Eran días silenciosos en Junín, sin internet, con poca televisión y con un viento feroz. Eran días donde una chica de 13 años se encerraba en su cuarto y pensaba que la música podía ser lo más importante: gastó sus únicos ahorros en la compra de su primera guitarra. Después, tocó en algunas bandas mientras fantaseaba con la vida de los músicos, pero ese mundo era algo tan íntimo y personal que decidió guardarlo para ella sola.
Con el tiempo se mudó a Buenos Aires, estudió diseño y lo que parecía lejano se le apareció de golpe: recitales, cantantes y bandas nuevas. Y ahí descubrió otra manera de habitar la música a través del diseño, el lettering y la identidad gráfica para referentes musicales como Paul McCarney, Marilina Bertoldi, Lizzo, Juana Molina, Pussy Riot, entre muchos otros. Esta chica se llama Martina Galarza y su apodo artístico es Marte, diseñadora gráfica e ilustradora.
Galarza nació en 1992 en Buenos Aires, pero al poco tiempo se mudó y pasó su infancia y adolescencia en Junín. Le gustaba jugar con los LEGOs y la consola Sega. También disfrutaba mucho dibujar junto a sus hermanos. Una atmósfera artística rodeaba la casa, pero fue ella la única que armó una carrera en base al arte. A los 17 años se mudó a Capital a hacer vida de estudiante y fue ahí donde se empezó a forjar su camino en el diseño.
La artista pasó 4 años por la Facultad de Ciencias Exactas y luego se cambió a Diseño Gráfico en la FADU. Mientras cursaba tuvo sus primeros trabajos como diseñadora freelance e iba ganando experiencia en el oficio que cada vez le interesaba más. El cambio de carrera la había agotado, así que solo elegía las materias que más le gustaban, sin presiones para recibirse o terminar en los tiempos estipulados. En paralelo tuvo una formación en talleres de lettering en Argentina y Estados Unidos. Uno de los más importantes y que marcó su manera de diseñar fue el curso de Guille Vizzari, referente en el diseño de tipografía.
“Comencé a hacer flyers para recitales y tapas de discos para las bandas de mis amigos -cuenta Marte en conversación con Indie Hoy-. Lo hice medio por necesidad, porque sentía que su música estaba buenísima pero siempre relegaban la imagen para lo último”. De esta manera comprendió que su manera de acercarse a la música era mediante el dibujo, una práctica desarrollada en la infancia y que ahora tiene un objetivo claro: generar imágenes donde el color sea sinónimo de emociones.
A la hora de trabajar, la artista hace un boceto a mano que luego pasa al iPad y a Illustrator. Siempre se pregunta qué tipo de sentimientos y emociones busca generar y para eso la música la ayuda a construir la imagen. “Creo que siempre busco generar una emoción. Comenzar a hacer diseño con la música me entrenó para poder traducir aquella emoción que me producían las canciones en algo gráfico, para que quien lo viera se imaginara el estilo de la banda”.
Desde los pósters de recitales de Marilina Bertoldi hasta el diseño de merch para Paul McCartney, el trabajo de Marte se extiende entre diversos músicos, festivales, campañas feministas, arte de discos y bares. En cada trabajo desarrolla una estrategía para llamar la atención mediante los colores. Estos son una puerta a emociones determinadas, con un vínculo con el evento o con los artistas para los que está generando una identidad visual. “Cuando trabajo con otro tipo de clientes en general suelen ser artistas de otras disciplinas, o marcas con las que resueno. Me es muy difícil trabajar para alguien o algo con lo que no me identifico”, dice Marte.
En una entrevista para el programa de radio Generación Perdida, la diseñadora menciona que en la escuela se la pasaba haciendo garabatos y fue ahí donde se dio cuenta que tenía una letra “linda”. Le robaba las lapiceras a sus compañeros y dibujaba todo lo que podía. Ese podría ser el inicio de una carrera internacional donde la sensibilidad se mezcla con los trabajos a pedido, su pasión por la música y la necesidad de comunicar. Las imágenes vibrantes de Marte aparecen como faros de una cultura donde la imagen genera melodías y viceversa.