John Frusciante es uno de los guitarristas más originales que ha dado el rock. Su estilo único imprimió de un sonido inolvidable a incontables hits de Red Hot Chili Peppers, al tiempo que se gestaba también su carrera como solista. Muchos de los característicos riffs de Frusciante pueden ser coreados como si se tratara de la melodía principal de las canciones e incluso se han vuelto el elemento más memorables de ciertos tracks.
Previo a construir un estilo propio e inconfundible, el músico se formó como guitarrista, incluso de manera autodidacta y con fuertes influencias de los nombres más grandes del rock: Jeff Beck, Jimmy Page, David Gilmour, Jimi Hendrix, entre otros. A continuación repasamos tres canciones donde se luce la guitarra de John, destacadas en sus canales aislados. (vía Far Out)
“Can’t Stop”
Esta canción se incluye en el álbum By The Way de 2002 y se convertiría en uno de los tracks más famosos de la placa. En él la guitarra tiene una gran presencia, marcando un riff contundente, difícilmente olvidable, que recorre las estrofas otorgando un estilo funk y cortado que relaja durante el estribillo en una clásica sucesión de acordes, para pasar a una parte C con resonancias al estilo reggae. La canción también da lugar a los arpegios tan clásicos de John y por supuesto, se reserva un momento hacia el final para una suerte de solo donde la guitarra se vuelve la protagonista.
“Blood Sugar Sex Magik”
Esta canción, homónima al segundo álbum de Red Hot Chili Peppers, tiene la fortaleza propia de la banda, además de momentos que apelan a la sensualidad y a tonos de heavy metal. La guitarra de Frusciante aún no tiene la identidad inconfundible que se vería en álbumes como By The Way o Californication pero sí funciona en las estrofas como una especie de loop con una sonoridad y mood al estilo Black Sabbath. Esta es una de las canciones más emblemáticas del disco que echa mano a recursos del grunge, desarrollando momentos de tranquilidad sucedido por partes explosivas.
“Californication”
El arpegio de guitarra es probablemente uno de los puntos más característicos de “Californication”, la canción que le da nombre al séptimo álbum de Red Hot Chili Peppers. Con un mood tan nostálgico como rockero, la guitarra oscila entre arpegios y rasguidos para llegar a un momento crucial con un memorable solo despojado y coreable que da un toque de aire a la monotonía de la canción para luego volver a su inicio. Este tema marca un fuerte sonido de los 2000, acompañado por la letra de Kiedis que es un manifiesto político y social que no escatima en su extensión.