Cuando nombramos a The Smashing Pumpkins, muchos melómanos piensan inmediatamente en clásicos cargados de melancolía juvenil como “1979”. Y aunque hoy se trate de un himno para varias generaciones, esta canción originalmente estuvo a punto de quedar por fuera del álbum Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995) porque su productor la consideraba “básica y aburrida”.
Pues bien, la historia detrás de este gran tema salió a la luz por estos días en Breaking News de Francia. Allí se revela que Billy Corgan no se resignó ante las críticas de su equipo y reescribió la canción en menos de 24 horas. Tras esos cambios, la misma fue aceptada como parte del disco. Años más tarde, portales tan prestigiosos como Pitchfork la han catalogado como una de las mejores canciones de los 90.
Pero más allá de su valor musical, se trata de una composición muy preciada para Corgan porque es un fiel retrato de cierto momento de su vida. En sus estrofas se narra el paso de la adolescencia y la adultez. Esa etapa en la que Billy empezó a tener sus primeros trabajos y conocer el mundo de las responsabilidades, pero todavía vivía bajo el techo (y las reglas) de sus padres. Una especie de limbo entre dos instancias casi opuestas. En un diálogo con VH1, el comentó lo siguiente sobre esa pieza:
“A veces, cuando escribo una canción, observo una imagen en mi cabeza. Por alguna razón, es el oscuro recuerdo que tengo. El recuerdo que acompaña a esta canción es de cuando tenía más o menos 18 años. Conducía por una carretera cerca de mi casa en una noche lluviosa y esperaba en un semáforo. Refleja emocionalmente la sensación de esperar a que algo suceda, y no estar allí todavía, pero está a la vuelta de la esquina”.
En consonancia con tal historia, el video del tema (dirigido por Jonathan Dayton y Valerie Feris) está inspirado en pasajes de la adolescencia de Billy. Un detalle curioso sobre dicho clip es que la escena en la que los Smashing están tocando debió ser filmada dos veces, puesto que la primera toma la perdió el asistente de producción a olvidar la cinta el techo de un auto y conducirlo.