Cada vez que nos encontramos con un diario o las cartas personales de alguien ya consagrado podemos suponer dos cosas. Primero, que estamos frente a un material del cual ignoramos su destino original, si es que tenía uno, y segundo, que este tipo de publicaciones evidencian por lo general mas que un acontecimiento literario un acontecimiento editorial.
Renacida es un ejercicio primitivo, o, mejor dicho, los primeros bocetos, las primeras manchas que no poseen la intención de ser literatura.
Mucho más que eso. Llevan en cada frase el manotazo de ahogado. El grito sanguíneo de alguien a punto de desaparecer.
Estar frente a su concepción del mundo cuando solo tenía 14 años, nos conduce a pensar en el valor que debemos asignarle a los ensayos y las novelas de Sontag.
Un legado vasto y contundente como un martillazo, y en el eco de ese golpe su pequeña voz: “Lo más deseable en el mundo es la libertad de ser fiel a uno mismo, es decir la Honestidad”.
En esos síntomas de una conciencia y una moral inquebrantables, se refleja un dolor cristalino y desgarbado.
El libro abre una grieta en la que nos hundimos para conocer el flujo continuo de sus padecimientos. Tanta lucidez y abstracción encerrada en un solo cuerpo, esa extraña forma de mirar el mundo.
Susan Sontag
Renacida: Diarios Tempranos 1947 – 1964
Editados por David Rieff
Mondadori, 2011