El diseñador y artista gráfico argentino Pablo Bernasconi concibió este homenaje ilustrado como un sueño al cantautor canadiense que admira, no solo desde lo musical sino también desde lo creativo, ahora vuelto realidad en tres tomos que se pueden obtener por separado o en un estuche que contiene, además, una lámina ilustrada con un pequeño mensaje de parte del artista para el maestro. Nunca se conocieron, pero que hayan logrado cruzarse en este proyecto, comprende un acto de justicia poética.
Bernasconi ha publicado más de 20 libros de su autoría, entre infantiles y adultos y varios más que ha ilustrado para otros autores, además de trabajar para medios gráficos de todo el mundo. Leonard Cohen, quien nos dejara en 2016, además de ser uno de los músicos más notables que nos legó el siglo XX, también fue un destacado escritor, publicó varias compilaciones de sus poemas, dos novelas y como reconocimiento de ello fue galardonado con el Príncipe de Asturias de las Letras en 2011. Cuando Cohen llegó al famoso Chelsea Hotel de Nueva York en 1967 para grabar su primer disco, ya llevaba diez años escribiendo poesía. Cantar fue otro modo de expresar, como dijo al recibir el galardón, esa poesía que “viene de un lugar que nadie controla, que nadie conquista”.
El tríptico comprende dos poemas en bilingüe, “Todos saben” (“Everybody Knows“), uno de sus temas más conocidos, e “Himno” (“Anthem“) y un tercero, “Cómo escribir poesía” (“How to Speak Poetry”), un poco más extenso. Si “Todos saben” apela al Cohen pesimista, denunciando una sociedad que en los 80 estaba hastiada de los años del reaganismo y asolada por la epidemia del SIDA, en “Himno” vemos el costado más optimista de quien pasados unos años, en 1992, titulaba a su disco The Future. Las creaciones de Bernasconi, mezclas de fotos, acrílicos y collage digital, no solamente acompañan sino que también potencian esa carga de dramatismo, curiosidad, reflexión y belleza que destilan las palabras: un cello cuya caja es un corazón, un pájaro enjaulado con cuerpo de granada, un escalador descendiendo de las piernas de una mujer.
Los versos transitan la denuncia (“Los pobres siguen pobres, los ricos se enriquecen”), un erotismo desenfadado (“Si muestras el borde de tus genitales, entrega lo que prometes”), la soledad (“Quédate solo. En tu habitación. No hagas tu numerito”) y la esperanza (“En cada cosa hay una grieta/ es así como entra la luz”). El tercer libro actúa como un manifiesto y contiene el fragmento que le da título al compendio: “Este es un paisaje interior. Es adentro. Es privado. Respeta la privacidad del material. Estos textos se escribieron en silencio”. Haciendo galantería de su humildad, Cohen nunca se sintió un gran músico, pero sí un respetado poeta. Este homenaje gráfico le hace honor a las reflexiones de hombre del traje y sombrero que, hacia el final de su vida, siguió escribiendo poesía.