Hasta el día de hoy Yoko Ono sigue diviendo a los fans de The Beatles, pues mientras que algunos celebran su aporte a la creatividad y la vida personal de John Lennon, otros la señalan como la principal causante de la separación definitiva de los Fab Four en 1969. Pero lo que pocos conocen es la historia de cómo se conocieron: el inglés y la japonesa se cruzaron por primera vez en persona el 9 de noviembre de 1966, es decir, hace 54 años. Por entonces, ella vivía en Nueva York y ya era una artista conceptual, aunque decía que nunca había escuchado a los Beatles.
En los años previos a su encuentro fortuito con John, Yoko se había casado en secreto con el compositor japonés Toshi Ichiyanagi. Tal unión no tuvo el mejor de los destinos y ella pidió el divorcio en 1962. Poco después, ella fue diagnosticada con depresión clínica y sus padres la enviaron a una clínica mental en Japón por un breve periodo para que se recuperara. Más adelante, Ono retomó su vida en los Estados Unidos y se casó con el músico de jazz Anthony Cox, a quien conoció en 1962, y en 1963 ella dio a luz a su hija, Kyoko Chan Cox.
Por su parte, Lennon se encontraba en el cenit de su popularidad junto a sus compañeros de grupo y se había casado con Cynthia Lennon, con quien tuvo a su hijo Julian en 1963. Según reportan distintos medios, él y su siguiente esposa se conocerían en una exposición de arte denominada “Unfinished Paintings and Objects“, organizada por la galería y librería Indica en Mayfair, Londres. Yoko asistió a ese evento como parte de su trabajo en el rubro creativo, y John hizo lo propio debido a que lo invitó su amigo, el marchante de arte John Dunbar. La idea era que el beatle fuese a ver la obra de Ono un día antes de que la muestra abriera al público. Inicialmente, él quedó bastante desconcertado con lo que encontró, pero le gustó una instalación de la nipona en la que ella había colocado una escalera que llegaba hasta un lienzo en el techo de la galería, allí estaba escrita la palabra “yes” en letra minúscula. De hecho, solo se la podía leer con ayuda de una lupa.
En aquella época, el músico vivía constantemente intoxicado con drogas y alcohol, además de tener muchos dilemas existenciales y sentir su vida vacía. Ono estaba prácticamente separada de su segundo esposo, con quien solo coincidían para acordar sobre el cuidado de su hija, así que el flechazo entre esas dos almas solitarias basado en la admiración mutua fue prácticamente inevitable.