En el día de ayer se conoció la noticia de la muerte de Sinéad O’Connor a sus 56 años. Los medios de comunicación y las redes sociales se poblaron de homenajes para la cantante irlandesa, recordando su música, sus militancias y también su lucha contra los problemas de salud mental que la aquejaron gran parte de su vida.
Mientras O’Connor renovó su carácter de icono e ídola en el día de ayer a raíz de su muerte, Morrissey se corrió de las tendencias y decidió escribir una carta totalmente sincera sobre su sentir y completamente detractora de la industria de la música. Fue a través de su blog que el exlíder de The Smiths expresó:
“Tenía tanto de ella para dar. Su sello la dejó caer después de vender 7 millones de álbumes para ellos. Se volvió loca, sí, pero poco interesante, nunca. Ella no había hecho nada malo. Ella tenía una vulnerabilidad orgullosa… y hay cierto odio en la industria de la música hacia los cantantes que no ‘encajan’ (esto lo sé muy bien), y nunca son elogiados hasta la muerte, cuando, finalmente, no pueden responder. El cruel corralito de la fama rebosa de elogios para Sinéad hoy… con las habituales etiquetas tontas de ‘icono’ y ‘leyenda’… La elogian ahora porque es demasiado tarde. No tuvieron las agallas para apoyarla cuando estaba viva y los estaba buscando. La prensa etiquetará a los artistas como plagas por lo que ocultan… y llamarían a Sinead triste, gorda, chocante, loca… ¡ay, pero hoy no! Los directores ejecutivos de la música que pusieron su sonrisa más encantadora cuando la rechazaron para su lista están haciendo cola para llamarla un ‘ícono feminista’, y las celebridades de 15 minutos y los duendes del infierno y las discográficas de diversidad excitada artificialmente están entrando en Twitter para tuitear su jibber-jabber… cuando fueron USTEDES quienes convencieron a Sinéad de que se rindiera… porque ella se negó a ser etiquetada, y fue degradada, como siempre son degradados los pocos que mueven el mundo”.
La mención a otras víctimas del sistema
Morrissey fue más lejos y nombró a otras artistas que fueron víctimas del sistema, de la adoración del público que puede ser efímera y superflua: “¿Por qué ALGUIEN se sorprende de que Sinéad O’Connor esté muerta? ¿A quién le importó lo suficiente como para salvar a Judy Garland, Whitney Houston, Amy Winehouse, Marilyn Monroe, Billie Holiday? ¿A dónde vas cuando la muerte puede ser el mejor resultado? ¿Esta locura musical valió la vida de Sinéad? No”.
“Ella fue un desafío y no podía ser encerrada, y tuvo el coraje de hablar cuando todos los demás permanecieron en silencio de manera segura. Fue acosada simplemente por ser ella misma. Sus ojos finalmente se cerraron en busca de un alma que pudiera llamar propia. Como siempre pierden el punto culminante, y con las mandíbulas trabadas regresan al “icono” y la “leyenda” insultantemente estúpidos cuando la semana pasada las palabras mucho más crueles y despectivas lo habrían hecho”.
Finalmente, el cantante cerró su escrito con una fuerte crítica al periodismo: “Mañana, los aduladores vuelven a sus publicaciones de mierda en línea y su acogedora cultura del cáncer y su superioridad moral y sus obituarios de vómitos como loros… todo lo cual los atrapará mintiendo en días como hoy… cuando Sinéad no necesita su basura estéril”.