En su columna de opinión habitual en el diario español El País, Mario Vargas Llosa escribió una nueva entrega titulada “Nuevas Inquisiciones” en la cual arremete con fuerza en contra de lo que el considera una gran amenaza para el mundo de las letras, concretamente señaló al respecto:
“Ahora el más resuelto enemigo de la literatura, que pretende descontaminarla de machismo, prejuicios múltiples e inmoralidades, es el feminismo. No todas las feministas, desde luego, pero sí las más radicales, y tras ellas, amplios sectores que, paralizados por el temor de ser considerados reaccionarios, ultras y falócratas, apoyan abiertamente esta ofensiva antiliteraria y anticultural”.
Al peruano que fue merecedor en 2010 del Nobel de Literatura le preocupa entonces que los reclamos feministas lleven a una censura masiva de escritores, y cita al poeta Pablo Neruda y a Vladimir Nabokov (autor de Lolita) como algunos de los ejemplos de autores cuyas obras se pueden atacar fuertemente desde la lógica de las reivindicaciones anti-machistas.
Argumenta entonces que la cruzada feminista en ese sentido puede resultar tan castradora y generadora de censura como lo fueron en su momento los regímenes religiosos y fascistas más temidos de la historia.
Considera entonces contraproducentes algunas medidas llevadas adelante por parte de algunas feministas, y deja en claro que le parece que es un movimiento que por momentos directamente apela al moralismo.
“Quienes creen que la literatura se puede ‘adecentar’, sometiéndola a unos cánones que la vuelvan respetuosa de las convenciones reinantes, se equivocan garrafalmente: ‘eso’ que resultaría, una literatura sin vida y sin misterio, con camisa de fuerza, dejaría sin vía de escape aquellos fondos malditos que llevamos dentro y estos encontrarían entonces otras formas de reintegrarse a la vida. ¿Con qué consecuencias? El de esos infiernos donde ‘el mal’ se manifiesta no en los libros sino en la vida misma, a través de persecuciones y barbaries políticas, religiosas y sociales”.
¿Cómo encarar estas críticas provenientes del prominente pensador latinoamericano, como las de un hombre mayor un tanto reaccionario, del mismo modo que algunos llegaron a considerar a Borges cuando emitía sus opiniones políticas durante el siglo pasado? ¿Qué autocrítica en todo caso podría hacer el feminismo acerca de sus enfoques respecto del arte cuando surgen comentarios como este?
Lo cierto es que hasta qué punto decidamos darle importancia a las palabras de Vargas Llosa al respecto, depende de cada quien y de lo que entendamos como “censura” y lo que consideremos “censurable”. Atendiendo a lo anterior, no se han hecho esperar análisis como este publicado en el portal chileno UPSOCL en el que se revisan y desvirtúan los señalamientos proferidos por el mencionado escritor y que concluye que:
“Comparar al movimiento por la liberación de la mujer con la inquisición, es rebeldía vacía”.