Alina Bronsky, nació en Ekaterimburgo, Rusia, 1978 y paso buena parte de su infancia en Hesse, Alemania. BrokenGlass Park, acá publicada por Blatt&Rios como SACHA, es su primer novela.
¿Dónde hay Rusos? Hoy hay chinos, árabes,africanos pero supo haber Rusos. Muchos rusos buscando repatriarse. Por todos lados se anidaban y armaban nuevos círculos,sobre todo en Alemania. Si bien Sacha no es una novela sobre el gueto, ni sobre las dolencias de la integración cultural, este es el marco en el que se dibuja la historia.
Sacha es una adolescente que vive en un fonavi a las afueras de Frankfurth junto a sus dos medios hermanos menores. Luego de la muerte de su madre, quedan a cargo de María, una rusa gorda, cocinera de fábrica, que del alemán sabe las palabras básicas; ómnibus, manteca, cocinar, lavar y vete al carajo, pero ante todo, es una persona muy amable. Sacha asiste a un colegio católico de chicos acomodados de clase media que la aceptaron para probar un poco de integración social. Cuando Sacha va a la casa de Melanie, una de sus compañeras narra “Nunca antes había visto sábanas de colores, en nuestra casa sólo había blancas o con motivos celestes, pero siempre viejísimas y gastadas. Me pregunté como alguíen podía dormir sobre y debajo de esos caballos sin marearse” y cuando imagina a su compañera Melanie visitando su casa dice “ la pulcra Melanie con su chaqueta de jean en nuestro ascensor. Cómo mira para todos lados, nerviosa, igual que su mamá. Cómo su aroma a jabón entabla una batalla desesperada con el olor a orina de las escaleras…y es derrotado. Cómo atraviesa la puerta, ve nuestro sofá, recogido de la basura y delante la mesita, cuya tercera pata, se quiebra si se la mira fijo”
Desde el comienzo Sacha nos narra su deseo profundo: “A veces pienso que soy la única de nuestro barrio que tiene sueños razonables. Tengo dos, y ninguno de los dos me da vergüenza. Quiero matar a Vadim. Y quiero escribir un libro sobre mi mamá. Ya tengo el título: La historia de una señora pelirroja sin cerebro, que aún viviría, si hubiera escuchado a su hija mayor”
Estas son las dos líneas que motivan la historia. Vadim está ahora en la cárcel por matar a Marina, la madre de Sacha, que por como la describe en un comienzo es una feminista algo naif, profesora de Arte y actriz de un grupo de teatro al que en Rusia siempre prohibían. Sacha no victimiza a su madre por haber sido asesinada, por momentos hasta la culpa de ello y en los recuerdos que tiene sobre ella es donde se teje la personalidad del personaje de Sacha, en general malhumorado y descreído, con mucha ternura a la par. También tiene eso que puede ser propio de la adolescencia o acompañarte toda la vida; vacilar entre una extrema madurez y los berrinches más infantiles. En cualquier caso, Sacha es un personaje que Alina Bronsky mueve con mucha inteligencia.
El asesinato de la madre de Sacha resultó un imán para la prensa y conoce a Volker, un periodista de alto rango con quien su madre anteriormente mantenía una relación algo extraña o que no se termina de entender. Sacha piensa que Volker puede ser un puente para su objetivo de matar a Vadim pero tal vez lo que este haga es acercarse a lo que en verdad ella necesita; reconciliarse con el recuerdo de su madre.
Alina Bronsky escribe con mucha soltura las escenas y resulta sencillo seguirla, sobre todo porque no tiene un estilo denso o pretencioso. Y si por momentos los acontecimientos se vuelven algo vertiginosos, rápidamente la autora lleva al personaje a dar una vuelta, a tirarse en la cama y todo está a salvo.
Sascha
Alina Bronsky