El negocio del entretenimiento es tan difícil como siniestro, y con la misma facilidad y rapidez con la que recibe a un artista con los brazos abiertos, lo escupe y desecha. Tal fue el caso de Joni Mitchell, una de las artistas más grandes de la historia que terminó tan asqueada con todo lo que rodea al ambiente del cuarto arte que optó por no escuchar música.
Retirada desde hace años debido a un derrame cerebral que le impidió seguir creando tracks, Mitchell dijo en una entrevista de 2007 con The Guardian que le década de los 80 era su “hora de morir”. “Los jefes me miraban y pensaban: ‘Oh, ya se está haciendo vieja. Tiene unos 27 años’”, afirmó, según recuerda Far Out Magazine. “Quieren deshacerse de vos y traer a alguien de 14 años”.
Mitchell aseguró que, debido al trato que recibió durante tanto tiempo, “llegué a odiar la música”, esa misma que tantas alegrías le había dado y que le había permitido crear himnos históricos que serán recordados durante muchas generaciones más.
“Escuché solo programas de entrevistas durante 10 años”, admitió la canadiense, quien luego de preguntarle a sus representantes si podían hacer una gestión para que ella compilara un CD para la serie Artist’s Choice de Starbucks que comenzó a apreciar la música de nuevo.
“Escuché todo lo que me encantó en algún momento para ver si todavía era así, y con la mayoría de canciones funcionó”, recordó. “Así que armé un compilado que comienza con Debussy, hace un viaje a través de Duke Ellington y Billie Holiday y Miles Davis, e incluye Louis Jordan”.
“Esa música alegre fue concebida en tiempos tan terribles y fue un gran alivio para la cultura en ese momento. Ese es el problema ahora: tenemos una cultura horrible, tiempos horribles y música horrible”, sentenció.