Si hubiese que definir a “Loco un poco”, podemos empezar con que es el hit que catapultó al grupo Turf a la fama en el verano de 2001 y 2002, hace ya 20 años. El periodista Fernando García sumaría que era una canción “más de Bristol- pop que Brit- pop”, en el cual se proyectan todas las fantasías existentes sobre la ciudad de Mar del Plata.
Sin apartarse de esta última visión, Joaquín Levinton contestaría que es un tema “muy argentino, muy porteño”, que lo transporta a la Calle Corrientes y a Olmedo y Porcel. Incluso recordaría aquella vez en la que estaba viendo El gordo de América en una escena en la que se mostraba a Porcel recostado sobre una cama redonda acompañado por una bailarina. Para su sorpresa, en ese momento logró distinguir que se trataba de su madre, de profesión coreógrafa, arquitecta y docente. Lo mismo le respondió a Roberto Petinatto en Un mundo perfecto, su programa de América Tv, mientras el conductor le cambiaba título de su canción por “Loco loco” en un tono humorístico. Quizás hasta quería empatizar con quienes veían aquel programa y no conocían la música de Turf.
Esa melodía cuyo estribillo parece inspirado en “She Bangs the Drums” de los Stone Roses es parte del disco Turfshow, publicado el 16 de noviembre de 2001 y producido por Coti Sorokin. Fue compuesta por Carlos Tapia, bajista de la banda, cuando estaba de visita en casa de sus padres. En la búsqueda de crear una canción similar a la cortina del programa El mundo del espectáculo, tomó una guitarra criolla de cuando era chico y en un par de horas ya tenía la base lista. Por esos años tenía un fuerte fanatismo por la banda irlandesa The Divine Comedy, quienes a su vez tenían como uno de sus referentes al gran compositor norteamericano Burt Bacharach, influencia que se puede escuchar sobre todo en los arreglos de vientos.
Tapia recuerda que cuando llegó el momento de mostrársela a sus compañeros de banda, todos se miraron entre sí y dijeron “¡Acá tenemos algo entre manos!”. En conversación con Indie Hoy, el tecladista Nicolás “Ríspico” Ottavianelli recuerda que Levinton escribió la letra casi al instante. Sus aportes se limitaron a trabajar en la sección de cuerdas del estribillo y el sonido del theremín que lo antecede. El músico agrega que aún hoy es la canción que más disfruta tocar en vivo de todo el repertorio de Turf.
Pero “Loco un poco” es mucho más que simplemente “un éxito” o “una canción pegadiza”. Es una canción que conlleva la necesidad de evadir la tristeza y desesperación generada por la crisis económica y política de aquellos tiempos. El mismo Joaquín Levinton relata que en ese momento los Auténticos Decadentes habían sacado “No puedo”, una canción demasiado alegre para la situación por la que estaba pasando Argentina. Esa energía irradiada de forma perfecta por la frase “Tanta alegría seguida me va a hacer mal” le sirvió al vocalista de inspiración para “empujar un poco más”. Un oído mucho más especializado incluso podría escuchar un tinte del estilo de Jorge Serrano.
Turf invita a vivir el presente con una sonrisa y hace que quien la escuche se torne de paciencia ante sus problemas con la frase “Vas a encontrar la solución”. Este intento por mejorar el ánimo de los oyentes surgió como una forma de agradecerle a su público por la posibilidad que les daban de vivir de la música. Con una perspectiva muy propia de la banda, Ríspico explica que: “En el mundo real está quien se ahoga en un vaso de agua y quien carga con todo el peso de las desgracias del mundo y se la banca”. En esa línea, dice que una canción puede contener la solución a cualquier problema. Según él, “Loco un poco” logró ser un éxito porque tiene la magia y fuerza necesarias para levantar el ánimo a la gente en momentos difíciles.
“Loco un poco” se volvió una especie de filosofía de vida que Turf lleva desde sus comienzos. Un ejemplo de esto es el disco debut Una pila de vida, publicado en 1997. Ahí vamos a encontrar canciones como “Casanova”, que con un aire muy similar al éxito de 2001, un arreglo de vientos muy poderoso como introducción y un ritmo demasiado acelerado, evoca a la figura de Isidoro Cañones. Esa idea del gusto por salir de noche, el alcohol y los juegos tiene que ver con que para la banda en Argentina había un prejuicio contra “divertirse y pasarla bien”. Esta es la misma razón que llevó a Fernando García a escribir que “cuando todo el rock quiso ser Patoruzú, ellos eran Isidoritos”.
Por demás está decir que es imposible no pensar en la música de esos años sin que se nos vengan a la mente cánticos y frases como la de, “Se viene el estallido, de mi guitarra, de tu gobierno, también”. Las canciones de Turf rompieron con esa forma de hacer música y llevaban como principales componentes a la alegría, la fantasía y la reflexión. En ese sentido, a lo largo de sus cinco discos de estudio, la banda logró explorar un sinfín de géneros musicales manteniendo una percepción representada en la transmisión de felicidad que trasciende el tiempo.