Es sabido que el actor Alan Rickman, fallecido en 2016, era un perfeccionista en cada uno de los roles que interpretaba, y que si bien su interpretación del profesor Snape en la saga de Harry Potter es recordada con admiración, el artista británico en cuestión no se sentía del todo cómodo con su personaje.
Lo anterior fue dado a conocer tras la revisión de una parte de su correspondencia personal, en cartas intercambiadas con personalidades como la autora de los libros que dieron origen al universo de las películas, J.K. Rowling.
Según reportó Movie Web, acorde a lo consignado en tales misivas, y aunque la figura de Snape sería crucial en el desenlace de los últimas entregas de la historia desarrollada en el colegio de magia y hechicería de Hogwarts, Rickman se sintió muy frustado durante el rodaje de las primeros filmes, e inclusive llegó a criticar duramente el manejo de su papel que el director David Yates hizo en Harry Potter y el Misterio del Príncipe. Concretamente, esto escribió el preocupado Alan al respecto, lamentando el enfoque de la producción, que a su gusto resultaba demasiado juvenil:
“Es como si David Yates hubiera decidido que esto [lo relativo a su personaje] no es importante en el esquema general de las cosas”.
A pesar de momentos de desilusión como el anteriormente destacado, Rickman tuvo el constante apoyo por parte de miembros de la producción como David Heyman, quien en una carta posterior a la filmación y celebrado estreno de Harry Potter y la Cámara Secreta le rermarcó lo siguiente:
“Gracias por hacer de Harry Potter 2 un éxito. Sé que, algunas veces, te sientes frustrado, pero, por favor, debes saber que sos una parte integral de estas cintas. Y sos brillante”.
Otro detalle a considerar en el paso de Rickman por la adaptación al cine de las novelas en cuestión es que la creadora de las mismas le escribía con cierta frecuencia, le tenía mucha confianza y de hecho, se sabe que Rowling le confesó al actor secretos sobre el enigmático Severus Snape mucho antes de que se publicaran en los libros o en la pantalla grande, de manera que él estuviese seguro de lo crucial de su participación y pudiese llevarla a cabo con motivación e inteligencia.
De cualquier forma, la colección de escritos personales antes citada se encuentra avaluada en un millón de dólares y será subastada pronto en Londres en un evento de la ABA (Antiquarian Booksellers Association).