Hace unos días, Depeche Mode fue seleccionada para ingresar al Salón de la Fama del Rock and Roll junto a artistas como Whitney Houston, The Notorious B.I.G., T. Rex, y Nine Inch Nails. Aquel nombramiento resaltó el estatus de banda icónica que ha ostentado por años la formación liderada por Dave Gahan.
Pero antes del estrellato, ellos tuvieron una infinidad de presentaciones pequeñas en bares del sur de Essex, Reino Unido. Durante esa difícil etapa en la que no abundaba el dinero, pero sí los dramas personales, abandonó el grupo el tecladista y compositor Vince Clarke, quien decidió sumarse a Yazoo junto a Alison Moyet.
Por suerte, el momento de triunfar llegó más adelante para Depeche Mode, poco después de cambiarse de nombre, pues antes se llamaban Composition of Sound. Iniciaba la década de los 80 y el punk rock había dejado de ser una novedad excitante para aburrir por su propios lugares comunes. La vanguardia pasó así a manos de músicos más orientados a la exploración con sonidos sintetizados aptos para las pistas de baile.
Fue entonces cuando los oriundos de Basildon sacaron una canción brillante y provocadora que les abrió el camino hacia la popularidad: “Just Can’t Get Enough“. Gahan recordó esa época en una entrevista con Entertainment Weekly:
“Tenía 18 años, casi 19. El punk acababa de terminar, pero aún había algunas personas que pasaban el rato en los clubes de Londres, que intentaban tocar música que se pudiese bailar un poco más sin ser violenta, y ‘Just Can’t Get Enough’ encajó en eso. Teníamos un grupo de amigos que iban a estos clubes diferentes, vestidos como si estuvieran en el video, usando cosas de cuero.”
Tras ello, y con la llegada de su primer disco (Speak & Spell, de 1981), Depeche Mode se convirtió en un éxito desde el punto de vista estético, además del sonoro, marcando tendencia a nivel visual y actitudinal.