Todo melómano puede reaccionar a la música de una manera emocional, ya sea escuchándola grabada en determinado formato o en un show en vivo. Si tenés una canción favorita que te gusta demasiado, incluso podés llegar a tener una reacción no solo emocional sino también física: la famosa piel de gallina.
Resulta, entonces, que la piel de gallina puede darte algún que otro dato sobre la estructura de tu cerebro. Un estudio reciente del estudiante Matthew Sachs, publicado en Oxford Academic, argumenta que aquellos que experimentan esta reacción al escuchar música tienen diferencias estructurales en su cerebro.
El sitio Neuroscience explicó:
“Estos individuos tienen un mayor volumen de fibras que conectan su corteza auditiva con las áreas asociadas a los procesos emocionales, lo que significan que las dos áreas se comunican mejor”.
Esto implica, básicamente, que estos individuos tienen un mayor rango de emociones. El estudio se hizo con un grupo de apenas 20 personas, pero Sachs busca poner a prueba estos resultados en un futuro. En una entrevista, Sachs dijo que estas revelaciones podrían tener un impacto en el tratamiento de desórdenes depresivos: “La depresión causa una incapacidad de experimentar el placer de las cosas cotidianas. Podrías usar música con un terapista para explorar esos sentimientos”.
Ya ven, la piel de gallina es algo bueno. ¿Les pasó escuchando “Let Down” de Radiohead?