A más de 30 años de su muerte, los amantes de la obra de Luca Prodan siguen atesorando cada vestigio de su paso por la ciudad de Buenos Aires. En ese sentido, uno de los sitios más importantes es la casa del barrio de San Telmo en donde vivió sus últimos años el recordado líder de Sumo.
Ubicada en Alsina 451, la entrada de esa vivienda exhibía hasta hace poco una gran cantidad de firmas y grafitis realizados por seguidores de Prodan. Los mismos fueron acumulándose allí con el paso de los años para honrar al desaparecido ídolo del rock argentino.
Lo cierto es que en el día de ayer, y desde su página oficial, el bar cultural que ahora funciona en la citada casa anunció que las icónicas puertas habían sido pintadas por empleados del Gobierno de la Ciudad sin previo aviso. Los administradores dejaron en evidencia su enojo por ese acto que para ellos equivale a borrar varias décadas de historia de los fanáticos de ese artista.
El año pasado ya se había generado una polémica y un gran descontento respecto de un acto dedicado a la memoria de Luca, concretamente porque la Legislatura Porteña encargó una placa en mármol con su nombre mal escrito (decía “Lucas”, con una S al final). Al final optaron por corregir el error borrando la letra que sobraba.
Lo más curioso es que algo similar sucedió meses después con la placa conmemorativa de los orígenes de Soda Stereo, aunque el titulo de la banda fue transcrito como “Soda Estereo” en esa oportunidad.