En el verano de 2013, en un bar en las profundidades de Temperley, nacía Unión Soviética. El puntapié inicial lo dieron sus primeros dos integrantes, Facundo Rider y Mateo Ruiz. La idea principal fue poner en marcha un proyecto minimalista que jugara con el electrocash y los ritmos sintéticos. Unos meses más tarde, se sumó Facundo Salguero en el bajo y en 2019 Damián Bentrón reemplazaría a Mateo Ruiz en sintes y guitarra, mientras que Facundo Rider siempre se mantuvo al mando de las voces y las letras. Así se formó Unión Soviética, nombre que coquetea con la historicidad política y las influencias de un Berlín post caída del muro.
El paganismo sombrío y el placer serotoninérgico propios de la música bailable conjugan la identidad de las presentaciones en vivo de La U (mote cariñoso otorgado por sus fieles). Pero también algo de ludismo y misticismo se pone en juego en el halo que envuelve a la banda bonaerense. Fue un astrólogo quien introdujo a Rider en estos conocimientos y lo convirtió en un conocedor y un apasionado de las ciencias esotéricas que sirvieron para que se forje a fuego uno de los pilares de la composición de la banda.
En la astrología clásica, la casa 8 es la casa de Escorpio, del renacer desde las cenizas, de la destrucción y la construcción. Casa 8 es también el nombre que eligió el trío para su primer disco allá por 2014, un LP de quince tracks integrado por canciones e interludios. “Como si se tratara de una cofradía adoradora de los textos de Aleister Crowley, Unión Soviética convida desde la oscuridad su testimonio de agasajo y colisión”, se leía en una descripción escrita por la banda acerca de su esencia mística.
El recibimiento del álbum fue de gran aceptación y canciones como “Nena de Auschwitz” y “Lunáticos” se convirtieron rápidamente en favoritos de sus seguidores. La historicidad de sus lanzamientos continuó cuatro años más tarde con Agua, álbum de ocho canciones entre las que se encuentra “Represión“, la más popular de la banda. Una razón del éxito del tema radica en lo osada y pegadiza de la letra. No hay persona que haya visto a La U por primera vez en vivo y no se le haya pegado el coro: “Vamos a casarnos con el mal, vamos a hacer una fiesta”.
Tal es la fiesta y la explosión liberadora de sus presentaciones en vivo, que la banda se vió empujada a crear su propio evento. Así nació La fiesta de la U, en la que DJs de electrónica y bandas de distintos géneros se unían para alegrar largas veladas por la zona sur del Conurbano. Temperley, Lanús, Lomas de Zamora, Montegrande y Banfield son los municipios que funcionaron como hogar para la banda y su ciclo. También son el nicho de innumerables proyectos musicales con una fuerte identidad. Sin embargo, durante años fueron pocos los eventos nocturnos de música en vivo que acontecían en estos lares. Así, La fiesta de la U tuvo por mucho tiempo el valor agregado de sostener la escena bonaerense sur.
Durante sus 10 años de buena existencia, Unión Soviética también supo salir (y ser invitada a salir) de los confines del Conurbano, llevando sus tertulias de electro rock a Mar del Plata, Córdoba, Bahía Blanca y Ciudad de Buenos Aires, donde incluso llegaron a telonear a The Drums en Niceto Club en su visita del 2018. La búsqueda de transmitir su mensaje también los llevó a Córdoba, Mar del Plata y Bahía Blanca. Luego de tanto movimiento, el trío ahora decidió dar una pausa de tres meses para grabar nuevo material. Sobre la sonoridad que viene, Rider sintetiza que será “un ping pong entre el optimismo de la voluntad y el pesimismo del intelecto, algo así como magia blanca y espejos negros, medio en joda, como siempre”.
Así, habrá que esperar a marzo para que la banda vuelva con un renovado repertorio de dance oscuro, juego y liberación. El contexto social del país está en galopante incertidumbre, pero pase lo que pase, Unión Soviética se proclama capaz de dejar a su público con la sensación de estar preparados para que todo explote por los aires.
Escuchá a Unión Soviética en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).