLÁS ALABARCES
1. “Rabia“, Sergio Bizzio. InterZona, 2011
2. “¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos?“, Michel Nieva. Santiago Arcos Editor, 2013
3. “76“, Félix Bruzzone. Momofuku, 2014
4. “El asesino de chanchos”, Luciano Lamberti. Ed. Nudista, 2014
5. “Sexybondi“, Washington Cucurto. InterZona, 2012
Y, aunque creo que la clave ensayística no entra, ya que estamos te paso un par de ensayos muy buenos, por las dudas:
6. “¿Una política sin clases? El postmarxismo y su legado“, de Ellen Meiksins Wood. CEICS-Ediciones ryr, 2013
7. “El cine del diablo“, Jean Epstein. Cactus, 2014
PABLO CARAMELO
De las lecturas del año, destaco un par que me resultaron muy estimulantes y correctivas, en coincidencia con el tiempo de escritura escénica de mi espectáculo “La vida compartida“. Por un lado, “Pensamientos verticales” de Morton Feldman (Caja negra) y por el otro, “Filosofía a través de la música” de Gustavo Trifiló (Ediciones de las tres lagunas). También releí con más detenimiento a Joseph Brodsky, un poeta majestuoso. Y no quiero olvidarme de la satisfacción de haber descubierto la revista Hablar de poesía, tan dramáticamente clásica en su combate contra la insignificancia. Por estos días, trabajo en un nuevo texto teatral sobre el periodismo y, de vez en cuando, reviso un nuevo libro de poemas que ya parece casi listo y ojalá pueda editar pronto.
RAMIRO SANCHIZ
“Moby Dick“. Era una lectura de esas que se llevan años debiendo; después de una serie de coincidencias (me tocaban libros para reseñar que hablaban de ballenas, cosas así) decidí meterme de lleno. Pasé poco menos de una semana con una traducción y salí completamente fascinado. Es la Gran Novela, de eso no puede caber duda alguna.
“El momento de debilidad“, de Bob Chow. Fascinante Pynchon a escala 1/144. La mejor novela argentina del 2014 en mi opinión.
“Cómo escribir sin obstáculos“, de Francisco Cascallares. Es de 2013 pero llegó a mis manos este año. De los mejores cuentos rioplatenses que he leído últimamente; la lógica narrativa de Cascallares es única.
Todas las novelas de William Gibson menos la última. Lectura para un artículo publicado en Montevideo. Había leído la mitad, más o menos, y aproveché para recorrer todo (“The Peripheral“, la última, será mi primera lectura de 2015). Mis favoritas: “Mona Lisa Overdrive“, “Idoru“, “Pattern Recognition“. No sé si en ese orden.
“Matufia“, de Rodolfo Santullo, y “A veces tarda, casi nunca llega“, de Pedro Peña. Van juntas porque son dos policiales publicados en la misma colección de novela negra (Cosecha Roja, de Estuario Editora); lo mejor que han escrito sus autores hasta la fecha y novelas sumamente disfrutables.
“Leviatán o la ballena“, de Philip Hoare. Hermoso ensayo sobre la “historia cultural” de las ballenas, desde la narrativa hasta el arte plástico, desde “Moby Dick” hasta la historia de la caza de ballenas en el siglo XX. Imprescindible.
“Fiebre de guerra“, de J.G.Ballard. El último libro de cuentos del autor de “La exhibición de atrocidades“. Quizá no sea el mejor, pero incluye un fuerte candidato a “el mejor cuento de Ballard”, “Memorias de la era espacial”.
“A year in the linear city“, de Paul Di Filippo. Una de las mejores novelas cortas de la ciencia ficción de la primera década del siglo XXI.
“Primavera ninja“, Luis Orani. Divertidísima novela sobre el rock de los 90s, entre otras cosas.
“The Spectral Link“, de Thomas Ligotti. El esperado regreso de Ligotti, con dos cuentos largos tan extraños e inquietantes como su producción más conocida.
“Encantado“, de Amir Hamed. Un delicioso y breve ensayo/ficción sobre los vampiros y las hadas en la cultura occidental.
“Telegraph Avenue“, de Michael Chabon. Bellísima novela del autor de “El sindicato de policía Yiddish“.
En la pila por leer, quizá antes de fin de año:
“Skagboys“, de Irvine Welsh; “Cómete a ti mismo“, de Nicolás Mendez; “De kenchas, perdularios y otros malvivientes“, de Los Hermanos Loayza; “La banda de la tenaza“, de Edward Abbey.
En el momento estoy escribiendo una novela. Es una ucronía en la que la 2ª guerra mundial terminó con un intercambio nuclear masivo, que devastó el hemisferio norte y cambió el clima del hemisferio sur durante dos décadas. Tras este “paréntesis” –algo así como poner la civilización en pausa– la historia de la ciencia y la cultura que nos es familiar (o una muy parecida) se reanuda en la década de 1980 en el Río de la Plata, en Sudáfrica y en Australia, y el protagonista recurrente de mis relatos –Federico Stahl– aparece como una suerte de Bob Dylan y algo más. Pero muere –a los 27 años, por supuesto– en 2005, aunque empieza a crecer el rumor de esa muerte fue una mentira. La protagonista de la novela empieza a buscar indicios sólidos acerca de la verdadera condición de Federico Stahl, y se ve metida en una especie de enredo dentro de otro enredo dentro de otro enredo, involucrando alucinógenos poderosos e inteligencias artificiales que intentan comunicarse con la mente colectiva de la humanidad. Algo así como La subasta del lote 49 + Ubik. Había escrito una versión de este tema (sin la protagonista y su peripecia) a comienzos de 2013, pero sentí que tenía que reescribirla, y en el proceso de hacerlo preferí escribir un relato diferente ambientado en la misma historia alternativa.
ROSINA LOZECO
Libros que leí este año:
-“Al rayo del sol”, Fernando Callero, Ivan Rosado.
Es la obra reunida de Fer, es un libro hermoso desde las tapas hasta las tripas, además de que no alcanza con leerlo una sola vez.
-“Paterson. Libro V.”, William Carlos Williams, Luz Mala, Edición Bilingüe, Traducción de Matías Moscardi. La traducción es fiel y cálida, y la edición es hermosa la verdad. Pocas obras tan lindas hay en ediciones bilingües.
-“Ambulancia Improvisada”, Julia Enriquez, EMR
Julia sabe cómo hacer para ser genial y lo hace, Ambulancia es un libro pequeño que encierra una banda de posibilidades, tiene una sensibilidad que ya se dejaba entrever en Nuevas Pesadillas y en este se siente con fuerza, un estilo propio que me encanta.
-“Burma”, Mae Yway, Editorial Gigante
Está escrito en un español raro porque Mae Yway –si existe- vive en Birmania y la tradujo una chica que también es extranjera si mal no recuerdo. Hay un chico, un deporte, costumbres también que se sienten extrañas. Exótico y atractivo, por llamarlo de alguna manera
-“Un pequeño mundo enfermo”, Julian Joven, La Bola Editora
Es un solo poema que se lee de principio a fin con una fluidez que hay que destacar, con un lenguaje sencillo que se mezcla con el campo y la imagen de la muerte que está pero no está, es hermoso, está construido de una manera envidiable, es el libro que más me gustó leer este año.
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Yo estoy trabajando en un libro que trato de terminar desde julio más o menos, y en una plaqueta que podría salir el año que viene y, aunque recién estoy con eso, me gusta mucho la idea y estoy entusiasmada. También con un grupo de poetas amigos de Santa Fe estamos dándole vida a La Chochan, que es un espacio de lectura y creación muy lindo, organizamos algunas lecturas de trasnoche, la idea es seguir con los eventos y algunos proyectos que están latentes todavía pero que van cobrando firmeza.
YAMILA BEGNÉ
Tres de mi 2014
-“Cómo escribir sin obstáculos“, de Francisco Cascallares (Pánico el Pánico, 2013)
-“Informe de ectoplasma animal“, de Roque Larraquy y Diego Ontivero (Eterna Cadencia, 2014)
-“Cómo usar un cuchillo“, de Fernanda García Lao (Entropía, 2013)
Estoy trabajando, principalmente, en dos proyectos: una novela sobre un planeta enano y su satélite, por un lado, y un libro de cuentos sobre Jean-Jacques Rousseau, por el otro. Y, además, en un libro de relatos muy cortos: “Unidad de ilusión“.