Twenty One Pilots es una banda que a lo largo del tiempo ha evolucionado de una forma tan consistente como poco lineal. Tanto Tyler Joseph como Josh Dunn entendieron que las fórmulas exitosas no son para siempre, por lo que desde aquel estallido en 2016 se han dedicado a experimentar aún al riesgo de perder algunos elementos de aquellos años de mayor crudeza y oscuridad.
Al Lollapalooza Argentina 2023, los de Columbus, Ohio, llegaron con la lengua afuera, armando una breve e inesperada gira por los festivales más grandes de Latinoamérica en reemplazo de blink-182. Considerando el obsesivo nivel de producción detrás de sus giras, fue inevitable que se reciclase un poco de las eras anteriores y que lo nuevo (Scaled and Icy de 2021) no estuviese del todo desarrollado desde lo conceptual.
Peleando contra un sonido muy bajo, los Twenty One Pilots sorprendieron abriendo con un viejo conocido (“Guns For Hands”) con el que se sumergieron en el electro y el pop. La intensidad fue subiendo de a poco, mientras ellos dos terminaban de acomodarse en el escenario, luciéndose su gran especialidad: los estallidos, una delicatesen que saben ejecutar a la perfección sin importar el envase (rock, rap, pop rock, EDM, reggae) en el que venga la canción. La manera en la que Tyler manejó los climas fue digna de una performance extrema: imitando la cabeza de alguien atormentado, viajó sin cesar entre los extremos emocionales más intensos, algo que se vio con claridad en tres clásicos plagados de miedos y dolor como “Car Ride”, “Stressed Out” –estos cantados con el alma desde la cima de la torre de sonido– y “Heathens”.
Su breve cover de “All The Small Things” y la versión de “Muchachos” desde la trompeta fueron momentos que sirvieron para mostrar una All Star Band que se lució por demás en “The Outside”. Este punto es interesante, ya que demuestra que la evolución, por más necesaria que sea, hace que todo sea diferente: con mucha fineza, se acercaron al techno disco y al funk originario, sin perder la potencia del beat aunque sí el componente más crudo de su sonido.
En ese contexto, “Jumpsuit” y “HeavyDirtySoul” sonaron mucho más prolijas, sin perder el característico alarido de Josh ni la potencia de 200 caballos de fuerza de Tyler. La banda volvió a mostrar sus credenciales estirando “Shy Away” a puro baile y frenetismo, acercándose al rockabilly sin mayores problemas y el “hasta luego” fue de la mano del optimismo absoluto y festivo de “Trees”, con ellos subidos a las plataformas entre el público y los papelitos volando por todo el predio. Eso es otra cosa que Twenty One Pilots siempre supo transmitir: entre tanta oscuridad, un poco de nostalgia, celebración y esperanza nunca vienen mal.