Los MTV Unplugged son casi un género en sí mismo. Algunos de ellos han llegado a ser grandísimos álbumes dentro de la discografía de las bandas y artistas, como el icónico de Nirvana, y muchas de las versiones en vivo han llegado a superar las originales.
En 1993, MTV llegó a Latinoamérica, y así, los Unplugged de nuestros músicos comenzaron a ser reales. Todos los Unplugged latinoamericanos fueron grabados en Miami y significaron la entrada del mercado latino a un formato que ya tenía comprobada su eficacia y popularidad con las audiencias. Aquí te traemos algunos de los mejores del rock nacional, con las historias que los rodearon.
Charly García
Sin dudas el acústico de Charly García para MTV es uno de los más icónicos dentro de nuestro rock nacional. El álbum fue grabado el 4 de mayo 1995 y llevó por nombre Hello!, tal como la Barbie parlante que tiene el músico repite en varios momentos del show. El concierto reunió grandes hits como “Cerca de la revolución”, “Fanky”, “Demoliendo Hoteles”, un inolvidable “compactito” de Serú Girán, ante el cual el músico pide al público: “Por favor, lloren.” La banda que Charly reunió para esta ocasión incluyó músicos como María Gabriela Epumer -que aporta un toque inolvidable a las canciones-, Fabián Von Quintiero y Fernando Samalea, sumado a un conjunto de cuerdas que dio el detalle distintivo a las versiones de los clásicos temas.
De hecho, este último aspecto fue lo que convenció a Charly de decir que sí a la propuesta de MTV: “Es muy difícil que Charly haga algo que le proponen. Pero tampoco es boludo: si ve que hay una punta que puede servir para mover mercados, para montar una producción linda, la cosa le empieza a gustar. Finalmente, cuando Charly divisó la posibilidad de dotar de nuevos arreglos de cuerdas a varios de sus temas clásicos, la nave se empezó a mover”, contó Von Quintiero en un nuevo especial de Rolling Stone.
El productor Alex Pels estaba seguro de que García sería una gran pieza para la inauguración de los MTV Unplugged argentinos. Una vez que Charly aceptó, las preocupaciones estaban puestas en que todo saliera perfecto: que la banda sonara de maravilla y que desde la producción se pudiera tener algún control, ya que el ex Sui Generis buscaba dirigir todo.
Samalea, por su parte, recuerda las excentricidades de Charly una vez que la banda ya estaba en Miami:
“Charly no estaba muy interesado en permanecer en su habitación: prefirió mudarla al interior de una limusina. Se empecinó en no bajarse jamás y le dio uso veinticuatro horas diarias. Tuvieron que asignarle tres chóferes que cubrieron turnos de ocho horas cada uno. Allí se sentía como pez en el agua, provisto de equipo de música, minibar, cuadernos y un teclado amplificado. Circulaba interminablemente las calles soleadas de South Beach, sin rumbo determinado más que el constante andar.”
El resultado fue un álbum fundamental dentro de la discografía de Charly, impecable musicalmente, incluso con los olvidos de las letras y la rebeldía que siempre lo caracterizó.
Soda Stereo
Poco tiempo antes de separarse, en marzo de 1996, Soda Stereo grabó su MTV Unplugged titulado Comfort y música para volar. Esta era una banda fundamental para que formara parte de los unplugged de MTV, ya que “era la única banda que funcionaba bien en Argentina, en Chile y en México”, explicó Pels. Debido al turbulento momento que atravesaba la banda, la preparación para este show fue bastante agitada y con pocos ensayos, lo que lo otorgó a las canciones un clima de improvisación.
Además de la formación clásica del trío, se sumó Tweety González en teclados, un trío de cuerdas y vientos y tuvo como invitada a Andrea Echeverri de Aterciopelados, que aportó un carácter único a la versión de “En la ciudad de la furia”. Algo similar pasó con “Té para tres”, canción a la que Cerati le sumaría el riff de “Cementerio Club” de Pescado Rabioso.
Este disco, finalmente, presentó grandes versiones de los temas que ya todo el público conocía de Soda, aportando nuevos matices inmortalizados. “La verdad es que fue medio arduo hacer este álbum, pero por circunstancias ajenas al disco. Y cuanto más ardua se pone la situación, más uno lo mete. En ese aspecto me siento orgulloso de haber hecho este disco con los chicos”, dijo Cerati en aquel entonces en conferencia de prensa.
Luis Alberto Spinetta
Otro de los épicos unplugged argentinos es el de Luis Alberto Spinetta. Este es, tal vez, es uno de los más curiosos: tuvo una duración más extendida y presentó un repertorio atípico dentro de lo que venía siendo la propuesta del resto de los conciertos, porque El Flaco eligió incluir canciones inéditas y dejó afuera sus más importantes hits. El álbum se tituló Estrelicia y fue grabado el 20 de septiembre de 1997 y significó mucho tiempo de negociaciones previas, ya que el maestro del rock nacional se mostraba algo reacio a la propuesta sobre todo por el momento musical que estaba atravesando, que se alejaba mucho de un formato acústico.
Marcelo Torres fue el bajista de esta formación y recuerda: “La idea de MTV era que Luis hiciera una reseña de su historia hasta ese momento, y él nunca estuvo muy de acuerdo con eso. Veníamos tocando con Los Socios una música nueva, que para la historia musical de Spinetta era volver al sonido fuerte. Pero pensándolo un poco más y por recomendación de algunos amigos, entendió que estaba bueno hacerlo. Entonces encaramos el proyecto ya no con el concepto que tenía el grupo sino en plan Spinetta solista.”
El disco abre con una gran versión de “Durazno sangrando” y, si bien está la ausencia de hits que él se negó a tocar a pesar del pedido de la producción, como “Muchacha”, se incluyen temas como “Barro tal vez” o “Laura va”.
El formato MTV Unplugged también llevó a la televisión durante los 90 a bandas como Illya Kuryaki and the Valderramas, Ratones Paranoicos, Babasónicos, Los Fabulosos Cadillacs, entre otros, marcando una tendencia alternativa a las canciones ya inmortalizadas de nuestro rock nacional.