“Al regresar de Tucumán no tuve dudas que fui estafado, usado y engañado”. Así comenzó la carta recibida por la agencia Télam mediante la cual el Pity Álvarez rompió el silencio y se refirió a su escandaloso show de hace casi tres semanas.
El escrito, replicado por La Nación, continúa:
“Estuve varios días en la cama sin ganas de salir, escuchar ni ver a nadie; con una angustia, impotencia, depresión, no sé, un sentimiento que no puedo explicar con palabras. Me llevó este tiempo poder salir de esto y ahora que estoy mejor, quiero decir que si en alguna forma soy culpable, fue por ser tan ingenuo y confiar tanto en las personas”.
De esta manera, el líder de Viejas Locas contradijo lo expresado por el productor del concierto, Lucas Salinas, quien no sólo culpó al artista sino que en su momento le manifestó a La Gaceta: “[A Pity] sólo le importa él y ya no sé si es de mala gente o que está desequilibrado. Hice todo lo que pude por respeto a la gente, lo contrario de Pity”.
El hecho en cuestión ocurrió el pasado 7 de abril en el Club Argentino del Norte de la capital tucumana. Allí se suponía que se presentara Viejas Locas, pero el evento terminó en catástrofe debido a las actitudes de Álvarez. En primera instancia, Pity demoró más de 6 horas en arribar al lugar puesto que despegó en un vuelo privado desde Buenos Aires a la misma hora en la que debía comenzar su show. Mientras tanto, el músico le envió un video a su público pidiéndole que lo esperaran dos horas más.
Al llegar al club, Pity optó por encerrarse en su camarín manifestando una disconformidad con el acuerdo económico al que habían llegado él y Salinas.
Ya pasadas las 5 de la madrugada y luego de horas en el lugar, el cantante y guitarrista subió al escenario, pero tuvo que abandonarlo minutos después tras ser el blanco de una lluvia de objetos propinada por los frenéticos fans. Su partida derivó en que la gente decidiera incendiar parte del escenario y una torre de sonido, destruyendo así consolas y demás equipo técnico.