“El primer recital de Pérez en Pura fue un jueves. No había mucha gente, había, qué sé yo, 15 personas… Y estuvo buenísimo, la verdad”, recuerda Ramiro Sagasti cuando se le pregunta por Pura Vida, el centro cultural de La Plata situado en diagonal 78 entre 8 y 61. Era el año 2009 y tanto la vereda de la Facultad de Bellas Artes como la Plazoleta de los Lápices estaban vacías. Del lado de enfrente, unas pocas personas caían a aquel antro y se metían mientras realizaban giras nocturnas por la ciudad para ver bandas. Algunas de ellas aprovechaban para promocionar sus propios proyectos musicales mediante folletos.
En el interior del local, un grupo de tres chicas y cuatro chicos saltaban y coreaban las canciones de Pérez como si fuese la banda más grande del mundo. Eran los únicos que la conocían. Los demás no tenían ni idea de lo que estaban escuchando, pero poco a poco se fueron sumando. “Nosotros estábamos muy contentos de tocar ahí -reconoce el frontman en conversación con Indie Hoy-. Me acuerdo que tocamos bien”. Unos meses después, a principios de 2010, fueron convocados para ser teloneros de Mostruo! y se encontraron por primera vez frente a un público masivo. “Pura es importantísimo porque es un lugar que permite que los músicos podamos vivir de la música”, explica Ramiro.
Para comprender esto hay que conocer la historia de Diego Cabanas, fundador y ex dueño del bar, un joven de Lobería que en el año 2000 se fue a estudiar a La Plata. Al poco tiempo de su llegada creó Flamingo, una rockería en la que él se encargaba de pasar música ubicada en la misma casa donde hoy está Pura Vida. Así conoció a muchos artistas del under platense que se acercaban para entregarle sus demos y que él los hiciera sonar. “Flamingo, un hermoso inicio de amor con el under… Con la plazoleta noche los lápices… Con la Facu de Bellas Artes… Con la jacarandá de la plazoleta… Con la diagonal 78 y sus locos”, rememora Cabanas con un tono melancólico.
En aquellos tiempos, los espacios culturales de la ciudad le cobraban a las bandas y a los solistas para que puedan tocar ahí. No existía una real conciencia de los costos que implicaba ser músico, como el alquiler de la sala de ensayo, el sonido y la publicidad. Por otro lado, si bien no tuvo la misma repercusión que en Buenos Aires, la tragedia de Cromañón había desembocado en un sinfín de clausuras y leyes cada vez más restrictivas a nivel nacional. Estos motivos, fusionados con la pasión que el empresario sentía por la música de la ciudad, fueron el germen para cerrar el local y generar un nuevo proyecto, antes despidiéndose con un recital de las bandas Pájaros y The Mono’s Giornos.
La nueva propuesta era innovadora: se trataba de un espacio en donde los músicos no tenían que pagar para realizar sus shows, disponían de un equipo de sonido y sonidistas, podían poner un precio a las entradas y cobraban la totalidad de los ingresos. Era una escena que acercaba al público a esos sótanos de los años setentas y ochentas donde se había gestado ese primer under.
Tal vez por eso es que el periodista Facundo Arroyo describe a Pura Vida como “la Perla del Once del siglo XXI en La Plata”, y el crítico Oscar Jalil lo define como “un espacio de libertad único” con un interés genuino por la propuesta musical de cada artista. Jalil también lo compara con el mítico CBGB de Nueva York, donde surgió toda una escena musical gracias a que el dueño trataba bien a los músicos y les brindaba un escenario para tocar cuando estos eran difíciles de conseguir.
Para ese momento, la banda local El Mató a un Policía Motorizado ya tenía un público medianamente masivo. En las entrevistas que le hacían desde medios de Buenos Aires, Santiago Motorizado siempre se acordaba de mencionar a Pura Vida con la intención de contagiar esa misma actitud en la escena porteña. Una nueva camada de artistas estaba emergiendo y para el cantante era fundamental que tuvieran más sitios para desarrollarse.
Un hogar para la diversidad
El recital inaugural de Pura se realizó el jueves 21 de febrero de 2008 en el marco del ciclo “Jueves despiertos” con los shows del power trío rockero Atmosferia y la agrupación electro punk The Charlie’s Jacket. El bar estaba recién terminado y un olor a pintura fresca lo recorría de punta a punta. La casa aún conservaba su estructura original y en una de las habitaciones había un local de ropa. Además, el escenario era un triángulo donde solo entraba un instrumento.
Por aquel entonces todavía estaba activo el debate entre la música hecha con instrumentos y la electrónica, cuando el género musical recién estaba apareciendo en el under platense hasta entonces más arraigado a las bandas. Pero también era una muestra de algo que con el tiempo marcaría la esencia del antro: la idea de una gran variedad de propuestas y de formas de hacer música conviviendo en un mismo sitio.
“Pura Vida unió mucho a las bandas, los artistas se hicieron del lugar -reconoce el mismo Cabanas-. Armamos muchos festivales donde había varios estilos. El público empezó a ver muchas bandas de todos los géneros”. Es que antes de su fundación, la mayoría de los bares solían tener una curaduría muy estricta y había escenas que eran más excluyentes que otras, como las del punk y del metal. “Todos a los que les costaba más conseguir un lugar para tocar, todos los ‘inadaptados’, tenían su lugar en Pura Vida”, explica Jalil con palabras más puntillosas que las de Diego.
Uno de los músicos a los que le ha tocado vivir desde adentro esto es Juan Manuel Córdoba, baterista de la banda pop La Piel de Sol y ex miembro del power trío de rock alternativo White Season, entre otros proyectos. Para él, si bien hoy cada vez existen más espacios que abren sus puertas a todo lo que se les proponga, este icónico centro cultural es el único que lo hizo desde su concepción. “Eso es hermoso -explica-. En una noche larga de Pura podes escuchar una banda de rock, otra de cumbia, de electrónica, de trap o lo que sea”. Córdoba destaca que esa diversidad musical y la “vida que se respira ahí mismo” fueron de gran influencia para sus proyectos. Desde un lugar mucho más juvenil, la solista Sol Medina comenta que quienes asisten suelen terminar conociendo a músicos que les pueden “revolucionar la noche” y que “la salida al Pura entrelaza a varios artistas que hacen diferentes cosas”.
Para la artista musical transgénero Diki, Pura Vida ha cambiado con el tiempo, ya que “antes era un espacio más cercano al típico estilo machista hetero-cis”. La ex integrante de Bochadeinfo y actual Keh Difícil dice que, si bien siente que todavía hay muchas cuestiones para tratar, hoy en día el lugar es habitado por muchas disidencias que rompen con esas imposiciones. “Ahí sentí que por fin varias personas podían escucharnos, conocernos y agitarse”, recuerda la cantautora acerca de la primera vez que tocó ahí y sintió un marco de contención en donde expresarse con libertad. A su vez, señala la importancia de que existan marcos de contención como Pura Vida, en donde la comunidad LGTBIQ+ se pueda expresar con la mayor libertad posible. “¡Al closet no volvemos nunca más! ¡En ningún ámbito del arte! ¡Expresarnos desde nuestra identidad nos da la fuerza que nos quitaron!”, sentencia Diki.
Solidaridad y contracultura
La madrugada del viernes 20 de abril de 2012, un grupo de agentes de Control Urbano se acercó al local. Ese día tocaban The Falcons, El Perrodiablo y Fantasmagoria, pero no alcanzaron a sonar tres canciones de la primera banda que repentinamente el sonido se cortó y Cabanas anunció que la noche se había terminado. El antro había sido víctima de una ola de clausuras en la cual cayeron otros 16 locales, la mayoría de ellos dedicados a los espectáculos musicales. En ese entonces el intendente era Pablo Bruera del Frente para la Victoria, y la excusa por parte de la municipalidad fue que “no tenían la habilitación para realizar espectáculos”.
Al día siguiente, se creó un grupo de Facebook en el que se convocó a una concentración en la Plazoleta de los Lápices. La iniciativa fue puesta en marcha por los comunicadores Eliana Urbina y Ramiro “Mister” García Morete con ayuda de Caio Armut, organizador de eventos y amigo de la casa fallecido en 2017. El mismo García Morete, también vocalista de Las Armas Bs. As., explicó al portal 0221 que el evento puso en discusión la importancia de Pura Vida y el sentido de pertenencia que generaba. En esa línea, para Eliana significó “una sensación abrumadora de tracción colectiva”. Una semana después, y tras varias reuniones entre Diego y los representantes municipales, el centro cultural reabrió sus puertas.
Por aquellos tiempos todavía se editaba la revista mensual gratuita De Garaje fundada en 2007. En mayo se publicó la edición número 52, que llevaba como tapa el logo de la calavera de Pura Vida con los ojos vendados por una tela negra acompañado del título “La cultura organizada frente a una gestión municipal enceguecida”. La nota principal fue escrita por Juan Barberis y Facundo Arroyo, que en ese momento era el editor. “Fue una nota súper polémica, dentro del staff había gente que no estaba de acuerdo con hacerla”, recuerda Arroyo. En la misma, Cabana explicaba que los papeles para la habilitación habían sido presentados un año y medio atrás.
Por otra parte, en esos últimos días habían aparecido algunas noticias relacionadas con quejas vecinales por ruidos molestos apuntando en su totalidad contra la zona en la que se ubica el local, así como las de otros sitios culturales. Fue bajo ese foco problemático que los periodistas se acercaron a las calles aledañas del entonces Estadio Ciudad de La Plata para hablar con los vecinos, quienes mencionaron la contaminación sonora y los problemas de estructura para el alojamiento de los multitudinarios eventos que se realizaban allí. El poder político platense veía a la cultura como un terreno para el clientelismo y para la revista eso se reflejó en una de las frases lanzadas durante las reuniones con Cabanas: “No sabíamos que tu bar movilizaba a tanta gente”.
Ese momento de la clausura fue clave para que poco a poco el lugar tomara un rol cultural y político más activo, con diversos eventos caritativos y conmemorativos que van desde festivales por el Día de la Memoria y la Noche de los Lápices hasta el Día de la Primavera. Pasada una semana desde la histórica inundación de La Plata desatada el martes 2 de abril de 2013, el equipo se puso manos a la obra y así nació el festival “Pura Vida Solidario”. La primera edición se realizó en la calle y el cierre se lo llevó la banda post punk NormA, y tuvo una convocatoria tan grande que decidieron llevarlo a cabo los dos años siguientes.
En los días previos al festival, con la colaboración de músicos y amigos, el personal del centro cultural armó un búnker de trabajo donde juntaron diferentes objetos y mercadería. En ese momento, La Cámpora y el peronismo se habían adueñado de la ciudad y no dejaban que nadie entrara en los barrios populares. Sin embargo, ellos no querían que ningún partido se apropie de su trabajo y el de la gente. Fue así que Diego, junto a Caio y un grupo de personas buscaron la manera de sortear esos obstáculos y que su ayuda llegue a diferentes hogares. “Y después seguimos haciendo miles de cosas… Me acuerdo de una familia a la que se le quemó la casa y también estuvimos ahí, hicimos un recital… De un pibe que tenía una peluquería y le robaron las cosas… ¡Me acuerdo pilas de esos eventos!”, comenta Diego.
A lo largo de 2016 siguieron una serie de nuevas clausuras que para Eliana Urbina fueron sinónimo de agotamiento, pero también marcaron el fin de una era. En un principio decidieron continuar sin bandas en vivo, que era su principal ingreso, y en su lugar hacer rifas, ciclos de cine y transmitir partidos de fútbol para que el antro pudiera subsistir. A pesar de tener todo en regla, los papeles estaban varados en Planeamiento Urbano, por lo que la autorización tardaba en aparecer. Al borde de la quiebra, la decisión de no organizar recitales en vivo fue revocada poco tiempo después de que se pusiera en juego. “No somos un bar, nunca lo fuimos -expresó Cabanas a Télam-. Somos un lugar en el que se hacen actividades artísticas y tocan bandas”.
Tras una clausura, y dado que Diego tampoco tenía el dinero suficiente como para mudar el antro, el 6 de junio los integrantes de Pura Vida anunciaron su cierre para fin de mes. En una entrevista para FM Cielo, el intendente Julio Garro perteneciente a Cambiemos comentó que había una demanda judicial realizada por los vecinos. Además explicó que si bien tenían la habilitación como bar, su ubicación y las características les impedían habilitarlo para producciones artísticas. Parecía todo un circo: mientras en los últimos seis meses se habían desatado un sinfín de clausuras a diferentes locales culturales, el intendente recorría los medios fingiendo un interés por la contracultura.
Al mismo tiempo, el gobierno de María Eugenia Vidal promovía la realización del festival Provincia Emergente en el Estadio Único con una grilla que ponía el interés en artistas masivos. En esa línea, uno de los que salió a defender el centro cultural fue Santiago Motorizado, para quien el festival fue “una ofensa” ya que al mismo tiempo se estaba persiguiendo a los espacios en donde el arte se desarrollaba realmente con libertad y un espíritu alternativo. Si bien el cantante creía que las políticas culturales no deben faltar en cualquier gobierno, criticó su falta de creatividad y la persecución a los espacios en donde el arte realmente se desarrollaba con libertad y un espíritu alternativo. “La cultura no es un famoso tocando la guitarra, sino todos tocando la guitarra”, sentenció Motorizado.
El 16 de junio la Municipalidad de La Plata por fin dio marcha atrás a su decisión de clausurar el espacio. Ese mismo día, el Secretario de Cultura Gustavo Silva los convocó para informarles que los papeles estaban todos en orden y que se les entregaría la habilitación correspondiente. Además, les manifestó que previamente él había mantenido una reunión con el intendente y que habían acordado trabajar en conjunto para evitar el cierre del local. Los miembros del lugar no tardaron en dar a conocer su alegría mediante un comunicado en el que agradecen a quienes los habían apoyado y acompañado poniéndose a disposición de sus necesidades.
Los años de Pura Vida Radio TV
El constante interés por difundir bandas alternativas hizo que en 2012 aparezca Radio Pura Vida, que tenía su estudio en el segundo piso del centro cultural. “Venían pibes que querían hacer radio -recuerda Diego-, había gente que hacía radio, gente con ganas de hacer cosas y difundir under”. El primer programa fue DJ Poronga, donde Caio se encargaba de musicalizar. La señal se emitió vía internet en su primer año y al poco tiempo dejó el streaming para pasar a la frecuencia 100.7 y convertirse en Radio TV con antena.
Una de esas clásicas noches de bandas, Diego se acercó a Eliana y le propuso ser la directora de la radio. Su cara de sorpresa fue tan evidente que Cabanas, en una de sus típicas actitudes, prosiguió con un “andá, pensalo y después venís y me decís que sí”. En ese cargo, que ocupó hasta la última transmisión en 2022, se encargó de armar una programación de lo más variada y armoniosa, que diera difusión a cuanto artista se acerque y en la cual se sumaran más voces femeninas. Era como una traducción de lo que sucedía ahí abajo en el escenario, y muchas veces realizaron programas especiales en vivo para cubrir los festivales que se desarrollaban allí.
Uno de esos fue el festival Ciudad Alterna, el cual Eliana recuerda como heroico porque lo hicieron casi sin dinero. Las clausuras llevadas a cabo durante 2016 le habían quitado toda la energía y el ánimo como para que el proyecto siguiera a flote. Además, el equipo se encargaba de pagarle a sus profesionales incluso desde lo más mínimo por lo que en un momento la misma Eliana se tuvo que dedicar a operar. Sin embargo, en buenas épocas tuvieron una programación de calidad, sobre todo desde las cinco de la tarde hasta las doce de la noche. “Fue muy difícil el remar en dulce de leche sin dinero un proyecto tan grande como ese, pero fue muy hermoso mientras duró”, admite.
En 2015 nació El club de los idiotas adorables, un programa conducido por Martín Sanzano y Juan Facundo Díaz que se transmitió los domingos por la noche hasta su última emisión en 2017. Para Díaz, la radio fue el primer sitio que confió en él sin pedirle pergaminos previos como profesional. Por el simple hecho de no ser comercial, contaban con la libertad artística para hacer lo que quisieran. “Tuvimos un espacio donde nos respetaron como profesionales -explica Facundo-, y nosotros llevamos adelante un proyecto muy serio por el que pasaron más de 100 artistas”. La radio ocupó un rol clave para comunicar todo lo que sucedió durante la segunda clausura del local y así conservar su relación con la gente. Mientras el antro estaba cerrado, las bandas iban a la radio a mostrar su apoyo y así los oyentes se enteraban en qué estado de situación se encontraba todo.
Pura Vida como una semilla para otros espacios culturales
Como Pura Vida siempre tenía la agenda llena y era casi imposible conseguir fechas, en 2013 surgió Moura, un bar ubicado en diagonal 74 entre 57 y 58. En sus dos años de existencia mantuvo el mismo lema: las bandas no pagan por tocar. Primero nació como una parrilla restaurant llamado La Tropa y luego devino en bodegón. Es en esos tiempos que Diego sumó un escenario, luces, sonido y operadores. La mayoría de las personas que desfilaban por aquel sitio también eran habitués del Pura. En palabras de Eliana: “Era una gran época de ir a ver bandas, a comer algo en alguna promo y descubrir bandas nuevas”.
La capacidad de Cabanas para generar propuestas nuevas no se quedó ahí: en 2020, con el inicio de la pandemia de COVID 19, decidió dejar de lado el centro cultural y hacer su camino. La partida de Armut le había pegado muy fuerte y la posibilidad de apartarse del bar era algo que se venía planteando desde aquel momento. “Era tiempo de soltar, mil noches, mil recitales”, explica con cierto cariño. Al poco tiempo, él y su familia se fueron a vivir a Tandil con la esperanza de fundar algo similar en aquellas tierras. Sin embargo, la situación sanitaria hizo de este proyecto algo difícil de llevar a cabo, por lo que al cabo de un año volvieron a La Plata.
Una vez de nuevo allí, recordó aquel alargado local que quedaba al lado de Pura Vida y que tenía dos ventanas que daban a la plaza. La canción “D78” de NormA fue el detonante que necesitaba para volver a tomar el toro por las astas y ahí mismo abrir otro bar llamado Diagonal 78. Durante la pandemia había visto muchos músicos tocando por sus redes sociales y eso le dio la idea para un formato en donde los músicos tocaran en una ventana. En un principio tomaban solo artistas solistas, luego se sumaron las bandas. El sitio duró un año, hasta que en enero de 2023 la propiedad se vendió.
No fue solo Cabanas quien se animó crear otros espacios por fuera de Pura Vida. Matías “Chino” Carranza, músico también loberense y trabajador del centro cultural, estudiaba en Mar del Plata y conoció el bar durante un viaje que hizo para visitar a unos amigos en 2014. “Desde el primer momento en el que entré supe que era lo que realmente quería para mi vida: música, arte”, cuenta Carranza. El sentimiento fue tan grande que se mudó a La Plata y en 2015 entró a trabajar como mozo para más adelante pasar a atender la barra y luego ser encargado.
Esa idea de autogestión, así como la independencia de las bandas o la construcción colectiva que el centro cultural llevaba como bandera desde sus inicios, le generaron un gran interés por lo que allí sucedía hasta el punto en que comenzó a programar la agenda. “Empezamos a charlar mucho con Diego Cabanas -explica Carranza-, yo quería involucrarme plenamente en el under y todo lo que pasaba… Fue él quien me inició en programar y producir eventos artísticos”. Con esa experiencia, en 2022 se retiró del plantel y creó Psiquika, otro local de música en vivo ubicado en la calle 45 entre 8 y 9. Un punto en común entre ambos bares era que esa línea de respeto por los artistas cediendo toda la taquilla y aportándoles el equipamiento necesario para sus shows.
Cuando Diego dejó su puesto en Pura Vida, se empezó a mover la noticia de que estaba a la venta con la premisa de que quien lo sucediera tuviera la capacidad de seguir con el legado de semejante espacio. En ese momento se presentó Pablo Giacomi junto a algunos amigos a quienes no hizo falta mucho esfuerzo para convencerlos de comprar el local y mantenerlo cerrado por tiempo indefinido en función de la pandemia. El empresario marplatense fue también dueño y fundador del bar Ciudad de Gatos, que en ese momento estaba ubicado en calle 17 entre 69 y 70. Cabanas lo eligió y a partir de ese momento pasó a funcionar como una cooperativa. Según Pablo, sin Pura nunca hubiese existido Ciudad de Gatos ya que este siempre fue un norte de cómo mantenerse a la vanguardia en una ciudad culturalmente pujante y al mismo tiempo formar una comunidad orgánica. Para él, ambos centros culturales son totalmente diferentes, pero mantienen la misma esencia.
Ciudad de Gatos surgió en 2016, cuando Giacomi y una socia de Monte Hermoso tenían la necesidad de que exista un sitio de reunión conforme a sus gustos y no a los de los clásicos comerciantes bolicheros platenses “con camisa”, también llamados por él como “gatos”. Luego de que uno de esos “dueños de la noche” les recomendó no seguir con la idea, Giacomi y su socia se sintieron outsiders, pero lejos de frustrarse ese mismo día se les ocurrió el nombre. Para tratar de ocultar esa especie de burla, la llevaron al extremo llenando el sitio de gatos. Otro momento bisagra se dio también en pandemia, cuando consiguieron un lugar a medida en la esquina de calle 17 y 71, frente a la Estación Provincial. Ahí ambos espacios culturales comparten un playón para 5.000 personas donde una vez al mes se realiza el festival Festi Aire.
Tres shows memorables en Pura Vida
Para el año 2014, el local ya había cosechado una gran aceptación por parte del público platense. El domingo 27 de abril, los miembros de El Mató a un Policía Motorizado recibieron un llamado con una invitación para tocar ahí esa misma noche. La situación fue muy sorpresiva, ya que para esos tiempos la banda llenaba sitios más grandes como el Teatro Ópera de la ciudad. “Cuando empezamos nos hubiese gustado tocar ahí en Pura Vida porque está muy bueno el lugar, el ambiente, el trato y todo eso. Nos pareció un poco raro porque lo anunciamos el mismo día y explotó de gente”, explica el guitarrista Manuel “Pantro Puto” Sánchez Viamonte.
Lo mismo sucedió dos años después, en 2016, esta vez para el festejo de los 500 shows de la banda. Eran las dos de la tarde del domingo 9 de noviembre cuando lo anunciaron desde sus redes sociales. El posteo dejaba ver a Jerry Seinfeld con un micrófono en colores morado, rosado, rosa pastel y amarillo. Para Diego, este evento le dio mucha visibilidad al centro cultural. Cuando el recital terminó, mucha gente apareció preguntando “¿Cómo no me enteré?” y hasta algunos escépticos dudaban de que eso realmente hubiera pasado. Si bien no tocaron muchas veces ahí, Santiago dice esperar que aquellas intervenciones hayan servido para algo. Además, cuenta que durante mucho tiempo vivió a pocas cuadras y que ese cruce de calles generado por la plazoleta siempre le pareció “espectacular”.
Otra banda platense emblemática para Cabanas fue Virus, a tal punto que decidió darle al escenario el nombre de “Federico José Moura”. “A veces pienso que Federico merece mil homenajes por su legado”, cuenta Cabanas acerca de su pequeño homenaje a este gran artista. De alguna manera, todo eso se vio consumado el 21 de mayo de 2019, cuando Julio Moura presentó su primer y único disco solista titulado Enigma 4 y debutó como cantante. Por aquellos tiempos, Moura había dejado de tocar y en ese nuevo comienzo cambió mucho su visión de cómo se relacionaba con la gente. Necesitaba hacer algo más íntimo, que lo acerque aún más a sus oyentes, y Pura era el sitio indicado.
Construcciones y recuerdos
“El Pura siempre será de los artistas. El día que dejen de sonar las bandas será un espacio vacío y solo quedarán las anécdotas y algunos recortes de revistas”, explica Cabanas mientras probablemente intenta dar a entender que quizás lo que él hizo fue “todo” y a la vez “nada”. O quizás esa frase simplemente tenga una búsqueda contracultural y una lucha contra el poder político al que tantas veces tuvo que verle la cara. Es que a lo largo de todo este tiempo, el sitio ha sido testigo no solo de diferentes artistas, sino también de problemáticas y profundos cambios sociales. Como sea, llegar a formar parte de los ámbitos artísticos más importantes de Argentina y del mundo es un privilegio.
“Yo creo que Pura me ayudó un montón a conocer a mis amigxs, así como también en la difusión de mí música y mí fotografía obvio”, dice Sol Medina. En coincidencia con estas palabras, Juan Manuel Córdoba recuerda aquel domingo en que fue a ver una banda y el cantante, que cumplía años, llevó un canasto lleno de empanadas para repartir entre el público. En esa línea lo define como un lugar “muy generoso y amiguero” que promueve la comunión entre músicos de distintos estilos musicales. “He tenido las mejores charlas de música y de la vida apoyado en esa barra”, suma Juan Facundo Díaz, agregando que Pura Vida le ha dado a conocer muchos seres queridos y le mostró una parte de La Plata que no conocía. Para Diki, es un lugar de encuentro y de intercambio con gente de otras escenas, porque ahí habitan todas las personas que antes de entrar o después de los shows se juntan en la plazoleta.
Desde otro punto de vista, Carranza comenta que para él Pura Vida fue una escuela, un sitio en donde encontró muchas respuestas y salidas a las formas tradicionales que se acostumbran. “Gracias Pura por tantas alegrías que me llevo para siempre en mi corazón”, agradece. Por su parte, Eliana cuenta que: “Durante muchísimo tiempo me referí al bar como mi segunda casa… ¡En cierta forma lo es! ¡Ir a Pura Vida a mí me es tan familiar como ir a lo de un amigo con el que te criaste! ¡Lo sentís parte de vos!”. En ese sentido, durante estos 15 años se mudó de domicilio al menos tres veces y al momento de elegir dónde iba a vivir siempre sacaba el cálculo de a cuántas cuadras de distancia estaba de diagonal 78 número 733.
Santiago Motorizado recuerda aquella vez que su hermano vino de visita a Argentina desde España y fueron a comer con su familia a la pizzería de la esquina. A lo lejos se escuchaban algunas canciones de Demencia, una de sus bandas favoritas, por lo que decidió corroborar en Facebook si esa noche tocaban en Pura Vida. Luego de ver que efectivamente estaban realizando un show, le pidió permiso a su familia y se fue a verlos, pero no solo le bastó con ser un espectador sino que también se subió a cantar. “Todo esto mientras mi familia comía enfrente. Nunca se enteraron de nada. Pero fue para mí un recuerdo histórico, porque cantar con una de mis bandas favoritas… ¡Esas cosas no las olvido nunca más!”, explica el frontman.
“Como un lugar de la movida de la música y del rock ahí en La Plata está buenísimo, he ido muchas veces, siempre la pasé bien, sus dueños eran gente muy buena onda y esa cuestión de que no te cobren por tocar es un golazo -cuenta Pantro Puto-. Yo me crucé con mucha gente en el país que su sueño era ir a Pura Vida, gente de otras provincias que querían ir a conocer Pura Vida por todo lo que significaba”.
En relación a esto, Facundo Arroyo explica que “el rock como cultura siempre necesita del mito y Pura se volvió un poco eso también”. Según él, el antro ya forma parte de la tradición musical platense y los músicos que llegan de otras partes de mundo tienen la necesidad de tocar ahí. Por su parte, Ramiro Sagasti coincide con que se trata de un sitio de culto y suma que “siempre las noches en Pura son muy lindas, la paso siempre bien con todos los proyectos con los que me presento y me he presentado”.
Para Jalil, el centro cultural es un espacio genuino de libertad donde se pueden expresar los músicos, fotógrafos, diseñadores, poetas, vestuaristas, escenógrafos y todo aquel que forme parte del mundillo artístico. “Si algo tiene de distintivo el rock platense es que tiene una cultura amplia en cuanto a que desde la época de La Cofradía de la Flor Solar o de Los Redondos las bandas de acá son grupos multidisciplinarios”, explica.
Gregorio “Goyo” Jauregui -integrante de Peces Raros y Fus Delei que desde la pandemia es encargado del antro-, define al bar como un espacio cultural autogestivo, independiente y contracultural que le abre las puertas y da trabajo a toda la comunidad de artistas platenses. Desde su punto de vista, cada artista nuevo le aporta un plus de vitalidad a la escena musical que es muy importante. “Imagino que en algún momento yo fui parte de una de las tantas generaciones que aportó a la causa y ahora mi objetivo es potenciar a los que toman ese rol hoy en día”, concluye.
Festejos por los 15 años
Desde principios de marzo, Pura Vida viene brindando fechas con entrada gratuita, una propuesta que continuará hasta finales de abril. A diferencia de otros cumpleaños que se hacían cortando la calle, este año los festejos se realizan dentro del bar, y los shows se pueden disfrutar de miércoles a domingo a partir de las 19 h.
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