Roger Waters es uno de los músicos más destacados de la historia del cuarto arte.
Sus creaciones en solitario y, en especial, junto a sus ex compañeros de Pink Floyd dan testimonio de su genialidad, capacidad y de lo adelantado que estaba a su época en cuanto a sonido e ideas.
Dueño de un virtuosismo como pocos, el inglés le regaló a fanáticos tracks que marcaron una época en su momento, pero que hasta el día de hoy siguen sonando en los altavoces y auriculares de millones de personas.
En el día de la fecha, te invitamos a repasar tres de las canciones más importantes de la discografía de Roger Waters.
Three Wishes
Este tema encuentra a Waters usando una historia para contar su propia lucha personal y se convierte en uno de los pocos momentos verdaderamente reflexivos de la carrera del inglés.
La historia de la canción habla de un hombre que encuentra un genio en una botella y comienza a pedir sus deseos. Usando su visión mundial, el protagonista decide ayudar a lograr cosas de gran alcance como traer la paz al Medio Oriente solo para quedarse lamentando los problemas personales que no solucionó, haciendo que sea muy fácil ver la comparación con la propia vida de Waters.
Another Brick in the Wall Pt. I, II, III
The Wall es el músico en su forma más personal y no hay momento de coronación más brillante que “Another Brick in the Wall”.
En este track su protagonista, Pink, continúa construyendo un muro de división para aislarse del aterrador mundo que lo rodea. Toda la canción recuerda el increíble talento detrás de la creación de Waters y, aunque ahora puede parecer algo un poco viejo, fue una auténtica revolución del rock cuando vio la luz.
El tema y el álbum se convirtieron en parte de la iconografía de Pink Floyd y una parte vital en la historia de muchas naciones.
Comfortably Numb
Aunque Roger Waters puede ser famoso por tomar el control de las sesiones de grabación y robar el protagonismo, es su colaboración con David Gilmour la que ha producido su mejor creación.
“Comfortably Numb”, coescrito con Gilmour, es un momento apasionante en The Wall y es notable porque permite que ambas estrellas brillen. El solo y los estridentes coros de Gilmour solo son igualados por el genio compositivo de Waters.
Uno de los momentos de la historia de The Wall en los que nuestro protagonista se aleja aún más de su audiencia y funciona como un reflejo directo del aislamiento al que se sometía Waters antes de grabar el álbum.