Sabemos que un robo siempre es una experiencia traumática, ya sea que se trate de uno cometido con violencia o sin que siquiera nos demos cuenta de lo que nos ha sucedido. Esta desagradable experiencia puede generar aún mayor tristeza y preocupación cuando lo que nos han hurtado son nuestras herramientas de trabajo, es decir, los que nos permiten ganarnos la vida.
Eso fue justamente lo que le sucedió al reconocido fotógrafo apodado como el Chava Rock, a quien le sustrajeron la mochila en la que portaba todo su equipo de trabajo.
El mencionado fotoperiodista mexicano hizo pública entonces esta sentida carta, en la que habla del valor y la historia de los ítems que le fueron arrebatados y cuya ausencia está haciéndole tan difícil la vida en estos momentos:
“CARTA ABIERTA
Pues no apareció mi equipo.
A quien lo haya tomado porque confundió la mochila con alguna de las suyas (porque me niego a creer que se metieron a un cubículo de medios exclusivamente para robarse la maleta que estaba cercana a la puerta) le pido por favor:
– Cuidar la cámara Canon, con lente extra, con ella he retratado parte del rock en nuestro país los últimos cuatro años. Hace tiempo la olvidé en un taxi y días después el taxista me la regresó, la olvidé una vez con mis carnales de Grita Radio y en seguida me llamaron para regresármela. La cámara es muy noble, ya viajó a Sudamérica varias veces y siempre aguantó los cambios de clima, altura, escenarios, etc. Cuídela, por favor.
– Tuvo suerte, va con dos pilas extra, para que pueda tomar fotos y videos durante horas y horas. También lleva dos tarjetas para grabar 128 GB de video y fotos. Disculpe que no lleve flash, nunca lo uso, solo el integrado. En su lugar lleva un porta celulares, por si quiere hacer transmisión en directo por redes sociales al mismo tiempo que usa la cámara.
– Va un chaleco de foto conmemorativo del Vive Latino, también una playera Mescalito, que por cierto lleva parte de mi sudor, disculpe, si la lava, por favor que sea al revés y no la deje mucho tiempo secando bajo el sol, no importa que la lave con agua fría o caliente, la tela aguanta.
– También van varios cables, cargadores, power bank, tripies pequeños, palo de selfie y demás materiales extras para celular, cuídelos, son rete útiles.
– A la mochila no le dé mal trato, la quería mucho, la compré en el Hard Rock hotel de Puerto Vallarta, estaba chida. No la llene de caguamas, por favor, no sabe cargar drogas.
– La maleta y estuches de la cámara ya están muy madreados, pero no por gusto, sino por tanta chamba, le entraban con fe al slam, aguantaron lluvias, temblores y muchas inclemencias.
– Se llevó cargando también como veinte revistas Mescalito, no sea gacho, quédese con una y las demás regálelas, o déjelas en un parque, seguro habrá alguien que lo agradecerá.
Pero mi recomendación más importante, es que le dé un buen uso y si algún día se arrepiente de no haber buscado al dueño de todo esto, no se preocupe, disfrutemos que usted y yo tenemos salud y que la vida sigue, por fortuna no tuvo usted que empuñar un arma para obtener todo esto, afortunadamente yo no tuve que recibir una madriza para entregar todo esto. Así que viva el rocanrol”.