Desde el año 2008 viene llevándose a cabo en distintas partes del mundo el Record Store Day, cada tercer sábado de abril, creado con el fin de promover y celebrar ese mágico hábito que consiste en ir a una tienda de discos y pasarse horas y horas mirando, buscando y eligiendo esos álbumes que seguramente nos tendrán hipnotizados en los días venideros.
La idea surgió en el año 2007, de un grupo de coleccionistas y dueños de tiendas de discos de Baltimore, quienes consideraron que era necesario animar -no sin un dejo de nostalgia e interés comercial- ese ritual que todo melómano alguna vez practicó: ir a comprar un disco.
Como toda idea inspirada en una actividad que sin pruritos podríamos denominar de culto, la celebración del Record Store Day se propagó rápidamente por varias ciudades del mundo, logrando la adhesión no sólo de disquerías importantes -como Rasputin Music- sino también de grandes artistas que se fueron sumando año a año con el fin de mostrar su apoyo a la causa, como fue el caso de Metallica (2008) y The Smashing Pumpkins (2010), entre tantos otros. El mismo día suele ser elegido para auspiciar nuevos lanzamientos, en vinilos y en CD (incluso en casete), que constituyen uno de los principales objetivos del júbilo: la compra y venta de discos. Clásicos y no tan clásicos seleccionados para ser editados por primera vez, o simplemente reeditados, debido a su vigencia cultural.
El listado de lanzamientos para el año 2014 incluye a Joy Division (An ideal for living. Vinilo 12”); Nirvana (Pennyroyal tea/I hate myself and want to die. Vinilo 7”); The Cure/Dinosaur JR. (Side by side series. Vinilo 7”); David Bowie (Picture disc. Vinilo 7”); The Allman Brothers (Live at the Beacon Theatre, 1992. Vinilo 12”); The Animals (The Animals EP. Vinilo 10”); Jake Bugg (Live at Silver Silver Platters. Vinilo 12”); Cage The Elephant (Take It Or Leave It. Vinilo 7”); Disclosure (Apollo. Vinilo 12”); The Flaming Lips (7 Skies H3. Vinilo 12”); Oasis (Supersonic. Vinilo 7”), y muchísimos más.
Una pregunta insoslayable surge de lo dicho anteriormente: ¿es casual que los artistas y las tiendas de discos apoyen la celebración de una causa que comercialmente favorece a ambos? Para nada. Pero también es cierto que la cultura de la descarga, al mismo tiempo que crea mayor democraticidad en el acceso a esos bienes que consumimos, promueve -un poco por automatismo- el deterioro cualitativo de los mismos (no es comparable la calidad sonora de un vinilo e incluso de una grabación en formato WAV con la de un archivo MP3); además de que cualquier músico necesita vender su trabajo -material o virtualmente- para más o menos seguir comiendo, para pagar sus cuentas y continuar haciendo música. Sin lugar a dudas, la venta virtual pone en jaque a la tradicional venta del disco, pero la posible extinción física de éste no radica en la dicotomía “comercio virtual versus comercio material”, ya que en ese caso seguiríamos ante una venta (del artista hacia el público). La cuestión afinca en la creciente cultura cibernética de la descarga, que nos permite a todos disfrutar de la mejor música sin pagar un peso (a los músicos, claro, no así a las grandes compañías que nos venden los servicios de internet). Se podrá objetar que quienes que estén interesados en escuchar “bien” tienen la oportunidad de hacerlo, y que las descargas están destinadas a aquellos que “libremente” eligen escuchar en ese formato (siempre pensando en MP3), segmentándose así el consumo. Pero también se presenta otra problemática que obstaculiza esa “libre” elección: cada vez se torna más difícil acceder a un disco en vinilo (ni hablar de una bandeja medianamente buena), debido a sus altos costos, sobre todo por la relación pesos-dólares, ya que en su mayoría esos bienes son importados, y cuando no lo son, los vendedores y fabricantes dolarizan los precios por diferentes razones económico-culturales que no son el objeto de esta nota.
Complejo pero real, este fenómeno es interesante, ya que nos invita a reflexionar sobre las relaciones centro-periferia, industria cultural e importación estética. ¿Acaso la “época de la reproductibilidad técnica”, tal como supo llamarla Benjamin en su célebre ensayo de 1936, se expresa hoy con todas sus fuerzas en internet? ¿Acaso la desacralización de las obras llevada a cabo por Warhol devino en esta suerte de reproductibilidad en serie que permite copiar y pegar infinitesimalmente, y también bajar la calidad sonora para lograr “más espacio” virtual? ¿Tiene tanta importancia el espacio virtual, o es ante todo una obstinación de nuestros tiempos? ¿Hablamos de confort o de comodidad -en su peyorativa acepción-, de conformidad o de resignación?
Con todo, vale la pena preguntarnos también por qué este evento no se realizó antes aquí en Argentina. En el sitio oficial del Record Store Day figuraban dos disquerías que al parecer eran las embajadoras del acontecimiento en nuestro país; intentamos comunicarnos con ambas para que nos confirmaran su adhesión al mismo. Una de ellas respondió que no participarán. La otra no contestó.
En Indie Hoy, entre discusiones e intercambios sobre el asunto, coincidimos en el desencanto que generaba la ausencia del Record Store Day una vez más en nuestra agenda cultural, ya que Argentina, además de contar con un exigente y muy culto público, alberga una cantidad importante de compositores y artistas independientes -muchos de ellos de gran nivel- como así también de sellos y discográficas que vienen trabajando sin haber perdido un significativo grado de autonomía respecto de los grandes pulpos de la industria musical. Ninguna disquería ni agrupación independiente había asumido la importancia de la fecha, hasta el día 15/04, en el cual advertimos la participación de Hallo Discos, Discos Dojo, Estamos Felices, Fuego Amigo Discos, ZZK Records / Zizek Club y Scatter Records, sellos que tuvieron la decisiva iniciativa para la realización del evento.
Es cierto, como se mencionó más arriba, que uno de los principales objetivos del festejo es la comercialización (no se trata aquí de idealizar el tema pretendiendo escamotear su evidente sesgo económico). Pero eso no conlleva necesariamente la desvirtuación del rito del disco. Que un evento se haga con fines de lucro no constituye motivo suficiente para criticar su existencia. Podemos discutir, y con toda pertinencia, la utilidad que podría representar este acontecimiento para las corporaciones de la industria musical, empresas que también se encuentran en la plataforma virtual (MySpace -aunque hoy esté un tanto relegado- forma parte de Fox Interactive Media, que a su vez pertenece a News Corporation, el tercer grupo de entretenimiento más importante del mundo, que tiene dentro de su inmenso conglomerado de medios al sello MySpace Records, discográfica que está vinculada con Universal Music Group). Podemos seguir la concatenación de medios “diferentes” y terminar en no más de cuatro grandes firmas.
Esto nos indica que escuchar o descubrir un artista por internet no siempre demuestra su independencia o autonomía. Como dijera Simon Reynolds: “conocer a un grupo a través de MySpace no debería ser más ‘underground’ que escuchar una canción en Clear Channel o comprar un CD fabricado por una de las cuatro mayores corporaciones musicales como Universal”. Esto podría aplicarse perfectamente a varias de las redes y medios que todos utilizamos.
Entonces, si bien la crítica a “la cultura de la descarga” podría deslizarnos fácilmente hacia una apología indirecta de las grandes firmas y sus patentes, lo que aquí se pretende incentivar es la realización del día del disco articulada con el beneficio que podría significar para todos aquellos que vienen trabajando independiente y autónomamente, con todo lo que eso implica: autofinanciación, autogestión, autoorganización, y, en fin, autonomía y libertad para crear desde uno mismo, desde las propias motivaciones. Porque, después de todo, se trata de hacer lo que uno quiere y siente, sin tener que sujetarse a los condicionamientos y pretensiones de la industria.
Record Store Day Argentina
Sábado 19 de Abril – 16 hs.
Mercurio Disquería
Avenida Santa Fe 2729 – 1er Piso.