Porno Y Helado es una comedia de enredos sobre una banda de rock que nació como una mentira y que, por miles de casualidades y vueltas de la vida, tomó forma y empezó a hacer carrera de la manera más errática e inverosímil posible. Una dupla de hermosos perdedores (Martín Piroyansky e Ignacio Saralegui) conoce a una joven y astuta estafadora (Sofía Morandi), y a partir de allí se produce la magia.
Con una temporada de ocho episodios de media hora disponibles en Amazon Prime Video, el formato de la serie es ameno e invita al maratoneo sin problemas, pero de todos modos armamos un punteo con otras cuatro razones por las que vale la pena echarle un vistazo.
Catarata de chistes
El guion de Martín Piroyansky, Martina López Robol y Santiago Korovsky no le da respiro a la carcajada. Con excelente timing se desarrollan numerosas subtramas como sketchs cómicos que van escalando el nivel de delirio de capítulo a capítulo. Y lo mejor es que ninguna es gratuita: cada situación aporta a delinear los personajes y sus conflictos principales. Pablo que es una máquina de generar momentos incomodísimos por aparentar ser alguien que no es, y Ramón que en su ingenuidad tiene una boca sin filtros adepta a lanzar víboras como si nada. El resto de los personajes, e incluso las locaciones (la transformación del antro de taxistas en un bar hípster es una idea brillante, mordaz y llena de detalles), también están al servicio de la comedia y el absurdo reina, pero nunca agobia.
El valor de la amistad
Porno Y Helado toca con humor varios temas generacionales, las tribulaciones de tener treinta en la Argentina, con cuestiones como la independencia económica, la dificultad de vivir de lo que a unx le gusta y la autopercepción en torno al éxito o el fracaso. Pero la serie es en último término sobre la amistad, esa compañía que hace posible atravesar todas estas ansiedades tengas la edad que tengas. La química en pantalla entre Piroyansky como Pablo y Saralegui como Ramón –y luego Morandi en el papel de Ceci terminando de formar el trío protagónico- es innegable, logra la empatía de inmediato y el deseo de tener siempre a los amigxs a nuestro lado.
Referencias pop
Para mayor placer y complicidad con el espectador, el humor se sirve de referencias de la cultura pop de lo más variadas, aludiendo a diferentes décadas demográficas siendo las más finas las que apuntan a un target millennial: chicxs en sus treinta como los protagonistas. Y más allá de los guiños a clásicos del cine como La naranja mecánica y All That Jazz, o series procedimentales a lo CSI, la mayoría cita cuestiones muy locales y específicas lo que produce una gran afectividad. El corte de pelo rolinga –a esta altura vintage- de Pablo genera nostalgia, así como la curiosa mención y rescate del olvido de una serie de mediados de los noventa tan bizarra como Mi familia es un dibujo. Además, Porno Y Helado también puede ser leída como un homenaje a la escena de rock independiente que con mucho esfuerzo autogestivo floreció en los primeros años del nuevo milenio gracias al empuje de bandas como El Mató.
Susana Giménez
Se podrá decir que la inclusión en el elenco de Porno Y Helado de la mayor diva de la Argentina en su regreso a la actuación es más que nada una estrategia publicitaria pero lo cierto es que, lejos de ser un capricho cholulo, su participación aporta muchísimo a la esencia de la serie. Su papel como Roxana es una rareza y un riesgo, un gran chiste que juega con los contrastes de una estrella asociada al glamour interpretando a una mujer grotesca con un llamativo fetiche sexual por las herramientas y artículos para el hogar que venden en esas cadenas de galpones gigantes. Podría haber salido mal, pero Susana no perdió su enorme toque para la comedia ni su magnetismo sensual a sus casi 80 años. Verla en el rol de Roxana excitándose acariciando tarugos o por la sola mención de pensarse colocando estantes es una experiencia tan curiosa como hilarante. Como la serie misma.
Porno Y Helado está disponible en Amazon Prime Video.