Desde el lanzamiento de Dookie en 1994, la carrera de Green Day no hizo más que crecer a pasos agigantados. A partir de entonces, el trío formado por Billie Joe Armstrong, Mike Dirnt y Tré Cool buscó innovar en cada nuevo disco, mutando su pop punk en algo más diverso y a veces ambiguo. Su momento de máxima ambición llegó cuando decidieron publicar una trilogía de álbumes, algo que los fans no terminaron de entender y que hoy se arrepienten de haber lanzado.
El compilado de discos ¡Uno!, ¡Dos! y ¡Tré! fue publicado en 2012 y le siguió a dos álbumes conceptuales de gran éxito para Green Day: el querido y combativo American Idiot (2004) y 21st Century Breakdown (2009), ambos con una recepción más que positiva por parte de los fans. Es por ese motivo que la banda californiana se sintió con la confianza necesaria para dar un paso más allá y encarar un proyecto más ambicioso.
Un entusiasmo desmedido
El entusiasmo del grupo por presentar este material era tal que, en una entrevista con The Hollywood Reporter, el mismo Billie Joe había definido la trilogía como “la mejor música que hemos escrito nunca”, además de aclarar que se encontraban en una corriente creativa que parecía no tener fin. “Cada canción tiene el poder y la energía que representa a Green Day en todos los niveles emocionales. Simplemente no podemos evitarlo… ¡Será algo épico!“, añadió.
Un resultado inesperado
La realidad es que cuando los discos salieron, el resultado no contentó del todo a sus más fieles seguidores. Su principal queja se fundamentaba en que la mayoría de las canciones en cada uno de los LPs sonaban genéricas y sintéticas, temas con estribillos pegadizos para sonar en la radio y con poca esencia a Green Day. Esto quedaba reflejado no solo desde lo instrumental, sino también desde la poca o nula complejidad de la lírica.
La compleja situación que atravesaba Armstrong
Lo que muy pocos sabían es que para la época en que se estaban grabando los discos, Armstrong se había vuelto adicto a los analgésicos y a no cuidarse en las giras. La gota que rebalsó el vaso llegó con el episodio que protagonizó en el festival iHeartRadio de 2012, donde exclamó la ya icónica frase “no soy el maldito Justin Bieber” al ver que a la banda le quedaba un minuto para tocar y abandonó el escenario.
Poco después del escandaloso hecho, Billie Joe tomó la decisión de ingresar en rehabilitación por abuso de drogas y confesó que ni siquiera se acordaba de lo que había dicho durante el mencionado show. Tiempo después, Green Day presentó un nuevo álbum, Revolution Radio: una obra donde el trío intentó volver a sus raíces. Aunque parezca increíble, durante las entrevistas que la banda dio para promocionar este material, Armstrong recordó la trilogía con cierto arrepentimiento.
Malas decisiones
“Esos discos no tienen ningún sentido. Tratábamos de ser prolíficos porque sí. Así que íbamos y veníamos todo el tiempo. Pensaba que mi vida era completamente normal. Y no lo era. Estaba drogado, y la gente no actúa racionalmente cuando está drogada”, confesó el músico en una entrevista con la revista Q Magazine (vía Green Day Authority).
Esto quedó evidenciado cuando en su más reciente disco de grandes éxitos God’s Favorite Band, la banda solo incluyó una canción de la trilogía, como para dejar testimonio de esa época de la banda. En el documental ¡Cuatro! dirigido por Tim Wheeler, quedó registro de toda esa época llena de excesos y polémicas.