Los Arctic Monkeys son una de las bandas más grandes y populares que el Reino Unido ha dado en los últimos años. Pero, al igual que cualquier otro conjunto, tuvo que empezar bien desde abajo. El grupo de Sheffield debutó con Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not (2006), pero antes de eso los miembros de la banda ya compartían sus creaciones a través de los sitios de descargas piratas que podían encontrarse en internet.
Sus comienzos imitando a Oasis
Según recuerda Far Out Magazine, en una conversación con Pitchfork en 2012, Alex Turner discutió el impacto crucial de Oasis en la formación inicial del grupo y recordó la vez en la que él y el baterista Matt Helders llegaron a la escuela vestidos como los hermanos Gallagher para actuar durante la asamblea.
En esa entrevista, el cantautor contó: “Cuando salíamos de la escuela primaria, todos los niños formaban grupos y hacían una actuación, como si las niñas hicieran un baile con las Spice Girls o lo que sea. Matt, yo y algunos de nuestros amigos pusimos ‘Morning Glory’: ‘tocamos’ con unas raquetas de tenis y fingimos ser Oasis. Matt era Liam Gallagher. Yo era el bajista. Estábamos ahí parados, haciendo lo que hacía Oasis en el escenario, que no era gran cosa. No creo que tuviéramos una reacción tan buena como las Spice Girls”.
La primera canción escrita que no llegó a grabarse
Sin embargo, tiempo después el deseo de Turner y sus amigos de ser estrellas de rock comenzó a tomar forma, especialmente en la navidad de 2001, cuando sus padres y los del guitarrista Jamie Cook les regalaron violas para que dejaran atrás las raquetas de tenis. Así fue que empezó la historia de lo que hoy conocemos como Arctic Monkeys y los adolescentes de Inglaterra escribieron su primer track, “Matt Dave Rock Song”, tema que no llegó a ser grabado en el estudio, pero que luego fue descrito por sus responsables como “una basura” y “bazofia total”. Como no hay registros de ese tema, dejamos una grabación de “Ravey Ravey Ravey Club”, otro track que no llegó a ser grabado.