Pese a que Bruce Dickinson se ha convertido en la cara visible de Iron Maiden desde hace varias décadas, él no fue uno de los miembros fundadores de la banda: el cantante recién ingresó a la formación en septiembre de 1981 tras la salida de Paul Di’Anno. El nacido en Worksop se unió a los metaleros a pocas semanas de que ellos emprendieran una gira, así que se trató de un desafío muy grande que pudo encarar gracias a su talento y disciplina.
Para ese momento, la agrupación ya había publicado sus primeros dos discos de estudio y estaba preparando The Number of the Beast. Tal placa llegó en 1982 para romper récords y cosecharles miles de fanáticos alrededor del mundo. El primer sencillo que se desprende del tercer álbum de Iron Maiden es “Run to the Hills”, una canción épica y desafiante en la que Dickinson despliega toda su potencia vocal e histrionismo. El excantante de Samson demostró con ese tema que es un tenor de mucho nivel y que su estilo encajaba a la perfección con la formación británica.
Pero más allá de su sonido bestial, se trata de una pieza con un importante contenido político en su letra, pues narra la llegada de los colonizadores europeos al territorio norteamericano y el exterminio de los pueblos originarios. El título del tema hace alusión entonces a la “huida hacia las colinas” que emprendieron algunos para esconderse y salvar sus vidas.
Reviví la estremecedora energía de “Run to the Hills” al escuchar el canal aislado de la voz de Dickinson a continuación: