Pocas bandas tienen un repertorio tan impresionante a nivel musical y tan emotivo como Queen. Dentro de sus más grandes éxitos hay uno que se destaca por su dramatismo y por su despliegue vocal: “Bohemian Rhapsody”. Y aunque prácticamente todo el mundo ha cantando sus estrofas, pocos conocen la historia detrás de esta composición estrenada en 1975 como parte del álbum A Night At The Opera.
Según reporta el portal especializado A Queen of Magic, el tema de casi seis minutos de duración nació en el departamento que Freddie Mercury tenía en Kensington (Londres), donde el nacido en Tanzania tocaba su piano cada vez que se sentía inspirado. Pero el proceso creativo de esta pieza no fue nada sencillo, pues el músico tenía sus ideas en desorden y, según mencionaron años más tarde sus compañeros Roger Taylor y Brian May, había varias lagunas en la primera versión de la canción.
Al respecto, el baterista del grupo señaló:
“Freddie tenía papeles por todos lados, dibujos, y pequeños ‘galileos’, todo escrito a lápiz. Parecía un rompecabezas, pero era más organizado de lo que parecía”.
La tarea de pulir esa pieza no fue sencilla, y por ese entonces la agrupación ensayaba de 10 a 12 horas al día para perfeccionarla. En una entrevista con la BBC, Taylor aseguró que todos tenían una gran química vocal y aquello permitió que surgieran las partes más operísticas del tema: “Brian tiene una voz baja, Freddie tenía esa voz increíble e inigualable, y yo podía hacerlo bien en los altos y John decidió no cantar”.
Más adelante, los rockeros británicos definirían a ese sencillo como “la joya de su corona”. Y no es para menos, pues décadas más tarde ese tema sería proclamado por varios medios como el más escuchado del siglo XX.