Band On The Run representa el gran triunfo de Paul McCartney luego de The Beatles. Los tres compositores de la banda -McCartney, Lennon y Harrison-, comenzaron los años 70 inaugurando sus carreras solistas y con grandes álbumes: McCartney, John Lennon/Plastic Ono Band y All Things Must Past, respectivamente. Pero, mientras los dos guitarristas mostraban lo que posteriormente serían sus más grandes éxitos ya en estos primeros discos, el bajista parecía estar aún buscando su verdadera voz en solitario.
Así es que en 1973 llegaría Band On The Run, posiblemente uno de sus discos más icónicos hasta la fecha, contenedor de grandes canciones como la homónima o “Jet”, “Nineteen Hundred and Eighty-Five”, entre otras. Este disco y su gestación esconden varios eventos desafortunados y decisiones que podrían pensarse como equivocadas. En aquel momento, Paul lideraba la banda Wings, una creación propia en la que se encontraba junto a su esposa Linda.
Si bien las ideas eran del beatle, volvía a apostar al formato banda, con la cual ya había lanzado los álbumes Wild Life y Red Rose Speedyway. Luego de un pobre recibimiento de parte de la crítica, McCartney sacó a relucir sus más refinadas melodías para crear un disco con grandes momentos, himnos rockeros y con un talante pop. Para grabarlo decidió instalarse en Lagos (Nigeria) y él fue el encargado de grabar baterías y guitarras por el abandono de los músicos, además de bajo y voz, por supuesto.
Sin embargo, las cosas en el país africano no salieron como él pensaba. Una noche, luego de salir de un bar, él y su esposa fueron abordados por seis hombres en la calle quienes, luego de ofrecerles repetidas veces llevarlos a su hotel, los asaltaron con un cuchillo. El músico llevaba algo de dinero, una cámara posiblemente de Linda ya que era fotógrafa y, lo más importante, los demos originales de Band On The Run. Al llegar al hotel, McCartney recibió, tarde, una carta de la compañía EMI que le aconsejaba no llevar adelante su idea de ir a Nigeria ya que se avecinaba un brote de cólera.
Así, el músico tuvo que encerrarse nuevamente en el estudio y regrabar las canciones, aunque el proceso de composición y grabación fue tan vertiginoso que las ideas estaban frescas. El disco marcado por el abandono de sus compañeros, el peligro y la posible pérdida de todo el material, acabó siendo uno de los más destacados de la carrera de McCartney. Sin dudas, el ex beatle fue puliendo su estilo y encontrando una voz propia por fuera de los Fab Four, aunque si trazamos una línea desde sus comienzos hasta hoy, hay aspectos compositivos y estéticos que prevalecen.