Exile on Main St. es uno de los discos más peculiares de la carrera de The Rolling Stones. Publicado en 1972, el álbum le tomó tres años a la banda, pues fue un trabajo singular no solo a nivel compositivo sino también de grabación, ya que los integrantes se encontraban en diferentes lugares y muchas cosas fueron hechas por separado. Gran parte de la grabación se llevó a cabo en una mansión que Keith Richards alquiló en Francia pero no todas las etapas fueron hechas en conjunto.
El disco contiene canciones como “Rocks Off” o “Sweet Black Angel” y se presenta como un trabajo de culto dentro de la carrera de los británicos, sin la población de hits que muchos de sus álbumes tienen. En una entrevista con GQ, Mick Jagger habló sobre el proceso creativo del álbum y cómo funcionó con su dupla creativa, Richards: “Nosotros seguíamos trabajando aunque Keith no estuviera ahí. Eso es lo que Keith dice también. Escuché una entrevista de él el otro día y dijo: ‘Solía levantarme y escuchar que ellos estaban tocando y decía ‘Caray, estuvieron tocando sin mí toda la noche'”.
Además, el cantante de “Satisfaction” hizo hincapié en la amplia participación de músicos externos a la banda, lo cual también contribuyó a la singularidad del disco: “La cosa con Exile es que está lleno de músicos. Hay dos pianistas, dos trompetistas, Jimmy Miller tocando la batería en algunos momentos. Había todo tipo de combinaciones sucediendo – Mick Taylor tocando el bajo si Bill no estaba. Quiero decir, el tema con los discos es que puedes hacerlos con dos personas. Así que no importa realmente si están todos”.
Finalmente, Jagger aceptó que disfrutó la experiencia de hacer el disco, que es “algo muy difícil de explicar a la gente” y que no quisiera volver a pasar por el proceso otra vez.