Miguel Zeballos
-Hablemos de las heridas, los accidentes que recorren el libro.
David Nahón
-En este caso el accidente está en lugar de eso que viene a poner a prueba al protagonista del libro. Como indica el titulo de la nouvelle, a sentir algo que no había sentido antes, una emoción nueva que solo puede existir a ese extremo. Algo inquietante para míi es, cuando me toca viajar al lado de la salida de emergencias en un micro, fantasear si estaría a la altura de la circunstancia en caso de ocurrir una catástrofe. El ataque del perro en la ficción podría ser esa intromisión de lo real en algo doméstico que pone al protagonista a tomar una serie de decisiones y la herida sería la escritura que deja ese episodio, la excusa para poder reflexionar sobre el amor, la vida y la muerte. Posiblemente la herida que metaforiza el libro es el conocimiento de que vamos a morir y en ese sentido el protagonista dice poder hacer algo, “un poco”, atender la herida de su amada, escribir un libro, viajar, etc. Sabe que va a morir pero elige seguir viviendo, digamos el acto más extraordinario que realizamos los seres humanos. Si existiera una intención en el libro, sería restituir algo parecido a una verdad a partir de una trivialidad cualquiera.
M. Z
-¿Cómo fue el armado de la nouvelle, su estructura?
D.N
-Mi libro anterior me había demandado mucho trabajo en escribir sin que se note que estoy escribiendo, en desaparecer como autor. Soy un escritor regular, así que representar la voz de una mujer fue muy complejo para mí. Modelar un pensamiento que no es el mío y ubicarlo en un país que no conozco, etc. Luego eliminar las cartas de uno de los dos protagonistas para restituirlo a partir de lo que ella dice. Incluso simular errores de ortografía para resultar lo mas verídico posible. De manera que después de ese proyecto sentía el deseo de escribir un relato ligero, manipular una pequeña verdad para construir una mentira que se le pareciera mucho a esa verdad. Deseaba contar una historia con principio y fin, escribir uno de esos libros que no querés que se terminen, que parecen películas. Tenía un fragmento desde hacía algún tiempo, la primera parte que describe las emociones del protagonista cuando un perro ataca a su compañera y continúe desde ahí, dando saltos en el tiempo pero trazando una especie de plan que acelerara todo hasta un final. Diseñé planos de las locaciones y un pequeño storyboard con las secuencias para no enredarme en las elipsis. Para la edición trabaje con José Sainz, un amigo que dirige colecciones de cómics. Intuí que, familiarizado con ese lenguaje más narrativo, era la persona indicada para interpretar en imágenes las acciones del libro. Trabajamos muchísimo tratando el texto como si fuera una escultura, palabra por palabra, quitando todo lo que le sobrara al relato. Pensé un libro con la extensión suficiente para que el texto se detuviera antes que el deseo del lector de continuar leyendo. El libro salió por dos editoriales al mismo tiempo, una en Capital y otra en Entre Ríos, para que se distribuyera también en el interior. Eso fue muy generoso de parte de las dos editoriales que aceptaron amorosamente la idea.
M.Z
-¿Hay un lector imaginario en tus procesos de escritura?
D.N
-A partir del segundo o tercer libro las devoluciones empezaron a ser más frecuentes, de manera que empecé a modelar en mi fantasía un lector ideal para mi trabajo. Incluso a veces para decepcionarlo, para moverme de donde esperan leerme. No por audacia o astucia, justamente para que esa conversación entre mis lectores no se demore, sea ágil, un poco inesperada. A mí no me da placer escribir, pero sí haber escrito y por eso el momento en que los lectores me devuelven algo es un acontecimiento precioso para mí. Recién entonces puedo percibir los efectos del plan que tenía antes de empezar, ver cómo se transformó en algo nuevo. Un libro por cada persona que lo leyó. Ese modelo se replica en mi obra como artista plástico, que es inmaterial, no hay cosa. Mis obras solo existen en las personas que las presenciaron. Me imagino que como escritor, soy el fantasma de mis lectores.
M. Z
-¿Por qué escribir?
D.N
-Yo creo que esa es una pregunta que se responde escribiendo. Por otra parte hay un efecto, que es el efecto de la literatura, del libro circulando que me parece extraordinario y terrible a veces. A pesar de la incertidumbre siempre deseo reponer esa sensación, así que vuelvo a escribir. Quizás escribo porque escribir es una posibilidad de con casi nada inventarlo todo.
M.Z
-Me gustaría saber sobre tus próximos proyectos.
D.N
-Tengo mucho deseo depositado en mis clínicas, clases y seminarios. Así como en mi práctica y estudios en el psicoanálisis, de modo que estoy produciendo y pensando desde ahí. Tengo muchas ganas de continuar un proyecto que empecé hace varios años, una no ficción acerca de dos jóvenes que salieron de cacería y uno accidentalmente mató al otro. Me cuesta un poco encontrar material, testimonios, etc, y me inhibo un poco en esa zona entre el deseo y la imposibilidad. Estoy escribiendo un pequeño libro de ensayos en prosa, sin ningún apuro, para que salga editado el año que viene. Escribo muy poco, lo menos posible pero sin abandonar. Me gustaría consentir este ritmo de un libro por año sin que se convierta en una urgencia. Pronto tengo una exhibición individual, seguramente voy a continuar por donde vengo pensando mis últimas obras, en relación al trabajo, el dinero y la explotación en el mercado de las artes plásticas. Pero lo más significativo entre mis proyectos continúa siendo dentro de una aula, en la transmisión, en ese dispositivo extraordinario que es una persona que habla y otra que escucha.
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David Nahón (1971), licenciado en Bellas Artes. Realiza el Posgrado en Crítica y Curaduría de Arte de La Universidad Torcuato Di Tella. Es docente universitario y ejercita la transmisión a partir de seminarios, conversaciones y clínicas en Buenos Aires, Paraná, Rafaela, Rosario, Santa Fe y Mendoza. Su obra parte de la capacidad del arte para inventar sistemas de representación entre la literatura, el psicoanálisis y las artes plásticas. En 2010 publica la nouvelle Todo lo que hago es para que me quieran, Editorial Pánico el Pánico; en 2015, Cómo me convertí en robot, Desde un tacho Ediciones; y en 2017 Nada de esto tiene que ver con vos, Pariente Editorial.