Cristóbal Briceño, líder de la banda chilena Ases Falsos, lanzó un comunicado a través del Facebook de su banda en respuesta a Arelis Uribe, por su nota publicada en El Dínamo.
La nota se titula “Cristóbal Briceño, el burro eres tú” y hace una dura crítica del cantante por una frase que según ella dijo: “Que la igualdad de género es una burrada“.
Briceño no tardó en responder y está es su versión:
“Arelis, le escribo con el derecho que me otorga el ser tratado de ahueonao en un medio de comunicación (lo de burro lo dejo pasar, noble animal). Usted le dispara a un Cristóbal Briceño que yo mismo desconozco, porque aunque compartamos nombre se trata de un personaje construido en base a recortes de prensa elegidos por usted arbitrariamente y de entrevistas pobremente editadas (como la que salió este sábado en La Tercera, triste resultado de casi 2 horas de sabrosa conversación).
Usted misma lo escribe, ‘a mí me daría vergüenza andar tan suelta de cuerpo hablando de temas de los que no tengo idea’. Pues le cuento, usted no tiene idea de quién soy yo. Que yo sepa no hemos tenido el gusto de compartir una conversación. Y solo por eso acepto que me acuse de decir cosas que jamás diría. Como que ‘las mujeres rigen el mundo porque algunas deciden qué se cocina un día o qué mercadería se compra a fin de mes’. Eso es invención suya, Arelis, porque si bien yo sí pienso que mujer y hombre tenemos capacidades y hasta obligaciones (léase ‘llamados interiores’) diferentes, ciertamente no creo que lavarle los calzoncillos al marido o hacer las camas sean parte de ellas. Entiendo que los mapuches asignaban a la mujer el deber de desentrañar los secretos de la tierra. Yo por mi lado, a modo de ejemplo, me he dado cuenta en mis idas a los juegos de la plaza que son las niñas las que siempre se preocupan por mi pequeña hija, mientras que para los niños ella es invisible. Esto me ha hecho reflexionar sobre la solidaridad, que considero una facultad femenina. En cualquier caso, justo es decir que entre compañeros de género son muchas más las cosas que nos distinguen que las que nos aúnan. Cada hombre por sí solo y Dios contra todos ellos, rezaba el título de la película. En fin, son algunos pensamientos que comparto con usted para que sienta un poquito de la tridimensionalidad de este servidor.
Claro que me voy dando cuenta que pensamos muy diferente, por ejemplo para usted estar encerrado en la casa es nocivo. A mí me parece que el encierro y el ‘tapiar la casa’, como dijera Paracelso, puede resultar muy fecundo. En cuanto a sus ataques a mi religiosidad, le aseguro que muy difícilmente puedo citar al dios cristiano o a cualquier otro dios pues lamentablemente no creo en ninguno. Sí trato de honrar la memoria del profeta loco que fue Jesús el vagabundo, pero cómo se lo explico.
Y me subestima, Arelis, cuando sugiere que no sé de injusticias. La violencia obstétrica la conozco y la batallo por mi condición de padre. El acoso callejero lo conozco y lo batallo por mi condición de transeúnte. La injusticia, sea contra la mujer, contra un animal, contra las flores, contra los niños, contra las ideas, es mi motor. Me la paso tratando de equilibrar el asunto. Lea mis canciones, crea o no en ellas (no son motivo de fe, en todo caso), siempre hacen el contrapeso. Pasa, en este caso en particular, que me cuesta y hasta me niego a dividir el mundo en hombres y mujeres y a confrontarlos como si fueran dos ejércitos, pues creo que la femeneidad y la masculinidad están distribuidas por doquier, y con bastante más sutileza que la de un partido de fútbol o un par de bancadas políticas. Por ejemplo, yo para cantar lo hago con mi Cristóbal mujer. Así como creo que también lo hacían Germaín de la Fuente, Juan Gabriel, Roy Orbison o Al Green (fíjese en la idea, no crea que me incluyo en semejante elite). Resistirme a ser feminista no me hace un machista. No nací para militar. Me niego a aceptar el uniforme y su uniformidad.
Usted, Arelis, no me conoce en absoluto. Y tal vez yo debiera agradecer este estado en nuestras relaciones, pero aunque seguramente usted no me comprenda, porque sospecho que nunca ha tenido que lidiar con difamaciones y calumnias en masa, le cuento que estoy cansado de ver mi espíritu maltratado, por lo que con gusto la puedo recibir para conversar de este y otros temas. Espero su correo a [email protected]
perdone lo extenso, me dejé llevar.”
– Cristóbal Briceño