A través de la voz de Martín, uno de los protagonistas de esta gran primera novela de Luis Orani, se cuentan los dos mil. Sus historias de amor, sus crisis económicas, el futbol del ascenso y el indie rock del sur del conurbano nos llevan de paseo por todo lo que pasó en la última década sin caer en lugares comunes ni en análisis sociológicos berretas.
Primavera Ninja cuenta la historia de Martín, pequeño looser lleno de buenas intenciones y con un amor por la música y el fútbol que podría llegar a ser un personaje de Hornby. También nos cuenta la historia de Juano Díaz, rockstar maldito, que conoce el éxito y tiene un final trágico, un poco a lo Cobain, o a lo Jeff Buckley o Elliott Smith, y que es visto a través de las palabras de Martín y las de Gustavo Roldán, crítico de rock lleno de ínfulas filosóficas, cargado de referencias y un poco resentido. Una de las genialidades de Primavera Ninja es no utilizar los nombres verdaderos de las bandas que nombra, y sin embargo transmitir lo mismo que si las nombrara. Detalle para los amantes de la música, en las críticas de Gustavo se puede intentar descifrar de qué banda está hablando, o simplemente trasladar la crítica a cualquier página de cualquier revista de rock de esa época y ver que funciona perfecto.
Especie de novela de iniciación, la historia de Martín es una historia de crecimiento, de paso de la adolescencia o postadolescencia a la adultez, a vivir solo, a tener otras responsabilidades, a conocer mujeres que le rompan el corazón o que simplemente se queden a coger con él hasta que se enamoren de otro.
También funciona como biografía de Juano, suerte de contracara de Martín. Raro, talentoso, un poco insoportable también en su búsqueda artística, que conoce el éxito un poco como un juego y es la envidia de sus amigos que buscaban la trascendencia y terminan siendo su banda soporte.
Pero también funciona como retrato del conurbano bonaerense, con sus bandas de indie rock, los blogs de música, con sus equipos de fútbol, con sus historias de punteros que cagan a sus vecinos, de padres que se convierten al evangelismo, de la crisis económica del 2001 y la posterior bonanza, de quedarse dormido en el tren y pasarse, todas experiencias que los que vivimos en esta parte de la provincia conocemos bien y que Primavera Ninja cuenta con mucha naturalidad, con un estilo seco, de frases cortas, sin rimbombancias y sin caer en lo caricaturesco ni en la mirada antropológica que pretende explicarle Quilmes o Lanús al mundo.
Primavera Ninja es la primera novela del sello Momofuku, curado por Hernán Vanoli y Lola Copacabana, que también fueron los editores de la antología Alt Lit, que funciona como catálogo de ese movimiento indie de los Estados Unidos, y del que Primavera Ninja podría formar parte.
Una nueva propuesta interesante que sale a la calle con 5 libros en simultáneo y a la que hay que estar atento.