Desde el comienzo de los tiempos, el arte estuvo presente entre los seres humanos y fue mutando a la par de los diferentes procesos históricos del hombre, pero, aún en el 2018, todavía parece no quedar muy en claro cuál es el límite de la expresión artística.
Ante esta duda hay dos polos opuestos: uno argumenta que cualquier cosa puede ser arte y que esta debe ser transgresora a sus tiempos, y el otro sostiene que incluso en lo que a expresión se refiere hay un límite. Ambas posturas se pusieron a la vista con la exhibición de una foto de una niña desnuda en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.
La imagen en cuestión fue tomada en 1983 por el fotógrafo Richard Prince y retrata a otra foto de 1973, capturada por Gary Gross para una publicación de Playboy llamada Sugar ‘n’ Spice, en la que se muestra la actriz estadounidense Brooke Shields (de tan sólo 10 años por aquel entonces) con el torso desnudo, parada dentro de un jacuzzi, con el cuerpo cubierto de aceite, luciendo maquillaje y joyas.
Si bien la fotografía original fue tomada con el consentimiento de la madre de Shields para dar a conocer a su hija en el ambiente hollywoodense, la obra de Prince, titulada “América Espiritual”, no quedó exenta del escándalo: en 2009 fue censurada en el Tate Modern Museum de Londres luego de recibir una advertencia de la policía porque “podía quebrar las leyes de obscenidad”. En aquel momento, fue reemplazada por una foto de la misma actriz, ya de adulta y usando una bikini, sacada por el mismo artista y bautizada “América Espiritual IV”.
Casi una década después del mencionado episodio, la imagen llegó a nuestro país, pero no sin provocar ruido en redes sociales. “Difundamos para que se cancele la exposición”, pidió la modelo Sol Cardiello. “Queremos las fotografías de Richard Prince afuera del museo Malba. Expone una foto con alusión a la pornografía infantil”, señaló la historietista Lucía Florencia Palma. Y a estos, se sumaron miles de mensajes más apuntando en la misma dirección.
“América Espiritual” yace colgada en una de las salas principales del Malba desde el miércoles pasado (27/6) como parte de un conjunto de trabajos de Prince (Panamá, 1949) y Cindy Sherman (Estados Unidos, 1954), dos referentes de la fotografía contemporánea, cuya obra revolucionó los cánones del medio artístico en la segunda mitad del siglo XX.
“Su intención es generar este debate”, argumentaron voceros del museo a Clarín para defender su iniciativa de exponer la imagen.
“Es una de las obras más célebres y polémicas de Richard Prince y se exhibe junto con otra fotografía de Brooke Shields del año 2005, que el propio Prince tomó 20 años después, validando de esta forma el señalamiento del artista: la forma en que la sociedad contemporánea representa y sexualiza los cuerpos infantiles en los medios de comunicación, el arte y la cultura popular”.