Si bien Kurt Cobain tenía una actitud arrasadora para tocar la guitarra, la realidad es que nunca fue el más virtuoso tocando este instrumento ni tampoco planeó serlo. De hecho, la mayor parte de su destreza con la guitarra se basaba en hacer ruidos ensordecedores o arreglos melódicos para hacer la transición entre el verso y el estribillo. Aun así, con el paso del tiempo sus riffs pasaron a la historia y fue reconocido por su inventiva a la hora de crearlos. Sin embargo, hay una de sus composiciones que el bajista Krist Novoselic no podía soportar.
Según recuerda Far Out Magazine, después del éxito rotundo de Nevermind en 1991, Nirvana buscaba consolidar un nuevo sonido más pesado, visceral y crudo. Con esa idea en la cabeza, la banda entró al estudio junto al productor e ingeniero Steve Albini, con quien se propusieron que las canciones sonaran como si hubiesen sido grabadas en directo, con la batería de Dave Grohl sonando mucho más fuerte que antes.
Así surgió In Utero, la obra más áspera y potente de la banda, con un Cobain que se destacó aun más en su interpretación vocal. Dentro de las canciones que la conformaron, hubo una en especial que resaltó del resto y se transformó en un éxito inesperado: “Heart-Shaped Box“. Sin embargo, la primera vez que Novoselic escuchó el álbum -y ese track- quedó horrorizado y pensó que Cobain necesitaba volver a grabar sus partes de guitarra debido a lo terrible que eran. En una entrevista con Conan O’Brien, el bajista dijo que el solo de guitarra de Kurt arruinaba por completo el tema.