Hoy en día Guns N’ Roses es considerada una de las bandas más grandes de la historia del rock, pero hubo un tiempo en el que, al igual que cualquier otro grupo, Axl Rose y compañía eran solo un puñado de muchachos que abrían los shows de otras personas, tal y como ocurrió a finales de 1987 cuando se convirtieron en el acto de apertura de Aerosmith. Como bien recuerda Far Out Magazine, en aquel entonces el conjunto de Los Ángeles acababa de lanzar su álbum debut, Appetite For Destruction, pero su nivel de popularidad todavía no había estallado. Sin embargo, todo cambió durante sus días de gira junto a Steven Tyler y los suyos.
El tour dio comienzo en octubre de 1987 en Binghamton y se compuso de 147 recitales por todo Estados Unidos. Sin embargo, todo había cambiado para cuando una serie de fechas concluyó en Costa Mesa, ya que el éxito y la popularidad de los Guns era mucho más grande que la de sus colegas para ese momento. Durante la gira, la historia de Guns N’ Roses cambió radicalmente gracias a su himno “Sweet Child O Mine”, canción que los catapultó a la cima del negocio del cuarto arte.
“En ese momento, ya estábamos de gira con Aerosmith”, dijo Duff McKagan durante una entrevista en YouTube en la que reflexionó sobre el lanzamiento del track. “Esas siete personas que llegaban temprano [a los shows] se convirtieron en 30, la noche siguiente fueron 300, y la otra 800. Al final de un par de semanas, las 17 mil personas que estaban ahí para ver a Aerosmith, llegaban temprano por nosotros. El álbum comenzó a ascender en las listas. El single llegó al número uno y, luego, el álbum siguió el mismo camino hacia la cima”, agregó el bajista.
Ya para noviembre de 1988 los Guns N’ Roses eran la banda de rock and roll más grande del momento y fueron los elegidos para aparecer en la portada de Rolling Stone, lugar que inicialmente estaba reservado para Aerosmith. Fue así cómo los de Boston, quienes estaban experimentando un resurgimiento después de que algunos de sus miembros volvieran a tocar tras rehabilitarse del consumo de drogas, vieron cómo un grupo de muchachos de la otra punta del país les robaba el protagonismo en sus propias caras.