Guns N’ Roses fue una de las bandas más importantes del mundo durante los 90 y su legado musical salvaje perdura hasta nuestros días. Como es natural, la carrera de Axl Rose y compañía está llena de momentos polémicos.
Uno de los episodios más accidentados de su historia ocurrió en el anfiteatro de Riverport ubicado en la ciudad de St. Louis el 2 de julio de 1991. Lo acontecido aquella noche fue un violento desorden desatado en el público a causa del comportamiento de Rose. El incidente en cuestión es conocido actualmente bajo el nombre de “Rocket Queen Riot“: la situación fue tan grave en términos de seguridad que terminó con el arresto del cantante y dejó un saldo de 65 personas heridas, dentro de ellas, 25 agentes de policía.
El concierto marchó con relativa normalidad hasta el momento de la decimoquinta canción del set del grupo oriundo de Sunset Strip. Pero durante “Rocket Queen”, Axl se enojó muchísimo cuando vio a alguien del público que estaba filmando su presentación. En seguida, el vocalista señaló furiosamente a la audiencia y le hizo pedido al staff de seguridad: “¡Esperen, tomen eso! ¡Tomen eso! ¡Ahora! ¡Agarren a ese tipo y tomen eso!”.
Ante la inacción de los guardias, Rose se apersonó del asunto y agarró la cámara con sus propias manos, tras atacar a varios asistentes y al mismo equipo de seguridad antes de ser expulsado de la multitud. Enseguida, el artista dijo desde su micrófono: “Bueno, gracias a la jodida seguridad, ¡me voy a casa!” Luego, tiró su micrófono al suelo y no regresó más a la tarima.
Su compañero Slash no supo qué hacer para apaciguar el panorama y decidió informar a la multitud: “Axl acaba de romper el micrófono. Nos vamos de aquí.” Aquello lógicamente generó disconformidad en la audiencia que a los pocos minutos armó una revuelta de cerca de tres horas de duración. Más adelante, Rose aseguró ante la prensa haber visto a un motociclista de una pandilla local llamada “Saddle Tramps” sacando fotos con una cámara de contrabando, y que la seguridad lo dejó pasar. El músico declaró:
“Los de seguridad sabían perfectamente lo que pasaba y estaban haciendo lo posible para dejar ir a ese tipo. Eso alimentó mi fuego para asegurarse de que aquello no sucediera.”
Por su parte, el periodista Daniel Durchholz, quien estuvo presente en ese evento, comentó esa desastrosa velada en Billboard y señaló que se usó una manguera contra incendios en el escenario para evitar que la gente rompiera el perímetro de la policía.
Además, Durchholz destacó que la tragedia estuvo a punto de ser mucho peor: “Vimos cómo los agitadores se colgaban de los cables debajo del equipo de sonido y luz de 60 toneladas, que se sacudía grotescamente de un lado a otro. Un técnico nos advirtió: ‘Si esa plataforma se cae, habrá una muerte masiva’.”
Afortunadamente, la estructura no se desarmó y finalmente no hubo víctimas fatales en esa oportunidad, a diferencia de la horrible noche en Donnington en 1988 en la que dos fanáticos de Guns N Roses fallecieron en el festival británico Monsters Of Rock.
Lo más reciente que reportamos sobre la banda en cuestión fue su irónico tweet sobre la pandemia del coronavirus (COVID-19).