Si hay algo poderoso y totalmente terapéutico en la música es el hecho de que esta puede ayudar a convertir los malos momentos, incluso las tragedias más grandes, en una obra de arte. Ese fue el caso de Jackson C. Frank, quien se inspiró en la muerte de un ser amado para darle vida a su canción “Marlene”. El nombre de la pista hace referencia a Marlene du Pont, la primera novia de Jackson, quien murió cuando explotó un calentador y provocó un incendio en la escuela secundaria Cleveland Hill en Cheektowaga, Nueva York, el 30 de marzo de 1954, cuando Jackson estaba en sexto grado.
Una tragedia que lo marcó para toda la vida
El incendio mató a quince niños de la clase de Jackson y, aunque él logró sobrevivir, el incidente lo dejó con varias lesiones físicas y mentales, como quemaduras en más del 50% de su cuerpo. A su vez, el trauma de las lesiones le generó un gran daño a sus glándulas paratiroides, lo que resultó en una acumulación desregulada de calcio en su cuerpo que condujo a grandes problemas en las articulaciones. Según recuerda Far Out Magazine, fue durante su recuperación en el hospital que recibió como regalo una guitarra acústica de su profesor de música.
“Si bien la guitarra proporcionaría una vía de expresión para su dolor, haría poco para aliviar ese mismo dolor espiritual en una vida que parecía predispuesta a la aflicción”, afirma el mencionado portal británico. “Su talento musical floreció del suelo fértil de la desesperación, y se convirtió en uno de los artistas más venerados en la famosa escena folk de Greenwich Village. Fue descrito entre ellos como un talento venerado, una especie de luz principal que admiraban personas como Bob Dylan y Paul Simon”.
Dolor y tristeza: el motor de “Marlene”
Así fue cómo el dolor, la tristeza y la pérdida, entre otras emociones y sentimientos, llevaron a Frank a escribir “Marlene” y el resto de las canciones que luego integrarían Jackson C. Frank, el único disco que lanzó antes de su desoladora muerte por neumonía en las calles de Massachusetts en 1999. El LP fue producido por el mencionado Simon y se grabó en los CBS Studios de Londres, donde artistas de la talla de Al Stewart y Art Garfunkel asistieron a algunas de las sesiones.
En lo que respecta a “Marlene”, el testimonio cantado del cantautor estadounidense se desarrolla sobre una melodía contundente y exhibe frases desgarradoras como “My friends in the bars, they only see the scars /And they don’t give a damn, they don’t give a damn that I loved you” (“Mis amigos en los bares, solo ven las cicatrices /y les importa un carajo, y les importa un carajo que yo te amé”). Podés darle play a continuación.