Por primera vez, McDonald’s se hizo presente en el Lollapalooza Argentina y lo hizo como manda su rica historia: además de un stand interactivo, instaló un imponente e innovador restaurante de 50 metros cuadrados –construido en tiempo récord gracias a su tecnología modular y a su sistema de steel frame– dentro del Hipódromo de San Isidro. Todo esto de la mano de una propuesta 100% sustentable centrada en generar conciencia acerca del cuidado del ambiente.
Como era de esperar, la primera participación de McDonald’s en el festival de música más grande del país fue recibida con mucha alegría por los cientos de miles de personas que vivieron un fin de semana con artistas internacionales de primer nivel. A lo largo de las tres jornadas, todos aprovecharon la ocasión para acercarse a almorzar y cenar los McCombos más deliciosos.
Llamativo y descontracturado, el stand oficial fue el lugar perfecto para que todos puedan divertirse con amigos y en familia, así como recargar energías para poder seguir recorriendo todos los escenarios del Lollapalooza Argentina. La zona de chill out fue el lugar ideal para distenderse en un puff, sacarle provecho a la conexión WiFi y recargar la batería de los celulares.
Pero eso no fue todo. Quienes vivieron la experiencia McDonald’s en el stand, también se divirtieron con las dos instancias de photo opportunity disponibles: una caja de papas fritas gigante con visuales estridentes y tecnología audiorítmica, y las hamacas que se encontraban dentro de los icónicos arcos dorados. Mientras caía el sol, el espacio VIP en la terraza se convirtió en la locación ideal para disfrutar de los principales shows del festival.
El impactante espacio gastronómico, además de un éxito, fue por completo desmontable y sostenible: sus tres cocinas y 320 colaboradores alimentaron a miles de personas a lo largo de tres días muy intensos. Tres días en los que operó con separación de residuos y en los que ofreció un menú en pictogramas para aquellas personas que padecieran del Trastorno del Espectro Autista.
Los arcos dorados gigantes de acopio instalados cerca del local estaban destinados a que los consumidores depositen allí todos sus residuos plásticos. Después de su recuperación, reciclaje y disposición final a cargo de la cooperativa Rock & Recycle, se lo acondicionó para poder utilizarlo en el armado de maderas plásticas que se donarán al Hospital de San Isidro. Innovación y sustentabilidad son conceptos que pueden ir de la mano.