Hay en la ciudad de Córdoba una autora que está dando que hablar. Se llama Mariela Laudecina, y además de ser una prolífica e intensa poeta, acaba de publicar su segunda nouvelle: Lo mejor es no tener padres (Borde Perdido Editora), libro original que indaga el pasado a través de un lenguaje atento y minimalista. Tomé la decisión de hacer un viaje y conocerla personalmente, no muy lejos del río Suquía, en el barrio Ducasse. Vive en una casa rodeada de libros y su perrita que la acompaña a todas sus lecturas y presentaciones. La nouvelle trata de la niñez provinciana, durante los años 80, en una Mendoza que bien podría ser cualquier otra ciudad de nuestro país. Dos niñas de clase media baja que salen de sus casas, se escapan, a “buscar la experiencia verdadera”, como afirma Luciano Lamberti, en la contratapa de esta pequeña gran novela de iniciación y aventuras.
-Se te conoce principalmente por tu obra lírica, pero venís trabajando, paralelamente, una obra narrativa meticulosa. En tu nouvelle anterior, cuentos y crónicas aparecidas en diarios y revistas literarias, prevalece un trabajo preciso con la lengua. Al leer tu prosa siempre se piensa en Bioy y su “compleja simplicidad”. Tu escritura da la impresión de ser simple, no obstante, denota un trabajo minimalista con la palabra. Pienso en Hebe Uhart, por ejemplo. ¿Buscás una suerte de armonía, tanto en los párrafos como en las frases y en la historia en general?
-Me siento cómoda con la economía de las palabras. Me gusta la brevedad tanto en la forma como en la extensión. Supongo que eso le da cierta armonía, al menos para mí.
-¿Cuál fue el puntapié inicial -el motivo, si preferís-, por el que comenzaste a escribir la nouvelle?
-Me gusta mucho leer nouvelles, y fantaseaba con poder escribir una alguna vez y pensé que solo escribiría una. Pero ya ves, escribí dos. Y desearía escribir muchas más. Recuerdo haber leído Letra familiar de Irene Gruss, algunas de Mario Bellatin y Tres Luces de Claire Keegan que me fascinaron y era como una inyección de optimismo respecto de mis capacidades para poder escribir algo así. Corto e inolvidable. Claro que duraba poco, pero algo de eso quedaba en mí.
-El espacio representado a través de los muchos barrios que las amigas mendocinas deben cruzar me hicieron recordar a Glosa de Saer. La idea de recorrer un espacio conversando, ¿existe alguna historia real detrás?
-No sucedió de ir con Juli tan lejos, pero sí íbamos de un barrio a otro que habrán sido 10 cuadras, no más.
-La historia ocurre en los años 80 del siglo pasado, lo que impregna a la narración de cierta cuota de nostalgia. Por cierto, ¿alguna razón por esta elección temporal? ¿Necesitabas tomar distancia para construir mejor la perspectiva de aquella realidad?
-Si bien la historia es ficción, con algunos elementos de la realidad, partí de una situación real, y de una niña real que es Juli, que era mi amiga de la infancia. Las dos teníamos casi la misma edad, y nuestra amistad fue en los ochenta. No podría haber contado esta historia en un contexto actual. Tenía que contar una infancia que conociera.
-La narración se “cuenta” desde la mirada de una niña. ¿Por qué optaste por ese acercamiento a los hechos?
-Me pareció más divertido y un poco por desafío. Hay temas que en la voz de una niña, desde la perspectiva desde donde ven el mundo, está fuera de lo común y a la vez, la infancia en esos años es muy diferente a la de ahora, obviamente.
-Me gustaría te refieras a la estructura narrativa con la que has construido esta historia. Responde a una secuencia derivativa, es decir secuencial de los episodios. ¿Te preocupa la velocidad de las peripecias a la hora de trabajar tu estilo?, ¿por qué?
-Me parece que le imprime dinamismo, frescura, y dan ganas de seguir leyendo. Me gusta leer cosas así por eso quizá escribo así.
-Hay una dinámica muy interesante que se da entre sus dos pequeñas protagonistas. Me refiero a la amistad que une a estas niñas, y que se deja apreciar en la verosimilitud de sus diálogos. También los valores en que creen y defienden. Tu escritura es muy coloquial. ¿Para trabajar con ese registro hay que tener sobre todo un buen oído?, ¿por qué?
-Y me parece que sí, que tiene que ver con el oído para poder captar las formas de cada lenguaje. Hay que tener especial atención porque no te podés permitir hacerle decir algo a un personaje que en este caso es una niña, alguna palabra o varias que no tienen nada que ver con la edad y con el año en que está viviendo.
-¿Qué debe tener un personaje para que resulte eficaz?
-Verosimilitud. Que el lector realmente crea en lo que ellos dicen y hacen.
-El libro, a su vez, es una crítica mordaz al patriarcado. Desarrollás con mucha sutileza la figura del padre ausente, por ejemplo. También el difícil camino que las chicas deben enfrentar en un mundo opresivo y machista. ¿Cuándo uno escribe, busca en el fondo transmitir algún mensaje?, ¿por qué?
-Una de las intenciones que tuve fue que a través de las niñas se pudiera captar el mundo de los adultos en un barrio de clase media baja, en una provincia conservadora. El mundo adulto, en contraposición con la mirada de las niñas que tienen un saber salvaje, intuitivo de cómo deberían ser ciertas cosas. Partir de ese contexto para hablar de otros temas, también fuera de él.
-Uno de los personajes más queridos de la historia es un adolescente enano, amigo de las chicas. ¿De qué modo pensás que lo anómalo puede enriquecer el modo de narrar el hilo de la acción?
-Supongo que todo aquello que está fuera de la norma, enriquece justamente por ser “diferente”, lo grotesco, lo marginal, produce diversos sentimientos. Algunos contradictorios. Ahí está la riqueza.
-¿Tenés rutinas a la hora de escribir? ¿Te fijas algún número concreto de páginas por día o simplemente te dejás llevar por la inspiración?
-Me encantaría poder escribir todos los días. Pero no lo consigo. Cuando tengo alguna idea en mente, puedo escribir más seguido. Pero la mayoría de las veces escribo de manera intermitente.
-Sos una autora prolífica. Por cierto, ¿te ha resultado complicado encontrar ideas sobre las cuales escribir?
-Es que no las busco. Simplemente algo me inquieta o me llama la atención para escribir y allá voy.
-A veces pienso que gran cantidad de la mejor literatura que se está escribiendo ahora, proviene del interior del país. Quirós, Lamberti, Docampo, Almada… ¿Qué opinás?
-La verdad es que me alegra que aparezcan libros de calidad independientemente del lugar de donde provengan sus autores y autoras. El punto es que se los visibilice y la atención no solo se ponga en la capital del país.
-Sobre tus hábitos de lectura. ¿Qué buscás cuándo leés?
-Busco entretenerme, sorprenderme, aunque parezca ingenuo. La lectura me lleva a escribir.
-¿Quiénes son algunos de tus novelistas favoritos?
–Hebe Uhart, Sara Gallardo, Selva Almada, Carson McCullers, Claire Keagan, Amelie Nothom, Mario Levrero, Luciano Lamberti, Dostoievski, Kafka, Saki, Natsume Soseki. ¡Me faltan un montón!
-Dejemos volar la imaginación. Una productora de cine decide filmar Lo mejor es no tener padres, y una de las cláusulas del contrato pide que el director quede a tu completa elección. ¿A quién elegirías y por qué?
-Elegiría a Albertina Carri, porque me gusta la forma en la que narra, tiene una belleza rara. Sus películas son muy potentes.
-Una banda de música o canción que te guste o recomiendes y quieras compartir con los lectores de Indie Hoy.
-Vivi Pozzebón, Los Toch y Nahuel Briones.
-Para terminar, Mariela. George Steinier proclamó hace algunos años la muerte de la novela. Pensás que está ¿viva?, ¿muerta?, ¿agónica?…
-Todo puede pasar, pero dudo que sea algo a corto plazo. Lo mismo vaticinaron con respecto a la tecnología y a la incidencia que podría llegar a tener en el consumo de libros. Y ya ves, la gente sigue comprando libros en papel.
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Mariela Laudecina (Mendoza, 1974) ha publicado Hacia la cavidad (poesía, 2006), Ciruelas (poesía, 2007), Tomo las decisiones con los pies (poesía, 2011), Perfume de jarilla (poesía, 2013), todos en Llanto de mudo; El cielo es para los ángeles (novela, 2009) en Textos de Cartón (reeditada en 2014 por Borde Perdido); La culpa es del sueño (poesía, 2015) en Editorial Yaugurú; El bosque de las mujeres amadas (poesía, 2017) en Editorial Buena Vista; Luna en escorpio (poesía, 2018), en Borde Perdido. Coordina talleres y clínicas de poesía. Es directora de la colección de poesía Mambo Nicanor de la Editorial Buena Vista.