Estamos detalladamente
haciendo la poesía
de los nuevos tiempos
Pido perdón: desde la palabra inicial, como pueden leer, voy a escribir en primera persona. Dobles disculpas: además, seré autorreferencial, una licencia periodística incordiosa. Pero es imposible no hacerlo, porque sucede que para referirse a la poesía de Susy Shock hay que hablar desde lo más visceral. Desde el propio cuerpo y desde una suerte de cuerpo colectivo, una heterogeneidad que late en nuestras calles y es tan poco nombrada que cuesta dilucidar si es más conveniente pensarla desde la política o desde el espejo.
Por suerte existe Susy Shock para hablar desde el arte. Su poesía trans es ineludible en el siglo XXI porque escribe desde el futuro, donde la resistencia de las identidades y de los cuerpos ya no tiene que escabullirse en el armario, en una esquina oscura o en la vergonzosa cotidianidad de aparentar ser quien no sos. En ese futuro las disidencias vuelan como “una mariposa ajena a la modernidad”, lucen orgullosas como una “sirena de asfalto” y se configuran como “una pasantía de ángel”.
Hace años…
(creo que en todo este último siglo)
que dios no se ve
Por suerte, todos esos escritos que circulaban por blogs, tweets, puertas de baños de facultades o fotocopias de marchas ahora se encuentran en un sólo libro: Realidades. La editorial Muchas nueces decidió compilar todas sus poesías ya publicadas y otros textos inéditos en una edición que redime y revoluciona cualquier biblioteca de poesía. El libro cuenta además con ilustraciones de León Ferrari, uno de los artistas plásticos argentinos más provocadores y premiados de nuestra historia.
De su poema más emblemático, “Yo, monstruo mío”, se puede marcar cada verso, pero la frase “reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sea lo Normal” será tatuaje, será bandera y será manifiesto durante décadas. Ella “trans…pirada, mojada, nauseabunda, germen de la aurora encantada” quiere “hacer de mi mutar mi noble ejercicio”.
Graffitis indelebles en los altillos de las Iglesias: así es la obra de Susy Shock. Recupera la tradición de la literatura LGBTIQ+ argentina con todas sus revoluciones: la revolución de pensar el placer de las disidencias, la revolución de escribir dios en minúsculas y Trans en mayúscula, la revolución de redimir la carne en la poesía. Solo así se transfieren las imágenes de la vida trans, pobre y urbana; el dulce cariño de una caricia sumergida en noche de colillas y preservativos abandonados a la intemperie de un viejo conventillo.
Todavía no es tiempo
estamos en catacumbas
y desde allí olemos, conspiramos
tejemos
y nos reproducimos
El libro recorre las tres publicaciones previas de la autora (Revuelo Sur, Poemario Transpirado y Relatos en Canecalón) y permite ver el desarrollo y la mutación de la prosa de Susy Shock. Desde su primera publicación, Revuelo Sur (2007) revela todos los recursos que marcarán su poemario: onomatopeyas, rupturas de formatos y metáforas épicas pero insidiosas para el status quo. Combina luminosos villancicos para hacer dormir (“ay… que dos o tres besos te hagan de cuna”) con críticas a las instituciones que nos ordenan y no (les) representan:
Descifrar su chiste
es matar al jodido burgués sediento de finitas respuestas
que jamás se tocará el culo
por temor a excitarse
y si lo hace huirá rápido a confesarse a la Iglesia:
ese antro de Reyes pervertidos y patatónicos
que “hostian” hasta el billete
y se masturban con el Santo Sudario de no se puede
no se debe
no se hace
El inicio de Poemario Transpirado (2011) es un sentido homenaje a referentes de la historia argentina LGBTIQ, como Batato Barea, Naty Menstrual, Fernando Noy o Lohanna Berkins. De esos diálogos fantasiosos e íntimos con aquellos que le significaron espejos de libertad y expresión pasa a poesías cortas, como haikus desorganizados por el pulso que brota de los conventillos. La liturgia arrabalera que se quiere llevar puesto la ficción del deber ser.
Ahorca…
el marco,
nos quiere a todos todas iguales
En Relatos en Canecalón (2011) leemos ensayos, cartas y poesías con una misma impronta: Susy Shock está más bardera. Está cansada porque pasan los años y se pide por lo mismo y, encima, aparecen barreras desde militantes del progresismo, que “te quieren pensar el futuro”. Está hastiada de que una trans pueda ser deseada pero no amada. Está harta de las compañeras que se le van, siempre tan jóvenes, siempre llenas de vida.
Las cuatro poesías de Inéditos (2020) la muestran sólida y provocativa, aplastando a la biología y a la historia a los garrotazos e insertando a la memoria artística nacional un poema donde Eva Perón se corre de su lugar de figura mítica y se introduce en el hacinamiento del transporte público con sus descamisados.
Fui y volví de Europa
pero para morirme en La Matanza
no me pinten lánguida ni hada ni buena ni santa
otra vez puta quiero
nauseabunda quiero
Hay cosas que yo, en tanto paki, no comprendo. Pero si tengo claro algo, con lo difícil que es proponer certezas, es que después de leer Susy Shock nadie continúa igual. Viajás directamente a un futuro más colorido y luminoso, por todos los grises que ya empezaron a arder.
La leyenda que seré la escriben mis tacos
en cada escalón que subo y bajo
y el puerco baño donde entre pete y pete
me nace un poemario entero de colifa y alelí