Lo que hace unos años comenzó para Tomi Porcelli como un gran disco conceptual compuesto a su vez por cuatro discos breves, derivó en una búsqueda mucho más simple. Así, el músico porteño llega al estreno de Pausa, tercer EP de su tetralogía.
Esta última expresión es seguramente la más precisa para rotular su discografía hasta ahora, que se compone de tres álbumes y con vistas a grabar un cuarto en los próximos meses que sirva de cierre a esta etapa. Además, al momento tiene planes de publicar un disco iniciado también hace varios años, lapso en el cual también aprovechó para grabar el disco Era (2021) junto a Clara Lambertucci y Matías Méndez en bajo y batería respectivamente.
La intención original del músico de Balvanera era pensar un vínculo conceptual más notorio entre los cuatro discos y trabajar sobre los cuatro elementos (agua, aire, fuego y tierra), algo que no tardó mucho en descartar cuando notó que la idea viraba hacia otro lado y el orden cronológico con el cual lanzaba cada uno de estos EPs era de por sí suficiente. Le fue de utilidad tratar de mantener un concepto que había incorporado hace poco: el “microdisco”. Podríamos definirlo como un disco integrado por pocas y breves canciones, con una duración total comúnmente rondando los 10 minutos. De esta manera, podía comenzar el proceso de grabación de cada uno con un formato preestablecido y una paleta sonora y lírica delimitada por cada uno de los elementos.
Pausa es, posiblemente, un punto de inflexión en la carrera de Porcelli, ya que por primera vez se anima a instalar tensiones con sus trabajos previos. En conversación con Indie Hoy, Tomás no duda al hablar en ella como una obra “bisagra” y agrega: “es poner pausa a esa manera que tenía de hacer canciones y que está mucho más presente en Ir, Cada vez que volvía del lago y Era, con canciones que se valen más por sí mismas, más allá del contexto”.
Hubo una decisión totalmente deliberada de trabajar con el productor Tomás Boqué, quien viene de trabajar con ALPA y Sto Fue Tdo, y proponerle que quería hacer algo “anti yo”, en referencia a ir en contra de las formas previas que venía trabajando, lo cual se oye al prestar atención a cómo, por ejemplo, corre la guitarra del lugar central.
En sus dos primeros discos había cierta puesta en escena, un trabajo previo de limitar el mundo propio del disco a una temática autosuficiente y coherente. Cada vez que volvía del lago (2018) por ejemplo, narra los recuerdos de un personaje cada vez que hacía un recorrido cotidiano, mientras que en Ir narra siete maneras diferentes de entender a la muerte. “En Pausa también hay algo que las une -reconoce Tomás-, que es justamente el concepto de tierra que a mí me sirvió para que las canciones hablaran por sí solas, pero diría que las unen sus diferencias: cada canción tiene su propio sonido, su propia instrumentación y manera de hablar, de hecho, se contradicen entre sí”.
El proceso de producción de Pausa ya estaba bastante avanzado cuando en marzo de 2020 se dispuso la cuarentena sobre el territorio nacional. Esto quiere decir que algunas líneas de las canciones ya existían cuando nos encontramos en un momento de mayor introspección y soledad causada por el aislamiento social, y que fueron escritas sin pensar dentro de ese contexto.
Es el caso de “Aprende”, que dice que “aprendemos todo sin salir de acá” y “Cuerpo”, primer single adelanto, que casi sin conocer la palabra “cuarentena” logra trazar analogías de incertidumbres escalofriantes (“Ya no hace falta abrigo para cubrirse, el mundo se quemó/ Se velaron los otros de las fotos que sacábamos”). Para reforzar esto, Tomás admite que la situación provocada por la pandemia no lo inspiró en absoluto, sino que le dio tiempo para terminar proyectos pendientes pero pocas motivaciones para comenzar otros nuevos.
Los temas del flamante EP de Tomi Porcelli se erigen sobre la tradición rioplatense más cancionera con una destreza poco común para despojarse de las estructuras cuando es necesario, así como también para fluir sin obstáculos. En él se combina el minimalismo de Juana Molina, una voz y destreza lírica spinetteanas y la actualización electrónica necesaria para no ser un extemporáneo de los tiempos que corren.
“En las manos” ocupa los primeros tres minutos de disco, un track luminoso que logra combinar la textura electrónica del beat percusivo con violín (a cargo de Nizha Bustos), cellos (por Santiago Gil Duarte) y guitarra acústica. La carga emotiva que aparece en la linealidad de “Cuerpo”, con una coda a cargo de Tomás Pol, contrasta fuertemente con “Aprende”, tal vez el track de halo más oscuro, donde el uso de timbres electrónicos predomina. Por su parte, “Cuando pierda todo el tiempo”, parece ser un mensaje bastante claro tanto para algún hipotético oyente como para sí mismo, comenzando con las líneas: “No tengo nada que emita luz/ No tengo nada para que viajes hacia vos/ No tengo nada que decir sobre el sol/ No aprendí nada para decirte del amor”.
Escuchá Pausa de Tomi Porcelli en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Apple Music).