En una realidad donde la música a alto volumen parece omnipresente, más aún con el auge de los parlantes portátiles que funcionan a través de Bluetooth, un pequeño dispositivo llamado “Pocket Gone” se volvió viral en redes sociales y generó debate sobre la privacidad, la convivencia y la utilización de este tipo de tecnología.
Creado por el emprendedor argentino Roni Bandini, este aparato sirve para silenciar parlantes Bluetooth cercanos y “devolver la tranquilidad a quienes buscan un respiro del ruido”. Sin embargo, ganó tanto adeptos como detractores.
¿Qué es Pocket Gone y cómo surgió?
La historia del dispositivo comenzó con un problema cotidiano: un vecino ruidoso. “El año pasado tuve problemas con un vecino que ponía música muy fuerte“, contó Bandini en una entrevista (vía IProfesional). Este conflicto lo llevó a desarrollar un primer prototipo llamado “Reggaetón Inteligencia Artificial“, un dispositivo capaz de reconocer este género musical y bloquear el parlante de manera automática. Sin embargo, la complejidad de su diseño lo motivó a simplificar la idea y crear algo más accesible: “Pocket Gone”.
El pequeño aparato, del tamaño de la palma de una mano, utiliza una característica de la tecnología Bluetooth para bloquear parlantes cercanos. “Genera la impresión de que no hay canales Bluetooth disponibles, interrumpiendo automáticamente el streaming de música“, explicó Bandini sobre el funcionamiento. Su diseño portátil y discreto permite su uso en diversos entornos, aunque el propio inventor advierte que debe manejarse con precaución.
Un aparato que divide opiniones
A pesar de su ingenio, “Pocket Gone” dividió opiniones. Si bien para algunos es una herramienta necesaria para combatir el ruido excesivo en espacios públicos, otros cuestionan las implicancias éticas y legales de su uso. Silenciar un parlante sin el consentimiento del propietario podría interpretarse como una invasión de su espacio tecnológico, abriendo el debate sobre hasta dónde llega el derecho a la privacidad frente a la necesidad de tranquilidad.
Bandini, consciente de esta controversia, asegura que no busca lucrar con el dispositivo: “No fabrico ni vendo estos dispositivos con fines comerciales. Mi objetivo es enseñar a la gente cómo armarlo en talleres. No quiero que esto se convierta en un negocio, solo ayudar a quienes lo necesiten“, concluyó.
El impacto de Pocket Gone
La aparición de Pocket Gone refleja una realidad cada vez más presente en la vida urbana: el ruido como una fuente de estrés y conflicto. Este pequeño dispositivo, aunque polémico, ha puesto sobre la mesa un tema de debate global sobre el equilibrio entre el disfrute personal y el respeto por el espacio compartido.