El punk ha encontrado las maneras de rebelarse frente al sistema, no solo desde los postulados de sus canciones sino también a través de las performances y propuestas escénicas. Pero el real impacto de este género y movimiento llega cuando toca a las masas y desestabiliza el status quo.
Así, la televisión, medio de comunicación masivo por excelencia hasta hace unos pocos años atrás, ha sido un espacio propicio para que el punk diera la nota y fascinara o espantara con su propuesta. Lo cierto es que las bandas nacidas en el under también despertaron la curiosidad del mainstream y así se unieron estos espacios a priori incompatibles: el punk y la televisión.
A continuación te traemos tres presentaciones memorables en la televisión estadounidense de los años 70 y 80, en las que los músicos rompieron con los cánones y atrajeron a las audiencias de la manera menos esperada.
Iggy & The Stooges
1970 en pleno Cincinnati Pop Music Festival: la iguana en su momento de plenitud, un show donde la incorrección fluía por el escenario y las cámaras estaban desconcertadas ante los movimientos tan hipnóticos como impredecibles de Iggy Pop. Esta presentación tiene todos los condimentos que un fan del punk puede pedir mientras los camarógrafos intentan no perder la ruta de Iggy y los conductores tratan de describir el alocado momento.
The Clash
La banda fue invitada al programa Fridays en el año 1980 e interpretó grandes éxitos que en ese momento estaban promocionando: “London Calling” y “Train In Vain“. La banda londinense arribó a la televisión estadounidense con la energía propia de un punk rebelde y, como si tocaran en un estadio, rompieron las reglas de lo esperable en la televisión enloqueciendo a la audiencia.
Ramones
La banda punk apareció en un peculiar episodio del programa Sha Na Na en 1979. Para el show de variedades, los neoyorquinos interpretaron “Rock ‘N’ Roll High School“, pero lo más curioso es que los propios comediantes del programa en cuestión se unieron al show de la banda para presentar su rutina. Posiblemente, una de las performances más extrañas de los Ramones y, por ese motivo, algo imperdible.