A principios de la década de 1990, bandas como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden y Alice in Chains conquistaron el mundo. Pero en 1994, el grunge finalmente llegó a su cúspide y todo cambió después de la muerte de Kurt Cobain. Entonces, la euforia juvenil tiñó una época oscura. Ya sea en Mánchester, Buenos Aires, Seattle o Madrid, la juventud buscaba a su manera, y en cualquier parte, su propia revolución.
Desde el auge del britpop hasta el incendio del punk rock argento, el 94 no estuvo marcado por un solo género, sino más bien por un espíritu colectivo de no quedarse quieto ante las adversidades sociales, y hacer del sonido un arma poderosa.
Con verborragia directa y combativa, o ansias de romper las reglas del establishment con ejercicios experimentales, esta selección es amplia y diversa, pero en algún punto se pueden trazar relaciones. En un posible cruce de caminos, estos discos exploran distintos rincones del alma, reflejando las ganas de innovar y la efervescencia de una época en constante transformación.
A continuación, estos son 15 discos de 1994 que marcaron una época.
Nirvana – MTV Unplugged
Geffen Records
El MTV Unplugged de Nirvana es un himno a la imperfección, a la belleza de lo roto, que emergió como una luminosa pero trágica estrella en el firmamento del rock. Publicado pocos meses antes del suicidio de Cobain, este icónico show acústico representa uno de los últimos registros en vivo de la banda. Con una voz dolida que se resquebrajaba en pedazos como su propio corazón, Cobain lideró una actuación que trascendió lo meramente musical para adentrarse en el terreno de lo emotivo y lo simbólico. No hay lugar para la grandilocuencia o el desenfreno. Nirvana está ahí para mostrarnos nuestro lado más vulnerable, para recordarnos que todos somos humanos, que todos sentimos dolor y que todos tenemos algo que decir.
En vez de desgranar sus éxitos más conocidos, Nirvana se adentró en un océano menos explorado y versiones íntimas, sondeando así las vetas más profundas de su repertorio. Desconectados del ruido distorsionado que los caracteriza, el trío grunge se permitió honrar a The Vaselines, David Bowie y Lead Belly, dotando a sus covers de un sentimentalismo que tal vez eclipsó a las originales. Pero fue la visión de Cobain para la estética del escenario la que elevó la performance a un plano de poesía y misterio. Rodeados de lirios stargazer, velas negras y una araña de cristal que perforaba la penumbra, el cantante parecía tejer los hilos de su propio destino, presagiando de forma sutil el trágico final que se avecinaba. Como si, entre la música y la oscuridad, estuviera orquestando su propio funeral para una generación desangelada.
Oasis – Definitely Maybe
Creation
No hay nada más rock and roll que proclamarse una estrella del rock en la primera canción de tu disco debut. Definitely Maybe no solo es un álbum de canciones pegadizas, sino también una declaración de intenciones de una banda que se negaba a conformarse con menos que la grandeza. Las letras sinceras y directas de Noel Gallagher resonaron con una generación desencantada, mientras que la actitud indomable de Liam encapsuló el espíritu del britpop en su apogeo. Con temas como “Supersonic“, “Slide Away” y “Cigarettes & Alcohol”, Oasis capturó la esencia del descontento juvenil con una fusión de rock clásico, power pop y psicodelia.
Definitely Maybe catapultó a Oasis al número uno de las listas de éxitos y convirtiéndolos en los nuevos reyes de la arrogancia musical, aunque a veces esa energía se canalizaba en miradas desafiantes y comentarios sarcásticos entre los hermanos Gallagher. Un dato de color: la emblemática emisora Radio X invitó a sus oyentes a votar por las 100 mejores canciones británicas de todos los tiempos, y “Live Forever” obtuvo el primer lugar. Con una mezcla de himnos de estadio y baladas para cantar en la ducha, Oasis logró lo que ningún otro grupo pudo: hacer que el mundo entero se preguntara si realmente eran tan buenos como ostentaban ser. Y sí, definitivamente, lo eran.
Blur – Parklife
Food
¿Qué se obtiene cuando mezclás la amarga resignación inglesa con un toque de sarcasmo, y lo agitás hasta que haga efervescencia para servirlo en forma de disco? Parklife puede ser la respuesta. Es una oda irreverente al desencanto, envuelta en una capa de humor ácido tan gruesa como la niebla en Londres. Con letras que celebran la monotonía urbana y la mediocridad con una sonrisa cínica, este escepticismo agridulce latía bajo el estandarte del Cool Britannia, mientras el mundo fingía demencia en medio de la tormenta después del thatcherismo. Jubiloso y electrizante, un poco deprimente, pero extrañamente reconfortante.
Parklife de Blur fue un gran éxito después del fracaso relativo de su álbum anterior, Modern Life is Rubbish. Inspirado por la nostalgia de una Inglaterra idealizada durante su tiempo en Estados Unidos, Damon Albarn y compañía crearon canciones que capturaban la esencia de la vida británica de los 90. “Girls and Boys” encapsula la euforia de la cultura juvenil y la búsqueda de identidad sexual característica de la época; “Tracy Jacks” ofrece una mirada hilarante a las crisis existenciales de un empleado público; mientras que “End of a Century” parodia la intimidad cotidiana de las parejas iluminadas por la luz del televisor en lugar de las velas. Basta de Nirvana, basta de Pearl Jam y basta de Estados Unidos. Parklife llegó como el antídoto necesario para desintoxicar los oídos de los jóvenes ingleses de la saturación grunge y ser eternizado como la piedra angular del britpop.
Green Day – Dookie
Reprise
En 1994, el grunge dominaba las ondas de radio. Entonces llegaron tres mocosos de California con un disco llamado Dookie que le dio una patada al tablero del rock alternativo y lo llenó de una energía fresca y desenfadada. En aquel entonces, Green Day no venía a quejarse del mundo (eso llegaría en American Idiot), sino que venían a molestarlo y a reírse en el proceso. A pesar de su aparente simplicidad, Dookie es un disco con profundidad. Desde explorar temas como la ansiedad y la paranoia en “Basket Case” hasta reflexionar sobre el aburrimiento y la desilusión en “Longview“, los versos de Billie Joe Armstrong resonaron con una generación de jóvenes que se sentían alienados y frustrados con el mundo que los rodeaba. No hay cursilerías acá, solo la honestidad brutal y descarada de la juventud.
Dookie cuenta con un par de baladas con distorsión, como “Pulling Teeth” y “When I Come Around”. Pero también son combinadas con piezas más aceleradas, como la caótica apertura con “Burnout” o la destructora “Having a Blast”. Green Day logró un disco lleno canciones con identidad, tratando el desamor, la soledad o esa discrepancia entre el deber y el querer. Fue el disco más vendido en la historia de la banda con más de 20 millones de copias en todo el mundo. Y fue el momento explosivo de su carrera ya que encontraron su sonido más fiel y en el momento más acertado. Acordes en quinta, machaques que incitaban a llegar al estribillo, bajos puntiagudos y con garabatos, y una batería que no perdía las ganas de pasársela jugando.
Portishead – Dummy
Go! Beat Records
Así como sucedió con Seattle y el grunge, Bristol se convirtió en un epicentro musical, dando a luz a su propio Frankenstein: el trip hop, un género que fusiona elementos del hip-hop, la electrónica downtempo, el jazz y el blues. El debut de Portishead personifica esta evolución, al desplegar bases elegantes con sintetizadores envolventes y una voz etérea. Dummy está impregnado de atmósferas narcóticas, texturas lúgubres y una paleta de sonidos ecléctica que incluye samples, scratch de vinilos y hasta la presencia fantasmal del theremin. Canciones que te susurran secretos al oído mientras te rompen el corazón. Más adictivo que la cafeína, más melancólico que un cisne moribundo. Si David Lynch dirigiera una ópera rock, sonaría así.
Antes del lanzamiento del álbum completo, el grupo lanzó “Numb” como su primer single junto a cuatro remezclas brillantes. A pesar del éxito inicial de Dummy, Portishead reflejó una sensación de insatisfacción. Aunque el álbum recibió elogios y reconocimiento, el grupo no estaba preparado para la atención y las expectativas que generó. Esto llevó a conflictos internos y emocionales entre los miembros del grupo, quienes no se sentían cómodos con la idea de convertirse en una sensación de la noche a la mañana. Si bien Massive Attack sentó las bases y Tricky lo llevó a un público más amplio, la banda conformada por Geoff Barrow, Beth Gibbons y Adrian Utley se convirtió en un ícono de la experimentación de los 90. Dummy definió el sonido del trip-hop, marcando un antes y un después.
Morrissey – Vauxhall and I
Parlophone
Vauxhall and I lleva el nombre del barrio de Londres donde el cantante residía en ese entonces, porque, ¿qué sería de un álbum de Morrissey sin una pizca de nostalgia urbana? Entre el rock alternativo y el pop, su cuarto disco solista nos invita a un paseo por los callejones de la melancolía, explorando la delgada línea entre el amor y la soledad. La muerte de Mick Ronson, ex guitarrista de David Bowie y productor de Your Arsenal (1992), junto con la pérdida de su mánager y director de videos, lo sumió en un período sombrío. Esta serie de fatalidades influenció profundamente Vauxhall and I, dándole un tono de reflexión sobre el paso del tiempo, que va más allá de la temática romántica típica del líder de The Smiths. La portada del álbum muestra a Morrissey en su clásica pose de “me miro al espejo y suspiro”, recordándonos que la vida es una tragedia digna de Shakespeare y que cada lágrima derramada merece un Grammy.
Las letras del álbum están llenas de mensajes entre líneas. Hay dos canciones que brillan por ser diálogos con su yo del pasado. En “Hold On To Your Friends“, Morrissey le habla a su yo más joven sobre la importancia de la amistad y el amor. En “Billy Budd“, se dice que le habla a Johnny Marr, su excompañero de banda de The Smiths, sobre su relación y los motivos que llevaron a su ruptura. Vauxhall and I rebalsa de momentos dramáticos y melancólicos. Un ejemplo de ello es el ensamble de cuerdas en “Now My Heart Is Full“, que crea una atmósfera de profunda emoción. A modo de epílogo, en “Why Don’t You Find Out For Yourself“, Morrissey hace un pequeño guiño a la cantante alemana Nico con la frase devastadora “don’t rake up my mistakes, I know exactly what they are”.
2 Minutos – Valentín Alsina
Polydor
Ni bien se cruza el Puente Alsina y se le pone colores al blanco y negro del arte de tapa, ya te sentís en su territorio. La historia de 2 Minutos se acoge de lo geográfico para hacer una denuncia que se desdobla en lo universal. En Valentín Alsina hay varias fábricas cerradas, hoy en día muchas más; Mosca varias veces afirmó que “es nuestro Mánchester”, por la decadencia postindustrial y la denuncia del proletariado. 2 Minutos luchó con su forma de expresión combativa, e hicieron de su lugar un epicentro del género. Lo que es Mánchester para el post punk, Valentín Alsina lo es para el punk rock argento. No hay poesía rebuscada, solo la cruda realidad al margen de todo. Un retrato descarnado de la vida en un barrio del conurbano, donde la esperanza se perdió hace tiempo.
2 Minutos no ofrece soluciones, solo un espejo agrietado. Con un arsenal de temas explosivos como “Vos no confiaste“, “Barricada” y “Amor suicida“, la agrupación entregó un disco imprescindible para todo seguidor del punk rock. Valentín Alsina sacude las entrañas y tiene todo lo que se necesita para quedar momificado en el panteón de los gigantes. Con su dosis de bronca embotellada, es capaz de desencadenar el caos en cualquier lugar, ya sea un antro o un convento, la cancha o el cementerio. 2 Minutos no tiene nada que envidiarle a los Ramones, ni a Sex Pistols, ya que transformaron su ira en una auténtica reliquia 100% made in Argentina. Pero no hay mayor satisfacción para una banda punk que crear un himno antipolicial del calibre de “Ya no sos igual“. Tres décadas después, la banda se atrevió a revivir la canción con una reversión junto a Die Toten Hosen y Trueno, recordándonos que la lucha continúa.
Estupendo – Bistró Málaga
Sonoridades Amapola
Al otro extremo de los hermanos Gallagher, en los 90 existió un dúo porteño que odiaba todo aquello involucrado con la parafernalia del rockstar. Hartos del ego y la fanfarronería, Sebastián Mondragón y Fernando Lamas se propusieron hacer uno de los discos más extraños del año, y hasta de la década quizás. El primer álbum de Estupendo lejos está de los cánones convencionales, aun si hoy pasaran 30 años más, seguramente Bistró Málaga seguiría siendo una rareza. Un caleidoscopio de sonidos que refracta paisajes hipnóticos y de ciencia ficción, pero que no se estanca en ningún paisaje ni color. La dupla parece reacia a cualquier etiqueta, excepto a la de experimentación.
Desde la canción inicial “Gatos serie”, nos percatamos del fenómeno: una épica espacial que nos mete de lleno en una atmósfera caótica plagada de bocinas que nos hacen creer que estamos en un sueño. Todo se apaga, se desvanece, pero no termina. Una pelota de ping pong nos hace dar cuenta de que están hablando. Hay una misteriosa conversación en el fondo que empieza a tomar protagonismo. Todo se distorsiona, se vuelve oscuro y vuelve mismo el groove, pero mucho más vívido mientras los autos parecen haber sido succionados por una niebla de vientos y sintetizadores. En cada una de sus canciones, Estupendo quiere contarnos una historia para que la proyectemos en nuestra mente. Bistró Málaga fluye al frente de la vanguardia escudado por un batallón de samplers y texturas, sin descuidar la melancolía cancionera de cerrar los ojos y viajar bien lejos.
Babasónicos – Trance Zomba
Sony Music
En el verano de 1994, los cinco miembros principales de Babasónicos, junto con Gabo Manelli en el bajo y DJ Peggyn, se reunieron en una casa-quinta para trabajar en lo que se convertiría en Trance Zomba, una de las obras más originales y expresivas de la escena noventera argentina. El título original, “Trance roller en la zona metalizada”, según Diego Uma, reflejaba la esencia verdadera. Sin embargo, la compañía discográfica lo consideró demasiado largo y sugirió un cambio. Tras deliberaciones, el grupo optó por un nombre más conciso que conservaba el mensaje, pero sumó el subtítulo original en la contraportada del álbum como un guiño a la idea inicial.
La gran mayoría de personas que escuchan hoy por primera vez canciones como “Desarmate” o “Patinador sagrado” van a dudar cuando le digan que se trata de Babasónicos. Pero enseguida van a encontrar reminiscencias en ”Coralcaraza” y “Ascendiendo”. El segundo disco de los Babas está repleto de joyas para redescubrir, canciones que quedaron opacadas por la magnitud del repertorio, pero están ahí, esperándonos, escondidas en el fondo, como perlas en el mar. “Malón” es un ritual diabólico, “Montañas de agua” tiene un estribillo histriónico que te hace temblar, y “Poder ñandú” te demuestra la parte más salvaje del grupo con un grito de guerra en primera línea: “Babasónicos, el sol hardcore”.
Daniel Melero – Travesti
Random Records
Travesti marca un hito en la carrera de Daniel Melero, consolidándose como un cantautor preciso y sensible más allá de su asociación con la música electrónica. A pesar de su imagen vinculada a la modernidad, Melero reafirma su identidad como un artista de rock y revela que su inspiración proviene de sus raíces en el rock argentino de los años 60 y 70. Además, añade un contexto enriquecedor, mostrando la influencia en la “movida sónica” de los 90 conformada por bandas como Babasónicos, Juana La Loca y Los Brujos, entre otras. A través de un enfoque despojado, con guitarras acústicas y letras de amor, Melero demuestra su destreza cancionera, dejando de lado las etiquetas para explorar una faceta más íntima y personal en su emblemática trayectoria.
Travesti también representa el álbum más conceptualmente trabajado de antemano por Melero, quien llevó al estudio tanto las letras como las melodías, junto con una visión clara de cómo debían ser los temas, entre los que aparecen como invitados especiales Carlos Cutaia, Uma T y Carca de Babasónicos. En este disco, nos encontramos con composiciones minimalistas, donde la voz y la guitarra se descarnan de artificios para entregarnos su más pura expresión. En otros momentos, la música se transforma en un torbellino, donde guitarras eléctricas, samplers y referencias a diversos géneros muestra la capa más absorbente del proyecto. Travesti es un álbum que nos habla de contrastes, de la dualidad entre lo simple y lo complejo, lo crudo y lo elaborado.
Aphex Twin – Selected Ambient Works Volume II
Warp
¿Te preguntaste alguna vez cómo sería estar en un viaje de ácido mientras estás parado en una central eléctrica? No te preocupes, Aphex Twin lo hizo por vos. En el complejo entramado de la discografía del productor irlandés, Selected Ambient Works Volume II acecha como una criatura de otro mundo, distanciándose significativamente de su predecesor donde había más techno, sintetizadores y bajos que te martillaban el pecho. La inspiración para este trabajo proviene de los sueños lúcidos de su creador, Richard D. James, quien al despertar se propuso recrear los sonidos que habitaban en su mente. Su condición de sinestesia natural, donde los estímulos sensoriales se cruzan, contribuyó aún más a la elaboración de este enigmático laberinto.
Si pensás que Selected Ambient Works Vol. II es un álbum perfecto para esos momentos en los que buscás un poco de relax, vas a terminar sintiendo un escalofrío recorrer tu espina dorsal. Es como si te dijeran que te van a dar un masaje y en realidad te dan una sesión de acupuntura. Desde momentos de serenidad y contemplación hasta rincones oscuros y misteriosos, este disco está lleno de altibajos emocionales, donde la realidad y la fantasía se entrelazan de manera indisoluble a lo largo de 3 horas. Aphex Twin toma de referencia a leyendas como John Cage, Brian Eno y Philip Glass, pero los reinterpreta a su manera, creando una experiencia capaz de desorientar y fascinar en partes iguales.
Carlos Berlanga – Indicios
Compadres
En 1994, Carlos Berlanga ya contaba con una trayectoria envidiable tras integrar Kaka de Luxe, Alaska y los Pegamoides, y Dinarama, nombres que los convirtieron en uno de los máximos exponentes de la movida madrileña. Elogios, reconocimientos y todo un bagaje de éxitos; sin embargo, un nuevo capítulo se abría ante él: el desafío de su carrera en solitario. Tras El ángel exterminador (1990), un debut que no alcanzó las expectativas, Berlanga se las arregló para resurgir de las cenizas cual ave fénix con Indicios, un disco cargado de letras que remueven el alma y melodías que se pegan en la cabeza. Un viaje al alma de Berlanga, un testimonio de sus aventuras, vicios y lágrimas.
Indicios no es solo es un disco de pop electrónico, sino un gesto de reivindicación estética. En su segundo álbum solista, Berlanga se muestra aún más caprichoso por tomar su propio camino, aunque sin desviarse por completo. Canciones magnéticas como “Indicios de un arrepentimiento” y “Tazas de té” nos llevan a territorio análogos a los de Dinarama, mientras que “C’est la France” intenta ser un collage cultural francés sin caer en lo pretencioso. A su vez, “Si no es por ti” muestra la astucia de Berlanga con letras afiladas pero ingeniosas, y luego nos cautiva con una versión de “Aguas de março” junto a Ana Belén. Carlos también le rinde homenaje a Tom Jobim, ícono de la bossa nova, inspirándose en la portada de Wave, uno de sus discos más reconocidos. Las siluetas de jirafas sobre un fondo anaranjado son un claro tributo al trabajo del músico brasileño, quien falleció en 1994.
Flema – El exceso y/o abuso de drogas y alcohol es perjudicial para tu salud… ¡Cuidate, nadie lo hará por vos!
Sick Boy Records
Con un título que desborda sarcasmo, en 1994 Flema se coronó como la banda con los nombres de discos más ingeniosos de la historia argentina. A tres décadas de El exceso…, los miembros de la banda argentina decidieron honrar a su icónico cantante con una réplica generada por inteligencia artificial para su celebración en el Teatro Vorterix. ¿Qué pensaría Ricky Espinosa al respecto? Seguro se cagaría de risa ante el mamarracho que hicieron en su nombre, porque él mismo solía andar con una remera que decía “Flema es una mierda” y lo repetía cada vez que tenía la oportunidad. Ricky era un provocador nato, alguien que tenía un humor perspicaz y sabía reírse de su propia fealdad. Así que, guste o no, da igual.
El exceso no es un disco para oídos sensibles. Es crudo, visceral y directo como una patada en los dientes. A lo largo de 20 canciones captura la desolación y la frustración de una generación que creció en medio de la crisis económica y social. Las canciones hablan de la falta de oportunidades, de violencia por todos lados y de escapar lejos de casa. La juventud de los 90 encontró en Flema la banda sonora perfecta para su indigestión por el sistema. Con Ricky al frente, la rebeldía ya no solo se gritaba, también se escupía, porque el desencanto colectivo no solo se lleva en pancartas, también en las gargantas. Pero lo más duro de todo esto es que, detrás de la rabia, la ironía y esos sucios tres tonos que repiten cada canción, se esconde el alma en pena de un niño que obligaron a crecer y decidió terminar su vida.
Guided By Voices – Bee Thousand
Scat Records
Guided By Voices se encontraba en una encrucijada. Robert Pollard, el líder y compositor principal, consideraba disolver la banda. Con la intención de dejar un último registro de su prolífico trabajo, Pollard y sus compañeros de banda grabaron Bee Thousand en un período de dos semanas, utilizando grabadoras de cuatro pistas y reutilizando demos antiguos. Destinado a ser el epílogo discreto de la agrupación de Dayton, Ohio, Bee Thousand, se convirtió en su mayor éxito. Grabado con la intención de ser un “hasta luego” susurrado, terminó siendo un grito estridente que atrajo a una legión de fans.
Olvidate de las canciones largas y lánguidas, Bee Thousand es una ráfaga de rock alternativo condensada en 20 dosis estimulantes. Tan lo-fi que se siente como escuchar un cassette viejo, es el álbum que nos recuerda que la música no siempre tiene que ser perfecta para ser hermosa. La baja calidad es la clave de su encanto. Lejos de ser un defecto, esta crudeza sonora aporta una autenticidad y una calidez abismal. Es como escuchar a la banda tocar en vivo en un sótano lleno de gente. La voz de Pollard se siente cercana e íntima, las guitarras gruñen con energía y la batería retumba con fuerza. Sus canciones de apenas dos minutos son balas sónicas: cortas, rápidas y letales.
Café Tacvba – Ré
Warner Music
Después de casi tres décadas desde su lanzamiento, Ré continúa siendo reverenciado. La revista Rolling Stone recientemente lo posicionó como el mejor disco de rock latinoamericano. Con la producción de Gustavo Santaolalla, el álbum abarca desde el norteño, el ska “psicodélico” y el mambo, hasta el jazz y bolero. Este segundo disco cambió para siempre la carrera de la banda mexicana. No solo consolidó su sonido vanguardista, sino que también los catapultó a la fama internacional. Gracias a semejante éxito, dos años más tarde pudieron grabar su MTV Unplugged, un hito para cualquier artista latinoamericano.
Nadie es profeta en su tierra. Ré inicialmente pasó desapercibido en México, pero encontró éxito primero en Chile y Argentina antes de ser aclamado en su país de origen. El álbum esculpió en el tiempo éxitos inmortales de la talla de “La ingrata”, “Esa noche” y “Las flores” licuando la tradición con la rebeldía moderna de animarse a deformar sus influencias para encontrar la novedad. Café Tacvba se muestra vertiginoso y dispuesto a todo. No se conforman con la sensual melancolía de “El baile y el salón”, sino que nos empujan a territorios mucho más agresivos para taladrar cabezas en “Borrego”. La voz de Rubén Albarrán es un camaleón que se transforma con cada canción. Puede ser juguetona y pícara en un tema alegre, o visceral y conmovedora en una balada. Es un intérprete que sabe encarnar historias, transmitir emociones y, sobre todo, clavar un puñal al corazón.