En su segundo poemario, Marina Casas comparte una historia relatada en versos que pendulan entre encuentros y desencuentros. Me niego a escribir un poema sobre vos, publicado por Halley Ediciones, incluye versos que caben en las 49 teclas de su piano.
Esta es una historia definida por antonomasia y la imagen espejada de una escritora que se lanza al mundo que ha dejado parcialmente atrás la pandemia. La transición de lo analógico a lo digital es parte de esta narración y su principal elemento para interpelar. Lejos de ser fría en la virtualidad que suponen las pantallas, pasa de las lágrimas al erotismo de 0 a 100.
Siempre habrá historias, relatos y universos que se sostengan desde la trama y otros tantos desde la imagen que nos puedan proporcionar, en este caso Me niego a escribir un poema sobre vos lo es desde la emoción que genera y es ese espíritu de proximidad el que hace que nos podamos adueñar de cada una de sus palabras.
Este libro es una historia contada en el formato que eligen casi todos los artistas para dar luz a sus canciones. Escritura y composición, producción y postproducción. Es el encuentro de dos mundos que se unen para crear y el resultado al igual que el big bang es catastrófico, pero acaso, ¿no se trata de eso la poesía? Es florecer en la estepa más profunda.
Hasta qué punto somos capaces de soportar este cyberpunk pandémico y cuáles son las armas que elegimos para enfrentarla, entre decepciones y promesas de un amor que no es. Este libro de la poeta otrora bailarina y cantante, aborda estos tres ejes para crear un mundo del que no sale ilesa.
Lo importante a veces no se dice, se hace poema:
“Tantas lenguas queriendo
abrirse camino en mi boca
y yo mostrando los dientes,
armando un ejército
con quistes y fluidos.
El deseo es esto
que ahora vomito por la boca,
retumba en mi piel”.